sábado, 25 de febrero de 2012

EL NUEVO "JEREMIAH" DE PLANETA: DECEPCIÓN ABSOLUTA



ANTEAYER tuve entre mis manos el primer volumen del integral de Jeremiah, de Hermann, que Planeta DeAgostini ha comenzado a publicar y bueno... Si esto no fuera una reseña, con voluntad más o menos crítica, que pretende informar al personal sólo diría una cosa de él: quedé absolutamente decepcionado. E intentaré justificar esta impresión tan negativa.

Ya creíamos saber, porque se había anunciado en el preview, cuáles iban a ser las características físicas de la edición (que yo mismo celebré en su momento): tapa dura, color, buen papel, tamaño no ideal, pero sí aceptable... Y lo cierto es que teniendo en mente el magnífico trabajo que esta misma editorial realizó hace unos años con el Comanche del propio Hermann, yo particularmente estaba muy ilusionado y me había hecho la idea de que en esta ocasión también íbamos a tener una gran edicion de Jeremiah.



Pero mis expectativas han quedado truncadas del todo, por la sencilla razón de que Planeta no ha respetado la que puede ser considerada principal de tales características: esto es, el tamaño del libro. Y así, mientras en el preview referido se indicaba que el volumen iba a medir 220 x 295 mm. —dimensiones que no eran las ideales, pero tampoco estaban mal—, finalmente el producto que el aficionado encontrará en las estanterías no supera unas medidas bastante más reducidas, cuales son 208 x 281 mm., aproximadamente. Y esto no es lo peor de todo, pues sólo estamos hablando del tamaño total del libro. Lo verdaderamente importante reside en las dimensiones utilizadas para la mancha —que es donde se reproduce lo que de verdad importa: esto es, el trabajo de Hermann—, y aquí el resultado es, por razones obvias, aún peor: un formato de sólo 183 x 240 mm., aproximadamente. Una canijería, vamos, que nos retrotrae a los tiempos de la vieja edición de Junior y que está bastante alejado de lo que hizo Dólmen hace sólo unos años (que tampoco fue para tirar cohetes, pero sí ofrecía mayores dimensiones generales, de mancha y de libro). A partir de aquí, casi todo lo bueno que se pueda decir de esta nueva edición quedará empañado por tan inadmisible "punto negro", que no sólo muestra una ausencia de "visión" en los responsables del gigante editorial, sino su absoluta falta de respeto hacia los potenciales lectores (pues se anunció una cosa y se está ofreciendo otra distinta y... peor).



En cuanto a la reproducción, puedo afirmar que poco o nada ha mejorado si comparamos esta última edición con las anteriores. Algunas páginas, incluso, han salido peor reproducidas en ésta, al presentar menor nitidez en el negro y, por tanto, una pérdida de línea que se aprecia, sobre todo, en el último álbum de los tres incluidos, precisamente el primero que Hermann entintó enteramente con rotring (instrumento que da como resultado un tipo de línea muy uniforme y bastante más fina que la del pincel). Estos "errores" —sobre todo la falta de nitidez de algunas planchas— estaban presentes en los seis ejemplares que cotejé y debo decir que, sin embargo, no aparecen en la vieja edición de Junior (al menos en el ejemplar que yo tengo), de modo que no hemos ganado mucho. De todas formas, y para ser ecuánimes, habría que examinar (y comparar) la nueva edición con más cuidado para dar por seguro que se trata de un fallo propio de la misma, y no de errores puntuales en ejemplares concretos.

En cuanto a la rotulación y la traducción —ambas nuevas— no puedo decir mucho, pues mi opinión se apoya en un análisis de urgencia realizado a pie de estantería, así es que no he tenido ocasión de comparar con detenimiento ambos aspectos (ni creo que pueda hacerlo en el futuro, salvo que me regalen un ejemplar, pues no tengo intención de comprar el libro). El papel de la nueva edición "planetoide" no está mal. Yo diría que se halla en igualdad de condiciones con el de Dólmen (que también presentó el material en un buen soporte) y que supera con creces al más poroso de Junior (que, con el paso de los años, se ha vuelto amarillento y friable o quebradizo).



Resumiendo: si son ustedes nuevos aficionados y quieren conocer esta magnífica serie, o bien si contándose entre los veteranos fueron incapaces de hacerse en su momento con todos los volúmenes publicados por Junior o Dolmen, deberían sopesar muy seriamente la posibilidad de adquirir esta nueva edición de Planeta, pues se trata de un título imprescindible que debe figurar en la biblioteca de todo tebeófilo que se precie. Pero si ya conocen el material, o si lo tienen en cualquiera de las dos últimas ediciones mencionadas, entonces no ganarán nada agenciándose los nuevos libros, pues bien poco se ha avanzado con su aparición. Y es una verdadera lástima, la verdad, porque si el gigante editorial español hubiera optado por reproducir la edición Grand Public de Dupuis, todos habríamos salido beneficiados y podríamos decir que en España ya existía una edición "definitiva" de este clásico imprescindible de la bande dessinée (como es posible decirlo de Comanche, insisto). Incluso si solamente se hubiera limitado a reproducir la edición más pequeña que la misma editorial belga ha denominado Magnum, utilizando para ello el tamaño que anunciaron en el preview, algo habríamos ganado. Pero nada de esto se ha cumplido. En fin, Serafín... Una nueva oportunidad perdida. ¿Y van...?



Yo, por si acaso, creo que dejaré pasar un poco el tiempo con la idea de ver si PdA —siguiendo la costumbre habitual de nuestros editores— se anima y saca más adelante una nueva edición basada en el formato Grand Public, después de habernos colocado esta canijada. Lo veo difícil, pero no imposible, sobre todo considerando que en el caso de Prince Valiant ahora mismo tiene en el mercado un coleccionable y ya hay quien habla de otra futura edición para librerías del mismo título. En cualquier caso, no sería la primera vez que ocurre algo parecido, y como ya me han tomado el pelo alguna que otra vez —no los de Planeta, ciertamente, sino otros editores— pues no deseo que en esta ocasión me ocurra lo mismo, así es que esperaré.



lunes, 20 de febrero de 2012

CUESTIÓN DE INTERESES...



Jacinto Benavente, Los intereses creados. Comedia de polichinelas en dos actos, tres cuadros y un prólogo.— Dirección: José Sancho.— Intérpretes: José Sancho (Crispín), José Montesinos (Leandro), Alicia Ramírez (Doña Sirena), Manolo Ochoa (Arlequín), Ángel Fígols (Capitán), Elena Seguí (Colombina), Juansa Lloret (Hostelero), Nuria Herrero (Silvia), Paco Alegre (Polichinela), Cesca Salazar (Sra. de Polichinela), Paula Bares (Laura), Estela Martínez (Risela), Paco Vila (Sr. Pantalón), Carles Rosselló (Doctor), Jorge San Félix (mozo).— Producción del Centre Teatral de la Generalitat Valenciana.- Estrenada en el Teatro Lara de Madrid el día 9 de diciembre de 1907.— Teatros del Canal de Madrid.— Viernes 10 de febrero de 2012.

Jacinto Benavente

«CREEDLO. Para salir adelante con todo, mejor que crear afectos es crear intereses...». Con esta frase lapidaria, sentenciosa y rebosante de conocimiento sobre el ser humano, el avispado personaje de Crispín pone fin a Los intereses creados, esa "farsa" que don Jacinto Benavente estrenó en el ya lejano año de 1907, con un sorprendente éxito de crítica y de público. Una frase premonitoria que, pese al tiempo transcurrido, parece haber sido escrita para aplicar a los tiempos de crisis que vivimos, pues resume a la perfección lo que está ocurriendo. Y es que, en efecto, para salir del atolladero en que nos han metido, los responsables del mismo —esto es, banqueros, grandes empresarios y políticos— han fortalecido sus "intereses" mutuos preexistentes y han "creado" otros nuevos, haciendo que todo el coste de la llamada "recuperación" caiga implacable sobre los hombros y las espaldas de los indefensos ciudadanos, que no tienen culpa alguna, pues ni crearon la crisis ni se beneficiaron especialmente de las condiciones económicas que llevaron a ella. De modo que, sin mostrar el menor "afecto" o comprensión hacia los más débiles y con la connivencia de un poder político entregado por completo, están aplicando todo tipo de recortes sociales y económicos que van a empeorar nuestras condiciones generales de vida, haciéndonos retroceder décadas en nuestro estado de bienestar. Y lo harán, además, tras salir indemnes de la situación en que nos han metido por causa de su codicia, incompetencia y falta de previsión, y dando un trato exquisito y deferente a las grandes empresas y la banca, que han sido las principales responsables de la crisis. En definitiva, señores: es indudable que la máxima de Crispín se ha cumplido a rajatabla en nuestro tiempo.



Sin embargo, no parece que haya sido esta lectura en clave abiertamente "política" del texto benaventino lo que ha impulsado a José Sancho a llevarlo a escena, aunque tampoco falta del todo algo de exégesis en esta dirección (a juzgar por las palabras del propio actor, incluidas en una entrevista que le han realizado con motivo de la presentación de la obra en Madrid): «Individualmente los afectos son muy importantes y, a la hora de la verdad, los necesitas, pero para sobrevivir en este maremágnum de esta profesión y de este mundo de política y de economía, ¡claro! No he visto aún ningún gobierno ni ningún ministerio de finanzas que cree afectos»(1). Sea de una u otra manera, lo cierto es que la obra de Benavente ha llegado a la ciudad que viera su estreno hace más de un siglo, después de haber estado la pasada temporada durante cinco meses en las salas de Teatres de la Comunitat de Valencia, con el cartel de "No hay localidades" y un absoluto éxito de público.



A pesar de haber escrito más de 170 obras de teatro, puede afirmarse que Los intereses creados es, junto a La malquerida, la más famosa, reconocida y representada de Benavente. Se trata de un texto que combina hábilmente la sátira con el humor y donde el dramaturgo madrileño homenajea expresamente una tradición escénica de tan rancio abolengo como es la Commedia dell'arte italiana. Pero no lo hace de manera servil, sino que asimila esta influencia, la utiliza y la transforma para otorgar a todos los personajes —algunos tan conocidos como Polichinela, Arlequín o Colombina— una psicología española indubitable, detrás de la cual hallamos ecos de nuestro teatro del Siglo de Oro y del género novelístico de la picaresca. Así, junto a los caracteres ya citados, nos encontramos con otros personajes, como los vividores Crispín y Leandro —verdaderos protagonistas de la pieza—, que nos remiten a esa rica tradición literaria barroca hispana.



Para poner en escena este divertimento benaventino José Sancho —que lo dirige y protagoniza— ha optado por la fidelidad absoluta al texto y al marco geográfico y temporal en que se desarrolla la acción: una ciudad italiana indeterminada a principios del siglo XVII. A ella llegan dos pícaros impenitentes —Crispín y Leandro— dispuestos a sobrevivir como sea. Gracias a la habilidad retórica y a los buenos oficios del primero de ellos, conseguirán hacer creer que Leandro es un gran señor, tejiendo toda una red de "intereses creados" en la que se terminarán viendo envueltos diversos habitantes de la ciudad: un poeta (Arlequín), un capitán, una rica viuda que está en apuros económicos (Doña Sirena), un mesonero, uno de los hombres más ricos de la villa (Polichinela), su joven hija (Silvia), etc. De esta manera, y apoyándose cada uno de ellos en sus miserias y conveniencias (debidamente manipuladas por el habilidoso Crispín), se llegará al extremo de intentar casar a Leandro con Silvia. Pero ambos jóvenes acabarán enamorándose de verdad y el primero estará dispuesto a desvelar públicamente su engaño, echando a perder el edificio de engaños levantado por Crispín. No obstante, al final éste hará ver que es mucho más ventajoso para todos que la boda se lleve a cabo y que Polichinela asuma los gastos derivados de ella, así como aquellos otros que ambos pícaros han ido contrayendo a lo largo de sus andanzas, de manera que se evite el escándalo por el dudoso pasado de quien ha de convertirse en su futuro yerno.



Unos sencillos decorados y el eficaz e imaginativo vestuario del modisto Francis Montesinos —que da un toque actualizador y fresco a los trajes de época— son los únicos elementos necesarios para que el plantel de actores haga pasar al público un rato muy agradable. Y al frente de todo ello José Sancho, actuando como deus ex machina y factotum de las funciones. En mi opinión, el valenciano es uno de los intérpretes que mejor dice y actúa de todo el panorama actoral español. Y lo viene haciendo —si mi memoria no me falla— desde los tiempos en que era "El Estudiante", de la exitosa serie de Televisión Española Curro Jiménez. ¿Se acuerdan ustedes? Luego vinieron otros muchos papeles en cine y teatro —recuerdo ahora mismo su presencia en El Dorado de Saura—, hasta llegar al don Pablo de Cuéntame lo que pasó, que acaba de abandonar recientemente y tanta fama le ha dado. Esta brillante (y longeva) trayectoria profesional se percibe en escena, donde Sancho actúa como maestro de ceremonias desde el principio al fin de la obra. Magnífica la interpretación del valenciano; magnífica y fiel al texto de Benavente, lo que no fue óbice para que dejara caer algunas improvisaciones que se vieron premiadas con la sonrisa del público (pues de todos son conocidos el desparpajo y la lenguaraz soltura del popular actor).



En el resto del elenco yo destacaría muy especialmente las actuaciones de Alicia Ramírez, que construye una Doña Sirena muy bien dicha y convicente en lo gestual —con gran autoridad, como requiere el personaje, a pesar de la juventud de la intérprete—, así como la Colombina de Elena Seguí, que da perfecta réplica a la anterior. Muy correctas, asimismo, la Silvia de Nuria Herrero y la Sra. de Polichinela de Cesca Salazar y simpatiquísimas la Laura de Paula Bares y la Risela de Estela Martínez, como quedó demostrado en su alocada escena conjunta con Alicia Ramírez. El balance masculino, empero, fue algo más flojo: un Leandro muy sosito, retórico y declamatorio el que construyó José Montesinos, y un mesonero en exceso gritón y destemplado, el de Juansa Lloret. Interesantes el Arlequín y el Capitán de Manolo Ochoa y Ángel Fígols —el primero un poco exagerado, aunque el tono le iba bien al papel— y más que correcto el resto del reparto.

En definitiva: una velada muy agradable que sirvió para recuperar en las tablas madrileñas un texto que hizo época en su momento. Y es que, no en balde, el día de su estreno en la Villa y Corte Jacinto Benavente fue llevado en volandas desde el Teatro Lara hasta su domicilio. No ha sido tanta la efusión en estas funciones madrileñas. Pero es que tal y como andan las cosas, y con lo que llevamos visto desde 1907, la gente ya no se deja impresionar tan fácilmente. Además, antes que llevar en volandas a nuestros actores, lo que muchos preferirían es correr a boinazos a nuestros políticos y banqueros. Así están las cosas en nuestra descreída y vapuleada época.


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(1) En la revista Teatros, año XIII, nº 118 febrero 2012, p. 29.

viernes, 17 de febrero de 2012

REIVINDICANDO (OTRA VEZ) A ANTONIO HERNÁNDEZ PALACIOS


PERO esta vez, con la ayuda inestimable de Manuel Darias, y haciéndolo a través de un artículo firmado por éste, aparecido en la sección que viene publicando desde hace años en el diario Avisos. Junto a sus reflexiones sobre el gran maestro madrileño —entre otras, la queja de que sólo once años después de su fallecimiento parece estar completamente olvidado—, el añadido de una breve entrevista que Darias le realizó al dibujante en el ya lejano año de 1976 (cuando todo parecía estar por hacer en este país nuestro que empezaba a desperezarse). Y para ilustrar el conjunto, una hermosa, rotunda y muy conocida imagen del personaje más internacional de Antonio: la de Alexis Mac Coy. Aquí tienen ustedes el documento. ¡A disfrutarlo!



Por cierto, el “copiraig” de la imagen y del texto contenido en ella es de Manuel Darias (e ignoro si también del diario Avisos).


miércoles, 15 de febrero de 2012

BIG CULO DAY 2012: PAOLO ELEUTERI SERPIERI



PUES aunque nadie me ha invitado a tan selecto evento, he decidido unirme a la celebración del llamado Big Culo Day 2012, que este año celebra su quinta edición. ¡A ver si así soy capaz de olvidar el enorme disgusto que tengo por la pérdida de la entrada que había dedicado a Príncipe Valiente! Y nadie mejor que Eleuteri Serpieri para servirme de maestro de ceremonias y padrino en este debut que hago. Con él como tarjeta de presentación creo que no será necesario elegir ningún otro autor (y ningún otro trasero) para incluir en la galería que sigue a estas líneas. Así pues, ¡¡allá van unos kilitos de carne bien puesta!! Ni crisis, ni leches. Y es que en el Nibelheim siempre hemos sido de "burro grande, ande o no ande". ¡¡Va por ustedes!!














¡¡¡¡BUENO, PUES AHÍ QUEDA ESO!!!

martes, 14 de febrero de 2012

TINTÍN SE LIBRA DE LA QUEMA (POR EL MOMENTO)



EN este Nibelheim, que es el suyo, nos hemos alegrado infinitamente al saber que la demanda interpuesta por Bienvenu Mbutu Mondondo contra el tebeo Tintín en el Congo —uno de los más discutibles y discutidos de toda la producción de Hergé— ha sido desestimada por el Tribunal Civil de Primera Instancia de Bruselas, que empezó a juzgar la causa el pasado 30 de septiembre (tal como informamos aquí, en su momento).

Con ello, todo el proceso —escandalosamente mediático— que puso en marcha este celoso y ofendido ciudadano congoleño en el ya lejano año 2007 (la cosa trae cola, como pueden ver) queda seriamente dañado, aunque es evidente que Mondondo apelará la sentencia. Recurso que, no hemos dudado, emplearán sus abogados, ya que el tema aún puede seguir resultándole rentable al interesado. De manera que, en el futuro, aún seguiremos viéndole posando ante las cámaras con un ejemplar entre las manos de ese Tintín en el Congo que tanta fama y publicidad le ha proporcionado.



En este Nibelheim adoptamos en su momento una postura al respecto, y nos alegramos sobremanera al comprobar que el tribunal belga ha fallado en el sentido de reforzar (y complementar) las argumentaciones que ya utilizamos entonces: principalmente en lo que se refiere al hecho de que el álbum no incita al racismo y que no puede ser descontextualizado de su época para ser juzgado según valores, principios o prejuicios de otra distinta a aquélla en que fue creado. Y mucho menos, desde luego, cuando lo que se pone en tela de juicio es la libertad de expresión, o se abre la veda para poder aplicar la censura. Y es que, ¿en caso de que hubiera triunfado la demanda de Mbutu Mondondo, cuál habría sido el siguiente álbum de Tintín en sufrir un proceso de acoso y derribo? Por no hablar de otras muchas obras de arte, relacionadas o no con la historieta (cine, literatura, pintura, etc.), que habrían pasado a ser objetivo de los fundamentalistas tipo Mondondo.


A pesar de todo, y aunque parece que se ha impuesto la lógica, esperemos a ver qué ocurre en el futuro, pues los abogados del demandante han señalado enfáticamente que éste «llevará el caso lo más lejos que pueda». Y no sería imposible que en alguna de las instancias de apelación que aún quedan hubiera un magistrado que terminara dándole la razón al fustigador tintiniano, como ya hicieron al principio de todo este proceso algunos imbéciles contaminados por lo políticamente correcto en Gran Bretaña y EE. UU. Que de aquellos polvos han venido estos lodos, todo sea dicho. En fin, Serafín. Ya veremos, pero con los tiempos que corren... todo sería posible.

De todas formas, mientras no haya nuevas noticias judiciales creo que podemos dar la enhorabuena a Moulinsart (por una vez, y sin que sirva de precedente) y congratularnos, como aficionados a la historieta, porque la gran creación de Hergé haya salido indemne tras este intento de persecución y censura.



lunes, 13 de febrero de 2012

EN EL 75º ANIVERSARIO DE "PRÍNCIPE VALIENTE", 1: ¡¡¡FELICIDADES!!!



VALGA esto, únicamente, como paupérrimo adelanto de una entrada con más enjundia que deseaba haber acabado hoy, pero que, por motivos técnicos (llevo con el ordenador chingado desde ayer), me ha sido imposible publicar. Así pues, hoy sólo un par de imágenes; pero mañana, si la cosa va bien y Wotan se muestra propicio, les prometo algunas reflexiones, a vuelapluma, sobre la magna obra de Foster en su septuagésimo quinto aniversario. La cosa, ciertamente, no es para menos.

Entretanto, sean comprensivos... y griten conmigo: ¡¡¡¡VIVA PRÍNCIPE VALIENTE!!!!




Copia del dibujo original


NOTA AÑADIDA EL 15 DE FEBRERO (A LAS 12:01)

A raíz de los problemas técnicos que he venido sufriendo estos últimos días en el ordenador, he perdido toda la información contenida en la segunda entrada que había pensado publicar como homenaje a Príncipe Valiente. Puesto que se trataba de un extenso artículo, lleno de imágenes y de reflexiones, del que no había guardado ninguna copia y al que había dedicado varios días de trabajo, francamente me veo incapaz de recuperarlo y renuncio a su reelaboración en el futuro. Lo siento y pido disculpas a todo aquel que pudiera estar esperando su publicación.

martes, 7 de febrero de 2012

¡¡¡EL GATO CON BOTAS YA ESTÁ AQUÍ!!!

ESTO es un no parar de noticias maravillosas para el aficionado a los buenos tebeos. Si un par de días atrás nos sorprendía la iniciativa que Nuevas Fronteras del Arte ha tomado de publicar El coleccionista, de Sergio Toppi, hace apenas unos minutos acabo de recibir un newsletter de Éditions Mosquito en el que se confirma la aparición, al fin, de otro título clásico sobre el que ya hablamos aquí hace algún tiempo, cuando sólo era un proyecto. Me refiero, claro está, a El gato con botas, de Dino Battaglia. Ahora ya puedo confirmar todos los datos y características técnicas de esta edición que ya proporcioné en la entrada referida, de modo que les remito a ella nuevamente para ampliar información. Añadir, sólo, que el libro costará 30,00 euros.

Para ahorrarle todo esfuerzo a los más perezosos, me he permitido el atrevimiento de traer hasta el Nibelheim todas las imágenes que Mosquito tiene colgadas de su página. Como lo hago sin ningún ánimo de lucro —únicamente con el loable proposito de promocionar al máximo esta bella edición—, pues confío en que Michel Jans no me lo tome demasiado en cuenta. De todas formas, no dejen de visitar la página de Mosquito para ver otras interesantes publicaciones de la casa.










¡¡¡Más madera!!! ¡¡¡Esto es la guerra (y la ruina)!!!


domingo, 5 de febrero de 2012

SERGIO TOPPI EDITADO, OTRA VEZ, EN ESPAÑA



MARAVILLOSO domingo éste, en el que he podido saber (vean también aquí) que la desconocida y un tanto misteriosa editorial Nuevas Fronteras del Arte ha decidido publicar El Calument de piedra roja, primer título de la serie El coleccionista, que el gran maestro italiano Sergio Toppi creó a principios de los años ochenta del siglo pasado, añadiendo a su ya larguísimo curriculum artístico un personaje fijo que no había tenido hasta ese momento. La historia apareció, de manera serializada y durante el año 1982, en los números 7-9 de la revista L'Eternauta, cabecera en la que también se irían publicando los siguientes tres títulos de la serie: L'obelisco assassino (en los números 15-20, del año 1983), La lacrima de Timur Leng (en los números 26-31, del año 1984) y Lo scettro di Muiredeagh (en los números 47-51, del año 1986). La última historia aparecida hasta la fecha no iba a ver la luz sino veinte años después, cuando Éditions Mosquito le encargó a Toppi la realización del álbum Le colier de Padmasumbawa, que sería publicada por la editorial francesa en 2006.



Con los pocos datos que he sido capaz de reunir hasta el momento, no puedo afirmar si la intención de Nuevas Fronteras del Arte es publicar la serie completa, pero el hecho de que se haya optado por empezar lanzando el primer título —a pesar de que las historias son conclusivas y, por tanto, independientes— es un indicio positivo en este sentido, e invita a especular que tienen pensado seguir el orden cronológico, hasta publicar todos los títulos. Parece evidente que la idea de presentar la obra por volúmenes sueltos, en lugar del formato integral tiene como objetivo pulsar antes el mercado español y evitar, en lo posible, pegarse un batacazo. A la postre, es lo mismo que hizo en Francia Éditions Mosquito, ya que empezó a publicar El coleccionista por medio de volúmenes independientes en 1998 —aunque, cosa extraña, comenzando por el tercer título (La lacrima di Timur Leng)— y sólo el pasado año 2010 lanzó un magnífico integral de más de 250 páginas con las cinco historias dibujadas por Toppi hasta la fecha. En todo caso, la decisión de Nuevas Fronteras del Arte me parece muy lógica, pues en empresas tan arriesgadas como éstas y con los tiempos de crisis que vivimos, más vale ir lento pero seguro para alcanzar lo que debería ser el objetivo final: esto es, publicar íntegramente esta magnífica serie del maestro milanés. De todas formas, estoy convencido de que se trata de un producto que puede venderse bien —para lo que es nuestro mercado, claro está—, pues a la calidad intrínseca e indudable de la obra del maestro milanés vendría a unirse el hecho de lo ayunos que por estos andurriales andamos los aficionados respecto de la obra del gran autor italiano.



Por los datos que se han hecho públicos hasta el momento, sabemos que será un volumen de 56 páginas en blanco y negro, encuadernado en cartoné y con un precio de 15,00 euros. Su fecha de salida está prevista para el próximo día 24 de febrero. No puedo decir tampoco si Nuevas Fronteras del Arte va a realizar una edición propia o si, por el contrario, está colaborando con Éditions Mosquito para reproducir en nuestro país las magníficas ediciones que Michel Jans está sacando desde hace años en el suyo. A juzgar por la portada y su diseño, me inclino a pensar más bien en la segunda opción, ya que esta nueva edición española ha empleado una idéntica a la que usaron los franceses para su reedición en tapa dura de este mismo título, realizada en el año 2005 (la primera, en rústica, data de 1999 y era distinta).

Ediciones de Nuevas Fronteras de Arte y de Mosquito


Por cierto: creo que convendrá seguir muy de cerca y con suma atención los futuros pasos de esta editorial tan silenciosa como incógnita que es Nuevas Fronteras del Arte, a la que debemos la reciente reedición en nuestro país de un título fundamental del fumetto italiano, como es Sturmtruppen, de Bonvi, o la recopilación en álbum de El hombre que mató a Ché Guevara, obra del dibujante italiano Magnus (aka Roberto Raviola), conocido por estos lares gracias a tebeos eróticos como Magnus y Las 110 píldoras. Y lo digo porque detrás de ella parece estar nada menos que Roberto Rocca, quien fuera uno de los principales responsables del boom de los tebeos vivido en nuestro país a finales de los 70 y principios de los 80 del siglo pasado, y que compitió duramente con Josep Toutain por el predominio editorial de un mercado —el español— que comenzaba a abrirse al exterior. A Rocca se debió la creación de la prolífica y novedosa editorial Nueva Frontera, gracias a la cual llegaron a España algunas de las firmas y trabajos más prestigiosos de la historieta del momento (entre ellos, muchos de los autores italianos que algunos admiramos por encima de cualesquiera otros).

Roberto Rocca en el I Salón del Cómic de Barcelona (fotografía obtenida en el blog Viñetas, de Joan Navarro)


En la colección "Biblioteca Totem" de dicha editorial, por ejemplo, vieron la luz casi todo el Corto Maltese de Hugo Pratt, así como otros títulos que el "padre de la aventura" había realizado durante su etapa en Argentina (como Ana de la Jungla o Fort Wheeling); se publicaron también las soberbias adaptaciones que Battaglia realizó de Maupassant; El eternauta de Oesterheld y Breccia; algunos de los trabajos que habían hecho de Enric Siò uno de los autores más reputados de la época (Aghardi, Mara); el estupendo y bucólico Bran Ruz de Claude Auclair y Deschamps; las imprescindibles historias de Alack Sinner, de los argentinos Muñoz y Sampayo; Las crónicas del sinnombre, de Víctor Mora y Luis García; las tres primeras partes de la fundamental saga de Giuseppe Bergman, debidas a ese magnífico autor echado a perder por la comercialización que es Milo Manara; los primeros trabajos conocidos en nuestro país de Attilio Micheluzzi (Johnny Focus) o Didier Comès (Silencio); algunas obras del imprescindible innovador que fue Guido Crepax (Poe-H-Anita), la Tormenta sobre China, de Gillon y Lecureux que acaba de ser reeditada íntegramente por Glénat... Y ello por no hablar de otras de las colecciones de Nueva Frontera, como Super-Totem o Vértigo, donde se editaron algunos títulos secundarios de Hugo Pratt (La macumba del gringo, Un fortín en Dancalia, Jesuita Joe...) y otros bastante importantes de autores como Dino Battaglia (su adaptación de Tyll Eulenspiegel, aquí titulado El gran burlón, o El hombre de New England), Sergio Toppi (¡Viva México! y Guerra en los pantanos), Alarico Gattia (El hombre del Sur, El oro del Klondike), Guido Crepax (Rusia en llamas o Harlem Blues), así como títulos fundamentales que se presentaban, por vez primera, en nuestro país (caso de Los pasajeros del viento, de Bourgeon, del que sólo se publicaron entonces los tres primeros álbumes). Como pueden ver, una auténtica maravilla.





A Nueva Frontera se debió, también la aparición en nuestro mercado de importantísimas revistas que han hecho historia, como Totem (con sus diferentes variantes), Blue Jeans y Bumerang, en cuyas páginas aparecieron no sólo los autores ya citados, sino otros tan importantes como Vance, Ribera, Longarón, del Castillo, Bonvi, Derib, Castelli, de la Fuente, Jones, Druillet, Chaykin, etc., y donde, además, se presentaron a nuestro público propuestas tan innovadoras como la de Les Humanoïdes Associés, que las cabeceras de Rocca dieron a conocer en nuestro país. En resumen: una aportación de primer orden, que contribuyó decisivamente a que el público español supiera de la existencia de un cómic de autor en el mundo, más allá de los tebeos para niños a que estábamos acostumbrados por aquí.



En fin, Serafín. Ya les digo: habrá que estar muy atentos para ver por dónde nos sale Nuevas Fronteras del Arte. Ojalá que esta heredera de la vieja Nueva Frontera se anime a retomar aquella tradición de publicar autores italianos en nuestro país, de modo que El calumet de piedra roja, de Toppi —obra desconocida hasta la fecha en nuestro país—, no sea sino el primer título de una colección dedicada al gran autor milanés, así como el inicio de una labor editorial que esperemos resulte fructífera y nos traiga, en un futuro inmediato, otras muchas obras de aquellos historietistas editados en el pasado. Por pedir que no quede. Pero el tiempo dirá...