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miércoles, 9 de diciembre de 2015

¡FELICIDADES, KIRK DOUGLAS!



HOY, 9 de diciembre de 2015, el inconmensurable e irrepetible Issur Danilovich Demsky —más conocido por el nombre artístico de Kirk Douglas— cumple 99 añitos de nada. Este "hijo del trapero" —como él mismo se definió en su autobiografía publicada en 1988— es una de las pocas leyendas aún vivas del Hollywood clásico (junto a Olivia De Haviland y algún otro artista cuyo recuerdo se me pueda escapar).

A lo largo de su extensa trayectoria profesional —que se inició en el lejanísimo 1941, debutando en Broadway, gracias al apoyo de Lauren Bacall, que también comenzaba su carrera— nos permitió disfrutar de su presencia en títulos tan recordados y paradigmáticos como Carta a tres esposas, El ídolo de barro, El gran carnaval, Brigada 21, Cautivos del mal, Veinte mil leguas de viaje submarino, El loco del pelo rojo, Duelo de titanes, Senderos de gloria, Los vikingos, el último tren de Gun Hill, Siete días de mayo, Los héroes de Telemark y tantas otras películas.



Hombre de marcadas convicciones políticas de izquierda —circunstancia, esta última, que fue un hándicap para el desarrollo pleno de su carrera en el Hollywood del Macarthismo—y de fuerte carácter personal, transmitió a sus papeles este último rasgo —ayudado por su peculiar y notable físico—, ofreciéndonos siempre interpretaciones de gran intensidad y absoluta verosimilitud dramática. Personajes, los suyos, muy temperamentales, vitalistas, entregados, intensos, pasionales... Nadie agarraba las cosas —con esa vehemencia y premura— o bebía güisqui —de un solo trago, vertiendo el contenido directamente en el gaznate— como lo hacía Kirk Douglas, cuyas manos —tan expresivas como todo él— parecían tener vida propia y se agarraban a las cosas (¡y a la vida, por lo que se ve!) con especial pasión y fuerza.



Un intérprete que logró salir airoso del encasillamiento al que los grandes estudios habitualmente sometieron a sus hiperestrellas —otro de ellos, por ejemplo, sería su gran amigo Burt Lancaster—, y que con igual solvencia, garra, entrega y credibilidad hizo de profesor (Carta a tres esposas), de ambicioso boxeador (El ídolo de barro), de mítico músico de jazz (El trompetista), de digno militar (Senderos de gloria, Siete días de mayo), de héroe épico (Ulises, Espartaco), de arribista con irresistible encanto (Cautivos del mal), de envidioso pero noble caudillo nórdico (Los vikingos), de atormentado artista (El loco del pelo rojo), de atribulado padre (La furia), de turbador villano (El último de la lista), o de simpático bribón (El día de los tramposos), ofreciendo casi siempre una ambigüedad moral muy característica y presente en casi todos sus personajes. Un actorazo, en definitiva, que, por fortuna, aún sigue entre nosotros.

Lancaster y Douglas haciendo el ganso


Por ello, desde este Nibelheim —donde se le admira no sólo por su prodigiosa carrera, sino también por su venerable edad— le envío un fuerte abrazo y le deseo que cumpla, al menos, otros 99 años más...


¡¡¡HAPPY BIRTHDAY, KIRK...!!!

Con Lana Turner, en Cautivos del mal


Con la bellísima y señorial Eleanor Parker en Brigada 21


Con su amigo y compañero Burt Lancaster en Duelo de titanes


Impresionante caracterización para uno de sus papeles más célebres: Van Gogh en El loco del pelo rojo


Mítico Espartaco


Impresionante como el rey Einar, en Los vikingos


El impactante y digno Coronel Dax de Senderos de gloria (un papel que muchos
le reprochan, pero en el que a mí me parece que está soberbio)


Como curioso Mr. Hyde (seguramente en alguna producción teatral o televisiva)

martes, 1 de febrero de 2011

ANTONIO HERNÁNDEZ PALACIOS (1921-2000): BIOICONOGRAFÍA

HOY pocas palabras. Sobre todo imágenes que ilustran una vida. La de un gran creador que, en la actualidad, anda bastante olvidado. ¿Se adoptarán, alguna vez, medidas para evitar esto, de modo que la obra de Hernández Palacios pueda ser conocida y visitada de manera permanente (por ejemplo, bajo la forma de un pequeño museo)? Ojala fuera así, pero no sé yo...

Pienso que una gran oportunidad para reivindicar la figura de este gran artista español nacido en Madrid —ya que el gobierno regional de esta Comunidad Autónoma no hace nada al respecto— vendría dada con el futuro Museu del Còmic i la Il·lustraciò de Catalunya, que se está montando actualmente en la ciudad de Badalona. Pero ya su propia denominación oficial —con ese ambito geográfico restrictivo— y el plan director que se hizo público en su momento, invitan a sospechar que los intereses políticos y nacionalistas terminarán pesando más que los puramente artísticos. Y conste que no soy yo el único en maliciarme eso. Y es que, tal y como han ido las cosas en los últimos años (¿últimas décadas?) no sería extraño que Hernández Palacios apareciera ubicado —en caso de que lo seleccionasen— entre los dibujantes "estatales", para diferenciarlos de los estrictamente "catalanes". Pero bueno, mantengamos la esperanza...

De todas formas, conviene tener presente que estamos en España —el país par excellence del "nadie es profeta en su tierra"— y que, para más inri, hablamos de un dibujante de tebeos... Eso lo dice todo y nos da una pista de por dónde pueden ir las cosas.

Pero dejémonos de lamentos, cerremos la boca (¡anda que... menos mal que no iba a hablar!) y demos paso a las imágenes...


Dos imágenes de Antonio durante su estancia profesional en Cuba (1959)


Compartiendo momentos de tertulia con Salvador Dalí y unos amigos
(Antonio es el primero por la derecha, en la foto de arriba,
y el primero por la izquierda, de espaldas, en la de abajo)


Tres imágenes de Antonio en su domicilio madrileño, durante los momentos gloriosos de su
etapa en Trinca (principios de los años 70). Además del estudio que tenía en casa, durante
años mantuvo otro en la Plaza de Colón (cuyo abandono había empezado a considerar
hacia mediados de los años 80, cuando un servidor le conoció y trató). En la última
imagen, Antonio posa delante de dos soberbias reproducciones de su
segundo álbum de El Cid, titulado Las Cortes de León


 Imagen promocional de Antonio para el grupo editor francés Dargaud
(finales años 70-principios 80)


 Antonio y Jean-Pierre Gourmelen, dibujante y guionista, respectivamente,
de la serie Mac Coy (finales años 70-principios 80)


 Antonio en una imagen de los años 80


Jesús Blasco, patriarca de los historietistas españoles, bromeando con Antonio


Antonio y Carlos Giménez en Totem Cómics, la tienda que Mariano Ayuso
dirigía en la madrileña calle de Gaztambide (donde tuve la fortuna de conocer al maestro)


Antonio y el tabaco (negro): compañeros inseparables y cómplices de innúmeras creaciones


Antonio (en el centro) bromeando con su mujer, Carmen Ochoa, mientras el grandísimo
dibujante Alberto Breccia escucha con atención (fotografía tomada, seguramente, en
la II Semana de la Historieta de Madrid, celebrada del 7 al 12 de mayo de 1985)


Antonio, ya muy mayor y con aspecto bastante demacrado, en el Expocómic de 1999,
poco antes de su fallecimiento (acaecido en enero de 2000)

En el impagable Youtube he hallado un vídeo donde pueden verse unas imágenes (muy breves) de Antonio sentado, muy posiblemente como participante en una de las habituales conferencias con autores que suelen organizarse en este tipo de celebraciones. Aparece, sonriente, escuchando con mucha atención y acompañado por su inseparable cigarrillo, entre el minuto 2:09 y 2:13. Es bien poco, cierto, pero menos da una piedra.


Sirva esta entrada como sentido testimonio de admiración y recuerdo al gran maestro que fue Antonio Hernández Palacios, así como de reivindicación para que su figura sea recuperada cuanto antes.