lunes, 28 de octubre de 2013

NECROLÓGICAS: JOSÉ LUIS BELTRÁN COSCOJUELAS "TRAN" (1931-2013)


ANDO estos últimos días trajinando con la Escuela de Bruguera y sus autores —a propósito de una compra de originales que me traigo entre manos de este tipo de material— y, para ponerme un poco al día, decidí sumergirme en la relectura de los dos gruesos y completos volúmenes que Antonio Guiral dedicó al tema y que publicó El Jueves Ediciones. Pues bien, no había empezado a expurgar, aún, el segundo de los tomos —correspondiente a la historia de Bruguera desde mediados de los años 60 a nuestros días—, cuando me enteré, por la siempre bieninformada Entrecómics, que uno de los creadores que formó parte de dicha escuela historietística durante ese preciso período falleció, a la venerable edad de 82 años, el pasado día 21 en Sitges, la ciudad en la que residía desde hace años. Me refiero, claro está, a José Luis Beltrán, más conocido por el sobrenombre de "Tran".

No era nuestro hombre uno de los autores más célebres de la factoría brugueril, ciertamente, pero la verdad es que fue el responsable de algunos personajes de los que conservo un recuerdo nítido y agradable. Sobre todo de Plurilópez (Constancio Plurilópez) —del que siempre me atrajo el dibujo— y, en menor medida, de Purita y su agencia matrimonial. De otros caracteres, que los hubo y muchos, por cierto, la verdad es que ya no me acordaba.

La redacción de Bruguera en el año 1980, según una caricatura de Jaume Rovira.
Tran aparece en el centro, vestido con una chaqueta de color rojo


Tran (*) inició su carrera artística a principios de los años 50, haciendo sus pinitos en la prensa local de Barbastro, ciudad a la que sus padres se habían trasladado con la familia desde Zaragoza, cuando él todavía era un niño. Allí, en el diario El Cruzado Aragonés, el joven Beltrán empezó a publicar chistes, caricaturas y pequeñas colaboraciones que acabarían dando sus frutos, pues con parte de este material organizó una exposición en 1954 en la que consiguió vender toda la obra expuesta. Quizá fuera a raíz de esta experiencia "galerista" primeriza cuando a Tran se le despertó su enorme afición a la pintura. Lo cierto es que desde bien pronto empezó a compaginarla con el trabajo historietístico y de humorismo gráfico, de modo que ya no la abandonaría nunca y terminaría dedicándose a ella por completo a partir de la segunda mitad de su carrera y hasta el final de su vida. De hecho, ahora mismo y hasta el próximo 4 de noviembre, hay organizada en la ciudad de Sitges (donde vivía) una exposición en la que puede admirarse una parte de su obra pictórica.

 El joven Tran


A principios de los años 60, y después de diversas tentativas artísticas —llegó a tomar, incluso, los trastos de la Música, aunque no de modo profesional—, Tran empezó a trabajar para Bruguera. Allí se hizo cargo de un variado número de series —La familia Repanocha, Don Renato, Ringo, Cándido Palmatoria—, la mayoría de las cuales eran encargos de la propia editorial. No así la primera de ellas, que fue una idea propia de Tran, el cual realizó varias páginas que entregó a Peñarroya —con quien le unía una buena amistad— para que las presentara en la redacción. Posteriormente, ya en los años 70, daría inicio a sus series más conocidas: los citados Plurilópez (1977), Purita, agencia matrimonial (1977) y Tete Gutapercha (en una fecha que desconozco. ¿Lo sabes tú, querido lector?).


Uno de los muchos trabajos realizados por nuestro hombre a lo largo de su dilatada carrera.
Estas tiras publicitarias aparecieron en los números 209 y 210 de Hazañas Bélicas (1965)


Constancio Plurilópez —el personaje de Tran que más llegó a calar en la cultura popular y en el imaginario de los lectores españoles de tebeos (como puede verse aquí)— era un joven voluntarioso y un tanto gafe que representaba al sector más humilde de la emergente clase media española, que empezaba a afianzarse como una realidad en nuestro país por aquellos años. Con el objeto de poder salir adelante económicamente, Constancio se veía obligado a contratarse para los más diversos y peregrinos empleos, llegando a reunir hasta cinco ocupaciones en alguna historia, como bien recuerda Guiral en el estudio citado (p. 272). Así, en cada una de sus aventuras le veíamos correr de un lado para otro, saliendo de un trabajo y entrando en otro sin apenas tiempo para dormir. Con su permanente cara de cansancio —ojos entreabiertos, espalda encorvada, cigarrillo colgando del labio inferior, pelo un poco despeinado—, y su buena voluntad, Plurilópez pasaba la vida trabajando y a la espera de reunir el dinero suficiente para poder casarse con su novia Pepita. Todas las historias estaban presididas por un permanente y aplastante halo fatalista, de modo que la mayoría de las veces se producía algún desastre o perjuicio que terminaba afectando a su desdichado y estoico protagonista, siempre agotado de cansancio a causa de la hiperactividad laboral derivada de sus diferentes y numerosos empleos. La mayoría de las veces los guiones corrieron a cargo del propio Tran, aunque en ocasiones se vio auxiliado en ese ámbito por Leonardo Díaz, Matías Guiu, F. Serrano o Julio Fernández.




El personaje de Purita estaba pensado para ser publicado en las revistas femeninas de Bruguera. Efectivamente, su primera aparición se produjo en Christie y en Esther, dos publicaciones destinadas a las jóvenes de la época. La historia presentaba a una bella muchacha que estaba al frente de una agencia matrimonial y a la cual ayudaba un joven botones que, pese a ser un personaje secundario, era utilizado como motor para crear muchas situaciones. Purita se movía en un mundo con cierto glamour, en ambientes donde la moda o el interiorismo jugaban un importante papel. El look con que Tran perfiló a su personaje intentaba sintonizar con la estética, un poco hippi y popera, que se llevaba en la época, presentando a una muchacha rubia, de grandes ojos oscuros muy maquillados, esbelta figura y pechos redondos y firmes como dos melocotones. Creada en una época de mayor relajación censora, Purita lucía biquinis y sugestivas minifaldas con botas de caña sin inmutarse, desplegando un desparpajo y un savoir faire que rompía bastante con la imagen tradicional y sumisa que de la mujer se había venido dando en años anteriores.




Con Tete Gutapercha Tran creó una parodia de la figura del decorador de interiores, un mundo que conocía bien, puesto que también se había dedicado profesionalmente a él. En buena medida la serie seguía una estructura parecida a la de Purita, sólo que aquí el protagonista era un hombre (Tete) y estaba auxiliado por una mujer: su secretaria Irma. Todas las aventuras giraban en torno a los diferentes encargos que el protagonista recibía por parte de clientes del más variado pelaje. Y todas acababan como solía ser habitual en los personajes de Bruguera: con los protagonistas escaldados e intentando salvar como podían los trastos y su integridad física.


Nuestro homenajeado fue un autor muy prolífico —según declaraciones propias, su jornada de trabajo habitual era de doce horas— y publicó en numerosas cabeceras de Bruguera (Tío Vivo, DDT, Can Can, Mortadelo Gigante, Lily, Pulgarcito, Bruguelandia, Esther, etc.) y de otras editoriales como Mateu (Pepe Cola), Ferma (Tele-Cómico), Íbero Mundial de Ediciones (Mata Ratos), Zeta (Emmanuelle), Fundación Cavall Fort (Cavall Fort), etc.

El estilo de Tran se caracterizaba por su limpieza, inmediatez y eficacia. Un dibujo agradable y muy correcto daba cobertura gráfica a unas historias caracterizadas por el humor amable y costumbrista, aunque no exento de cierta crítica social (como era habitual en la mayoria de las series que fueron publicadas por Bruguera). En el caso concreto de su serie más popular —y como bien indica el propio título de la misma— se ponía el foco en la extendida práctica del pluriempleo, que fue bastante habitual en la España del desarrollismo. Una práctica muy frecuente de Tran consistía en caricaturizarse y ponerse como personaje dentro de sus historias, donde le encontramos en bastantes ocasiones, llegando al extremo de convertirse en verdadero demiurgo de la acción de la página ante los ojos de los lectores.


Ejemplos de autorretrato en tres historias distintas de Cándido Palmatoria


A la vez que su actividad historietística en Bruguera —por la que le estamos homenajeando aquí—, Tran realizó diversos trabajos en el campo de la publicidad, la animación y la decoración, haciendo también encargos para el extranjero a través de la agencia Bardon Art, para la que colaboraron asimismo otros prestigiosos artistas de Bruguera (por ejemplo, ahora mismo me acuerdo de Raf). Bajo el nombre de Humberto Tran, tampoco dejó de practicar la pintura, a la que se dedicó de llenó a partir de los años 80, después de la quiebra y cierre de Bruguera, desarrollando un estilo propio y abstracto al que denominó "neoformismo", muy ligado al mundo del diseño y de la decoración, y al que llegó desde la pintura figurativa, para seguir evolucionando hasta la post-neoforma. Toda esta maduración teorética tuvo, asimismo, su aplicación en la escultura, a la que también dedicó su atención Tran. Un personaje, por tanto, inquieto como pocos y siempre ligado a la creación artística.




Hay ocasiones, demasiadas quizá, en que el esfuerzo realizado a lo largo de toda la vida en una actividad concreta no da los frutos que uno habría esperado. Tal parece ser lo que ha ocurrido con Tran y la historieta: un autor que trabajó mucho y durantes muchos años produciendo tebeos, pero que ha sido preterido a un rincón oscuro de nuestra memoria artística. Digo esto, porque al buscar algo de información para redactar la entrada que acaban de leer me topé con un documento bastante revelador, en el que el hijo de Tran —Luis José Beltrán Estop— denunciaba, el 23 de septiembre de 2010 en carta abierta a El periódico de Cataluña, la ausencia del nombre de su padre en un reportaje que dicho diario dedicó a la Escuela Bruguera. Ignoro si este reproche iba dirigido contra el único texto al que he tenido acceso —un breve artículo firmado por Anna Abella y titulado Bruguera cumple 100 años, demasiado sucinto como para reclamar la mención de Tran en él—, o si se refería a un dossier más completo en el que se mencionara a diferentes autores de Bruguera y se silenciara el nombre de su padre. En cualquier caso, este desprecio hacia nuestro patrimonio historietístico es algo que conocemos bien los aficionados a la historieta y que no debería haber sorprendido demasiado a la familia de Tran, dado el analfabetismo y menosprecio generalizados que ha habido siempre en nuestro país en torno a los tebeos. Por fortuna, están los blogs, los aficionados de toda la vida y la red en general, de modo que Beltrán Estop habrá tenido la ocasión de ver ahora —aunque haya sido a raíz de un hecho tan luctuoso como el de la muerte de su padre— que su obra y su figura no estaban tan olvidadas como él creyó en su momento al redactar aquella nota reivindicativa y aclaratoria.

Por los buenos ratos que nos hizo pasar cuando fuimos chicos... vaya esta entrada en recuerdo y homenaje a la memoria de Tran.

Sit tibi terra leuis.

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(*) Para redactar este perfil biográfico he seguido, básicamente, lo que se dice de Tran en el trabajo de Guiral sobre la Escuela Bruguera (Los tebeos de nuestra infancia. La Escuela Bruguera, 1964-1986, Barcelona, 2008, 2ª ed.), un conciso pero muy detallado comentario de Jesús Cuadrado en el maravilloso blog Lady Filstrup (que también puede verse aquí), así como un largo artículo de la blogosfera al que remiten en Entrecómics y donde el propio hijo del artista confirmó el fallecimiento de éste en los mismos comentarios.

viernes, 25 de octubre de 2013

PAOLO ELEUTERI SERPIERI EN LA REVISTA "CREEPY" DE TOUTAIN (PRIMERA ÉPOCA)


AL hilo de los comentarios críticos que algunos visitantes del blog hicieron sobre el arte y el estilo de Serpieri en la entrada que dediqué a presentar el original de este autor que forma parte de mi colección particular, se me ha ocurrido que podía ser una buena ocasión para ofrecer a los lectores y visitantes de este Nibelheim un articulillo en el que pueda admirarse algo del material realizado por este autor italiano antes de su etapa de Druuna, reivindicando así su figura como historietista y la importancia de su arte y su savoir faire. Unos trabajos que, como ya dije en la entrada referida, son de lo mejor que ha hecho este artista —mucho más interesantes, en mi opinión, que su pretenciosa y un tanto errática epopeya místico-erótico-futurista—, pero que en nuestro país se han publicado mal, escasamente y de manera bastante esporádica.

La presencia de Serpieri, como personaje, en sus propias historias es una constante de su obra.
Pero dicho tema daría para otra entrada. La imagen pertenece a la historia Custer ed io (plancha 1ª)


Y dio la casualidad que, repasando viejos ejemplares de la primera época de la revista Creepy para elaborar nuevos artículos que ofrecerles, me topé con una interesante historia guionizada y dibujada por el propio Serpieri. Se titula La bestia y fue publicada, por vez primera, en el número 22 de la revista italiana L'eternauta, correspondiente al mes de enero de 1984 (el mismo año, por tanto, en que Toutain la presentó aquí en el nº 60 de su publicación). Se trata de un breve relato de 6 páginas que está ambientado en el Oeste, marco histórico-espacial predilecto del veneciano, aunque luego su desarrollo argumental entre de lleno en el género de lo fantástico y del terror (con cierto toque de humor negro). El trabajo tiene gran importancia, pues, junto a otras historias como Forse (publicada en agosto de 1982 en el número 3 de la revista Orient Express), es un ejemplo paradigmático de la transición temático-estilística que Serpieri estaba realizando por esos años, antes de iniciar su andadura en Druuna. Como se ha destacado en el artículo correspondiente que aparece publicado en Slumberland, la Enciclopedia del fumetto on-line (y cito literalmente, pero traduciendo):
La bestia «puede ser considerada una historia de paso desde las primeras aventuras western realizadas en blanco y negro por el autor hacia el coloreado universo fantacientífico-erótico de su personaje más conocido, Druuna [...]. La historia, bien dibujada y coloreada, forma pareja con Forse [...] para cualquiera que analice las historias breves de tránsito al nuevo estilo de las obras de Serpieri. En este caso está ausente el elemento erótico, pero hacen su aparición el elemento mutante horror/fantacientífico y los fascinantes colores ocres de las extensiones rocosas resecadas por el sol» (1).

Portada del número de Creepy en que apareció publicada la historia de que hablamos


Lo cierto es que, como se dice en el lenguaje taurino, a Serpieri se le recibió en la Creepy española por la puerta grande, pues su colaboración —junto a la del dibujante fetiche de Toutain (que, como todos ustedes saben, era el norteamericano Richard Corben)— fue la única publicada en color en este número, dentro de una revista que se editaba mayoritariamente en blanco y negro. Y hasta aquí hemos llegado... Creo que, en este caso —y contra lo que suele ser habitual en mí—, sobran las palabras. Que hablen únicamente las imágenes, pues lo hacen de maravilla tratándose de Serpieri. Que ustedes disfruten de la historia...








Por cierto, ahora que lo pienso, no sería mala cosa intentar recensionar todos los trabajos de Serpieri (y de otros autores italianos, por los que tanto aprecio siento) que se han publicado en nuestro país y andan desperdigados por revistas y publicaciones periódicas de las que abundaron en su momento. Un trabajo bastante útil que serviría para dar una visión de conjunto del estado de publicación de dichos autores en nuestro país. Tengo que pensar seriamente en ello...

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(1) La bestia è una breve storia western (appena 6 tavole) a colori di Paolo Eleuteri Serpieri, che può essere considerata una storia di passaggio dalle prime avventure western realizzate in bianco e nero dall'autore verso il colorato universo fantascientifico-erotico del suo personaggio più noto, Druuna. [...] La storia, ben disegnata e ben colorata, fa il paio con Forse... (pubblicata nell'agosto '82 sulla rivista Orient Express) per quel che riguarda le storie brevi di passaggio al nuovo stile dell'opera di Serpieri. In questo caso è assente l'elemento erotico ma fanno la loro apparizione l'elemento mutante horror/fantascientifico e gli affascinanti colori ocra delle distese rocciose riarse dal sole.

miércoles, 23 de octubre de 2013

"LOS GUERREROS DE HIERRO", NOVENO VOLUMEN DE "PRÍNCIPE VALIENTE", DE MANUEL CALDAS


PUES eso, que ya está en los tórculos el nuevo volumen de la edición definitiva de Príncipe Valiente en glorioso blanco, negro y grises. Se anuncia en El blog de los 300, y nosotros en el Nibelheim, como fidelísimos seguidores de Caldas, no podemos sino congratularnos con la noticia y darla a conocer en la medida de nuestras posibilidades. Por publicidad que no quede. Así es que ya saben... Vayan preparando el dinerito para comprar el ejemplar (o ejemplares) pertinente, pues ello hará posible la edición del próximo número. ¡Esto va viento en popa y Manuel es un titán (no me cabe duda)...!

¡¡¡Viva Príncipe Valiente!!!

domingo, 20 de octubre de 2013

MIS ORIGINALES, 1: PAOLO ELEUTERI SERPIERI Y LA "BIBLIA"



(Abro aquí una nueva sección en el blog, que estará integrada por artículos en los que pretendo analizar,
con cierto detalle, los originales más destacables y significativos de mi modesta colección particular)

ESTOY convencido de que para la mayoría de los seguidores de este blog —así como para la práctica totalidad de los aficionados a la ilustración y la historieta— el nombre de Paolo Eleuteri Serpieri (Venecia 1944) es sinónimo no sólo de maestría absoluta en el dibujo, de gran calidad plástica y de asombroso virtuosismo formal, sino (y sobre todo) también de belleza femenina, erotismo explícito e incluso pornografía. Y es que, en efecto, si por algo resulta conocido el artista veneciano a nivel mundial es por haberse convertido en uno de los maestros indiscutibles de la historieta erótico-pornográfica, y por ser el padre de la criatura más concupiscente, carnal, hedonista, lasciva y voluptuosa que se haya dibujado nunca. Me refiero, claro está a la hermosa y un tanto simple Druuna, personaje que Serpieri creó a principios de la década de los 80 del pasado siglo, y gracias al cual se iba a ver catapultado a la fama, así como sometido a todas las servidumbres que ésta conlleva (y que en el caso del veneciano derivaron en un marcado encasillamiento temático, en cierta caída en la rutina desde el punto de vista creativo y en la continua revisitación de los mismos temas sin aportar nada realmente significativo, hasta llegar a resultar monótono y desilusionante). Digamos que a Serpieri le ha terminado ocurriendo algo similar a lo que le pasó también a Manara, un extraordinario historietista que acabó siendo víctima, asimismo, de sus envidiables cualidades para dibujar mujeres hermosas y se dejó atrapar —voluntariamente, imagino— en la red de una comercialidad que resultaba demasiado tentadora a todos los niveles (económicos, de popularidad...). Pero sigamos...



Sin embargo, en el momento de crear a Druuna —con la cual Serpieri se alejó por completo de los cánones de belleza "anorexizantes" impuestos en nuestra época, acercándose a los ideales estéticos de épocas pretéritas como el Barroco— nuestro artista ya era un autor conocido y respetado dentro de la profesión historietística, pues tenía tras de sí una larga trayectoria. La primera aparición del sensual personaje se produjo en la revista Charlie Mensuel, en 1985, pero ya entonces —según mi modesta opinión— el veneciano había realizado lo mejor y más interesante de su producción. Ésta se encuentra en una serie de estupendas historias cuya acción transcurre mayoritariamente en el Far West —marco histórico muy querido por Serpieri— y en algunos trabajos de encargo más académicos, pero de magnífica factura. La mayoría de las primeras aparecieron editadas en publicaciones de la editorial italiana Lanzio (especializada en el género del Oeste) y en la revista francesa Orient Express. Una parte muy pequeña de este material, bastante fragmentario, también se publicó en revistas españolas dispersas, lo cual hace que sea muy difícil de obtener.

Plancha original perteneciente a una de las historias del oeste más célebres de Serpieri: L'indiana bianca. 
Soberbia muestra del arte del autor veneciano. Joyas como ésta no han sido publicadas
nunca en España. ¿Lo entienden ustedes?


De mayor enjundia fueron un par de importantes trabajos que Serpieri realizó para obras colectivas publicadas en Francia. Una Histoire du Far-West y, sobre todo, la realización de varias historias incluidas en la colección Découvrir la Bible, que entre 1983 y 1984 editó en siete volúmenes el gigante francés Larousse y posteriormente Edizioni Paoline en Italia. El proyecto estaba coordinado por Éthienne Dahler, que se encargó de todos los guiones. Contaba también con diversos coloristas y, sobre todo, con un buen puñado de prestigiosos y magníficos dibujantes, entre los que destacaba el propio Serpieri (otro de los grandes fue Víctor de la Fuente). En nuestro país la obra fue publicada por Plaza & Janés en 1984, reproduciendo estructura y título, aunque con volúmenes que aparecían numerados diferenciando entre Antiguo Testamento (vols. 1-6) y Nuevo Testamento (vols. 1-2). Serpieri realizó un total de seis capítulos de extensión desigual, cuyos datos generales son los siguientes(*):

1º) La Creación (en Descubrir la Biblia. Antiguo Testamento, 1: La Creación. Los Patriarcas). 22 planchas.
2º) David (en Descubrir la Biblia. Antiguo Testamento, 3: Los reyes. David. Saúl. Salomón). 23 planchas.
3º) David rey de Jerusalén (en Descubrir la Biblia. Antiguo Testamento, 3: Los reyes. David. Saúl. Salomón). 23 planchas.
4º) David, la rebelión del hijo (en Descubrir la Biblia. Antiguo Testamento, 3: Los reyes. David. Saúl. Salomón). 23 planchas.
5º) Juan el Bautista y Jesús (en Descubrir la Biblia. Nuevo Testamento, 1: Jesús de Nazaret). 22 planchas.
6º) Jesús en Galilea (en Descubrir la Biblia. Nuevo Testamento, 2: Jesús de Nazaret). 23 planchas.



El original que poseo —publicado en la galería de Comic Art Fans—, es la plancha nº 15 de las 22 que componen la penúltima colaboración que Serpieri realizó para la serie (las correspondientes al capítulo titulado Juan el Bautista y Jesús). Una pieza magnífica en la que se narra el famoso episodio de la matanza de los inocentes, ordenada por el rey Herodes el Grande para impedir —según el relato bíblico— su supuesto futuro derrocamiento por parte del anunciado Mesías. Hélo aquí:



Tiene unas dimensiones totales de 48 x 35 cm. y está realizada con la técnica habitual empleada por el autor en aquella época: tinta china sobre cartulina de dibujo, aplicada esencialmente con pincel y algunos toques de plumilla. La maestría que denota la pieza resulta abrumadora: no se trata sólo de la perfección formal de los dibujos —rasgo inconfundible en el arte de Serpieri—, sino de la brillantez y la habilidad técnica que percibimos en su ejecución, en el acabado, en el modo de solucionar los volúmenes por medio de los abundantes tramados (tan característicos del autor), en la soberbia ambientación (aunque haya algún anacronismo que otro: por ejemplo, el uso de estribos en una época y lugar en que aún no se utilizaban), en el detallado trabajo de los fondos y en la cuidadísima puesta en escena.



El trabajo de Serpieri en la caracterización de los personajes y los ambientes resulta apabullante. Asimismo, también es muy definitorio de su estilo gráfico la insuperable habilidad para realizar soberbios primeros planos, que abundan en su obra, tal como ocurría con Antonio Hernández Palacios. En realidad, el parecido estilístico de ambos maestros llega a resultar asombroso. De hecho, cuando en el año 1977 Serpieri tuvo la oportunidad de ver algunos dibujos del madrileño quedó impresionando (desagradablemente imagino) y, al parecer, comentó que éste le copiaba. Luego, no obstante, tuvo ocasión de conocer los trabajos que Antonio venía realizando desde principios de los 70 y se percató de que se trataba de una pura coincidencia estilística. Podríamos señalar, a este respecto, que pese a las similitudes existentes, ambos autores tienen sus propias peculiaridades. Y así, mientras que Serpieri se muestra correctísimo, muy académico y dominador absoluto de su arte —la perfección formal de sus dibujos llega a una altura insuperable—, el madrileño resulta mucho más expresivo, personal, cálido e impactante, aunque no sea tan preciso a la hora de respetar cánones y proporciones (o, quizá, por eso mismo).




Y voy concluyendo: es cierto que nos hallamos ante una colaboración que no se caracteriza por lo revolucionario de sus planteamientos compositivos y, sobre todo, narrativos. Pero ello resulta completamente lógico, teniendo en cuenta que se trata de un trabajo destinado al público generalista y dotado de un marcado carácter pedagógico. Por otro lado, Serpieri no se ha caracterizado nunca por su osadía compositiva —al estilo de la que pusieron en práctica De Luca, Toppi, Crepax o Battaglia—, sino que es, más bien, un historietista relativamente conservador, que deposita casi todo el peso de su trabajo en un dibujo impresionante (cosa que, en verdad, no todos pueden hacer). De todas formas, como puede verse en mi original, el italiano tampoco es que renuncie del todo a darle cierto dinamismo y variedad a la página, pues en lugar de acudir a la tradicional composición reticular de las viñetas (tan eficaz como monótona), opta por jugar con el orden de lectura y romper los límites de las viñetas con diversos recursos: renunciando a su enmarcado completo y dejándolas abiertas, colocando bocadillos y figuras que sobresalen de los márgenes, utilizando elementos como la cartela, la espada en alto del soldado o las nubes para hacerlo, etc.

Y eso es todo lo que deseaba decirles. Espero que les guste la pieza que les he presentado.









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(*) Cito según la edición española de la obra, que es la que yo tengo, y además remito al blog El rincón de Taula, donde hace ya tiempo se realizó un desglose muy completo del contenido de este voluminoso título.

miércoles, 9 de octubre de 2013

NINTH EDICIONES PUBLICARÁ A SERGIO TOPPI


SI anteayer hablábamos de una importante novedad editorial que se ha producido en Francia durante este mes de octubre en torno a la obra de Sergio Toppi —me refiero, claro está, a la publicación del integral de Sharaz-De, por obra y gracia de la inefable Editions Mosquito—, hoy tenemos que hacernos eco de otra noticia aún más significativa e importante, puesto que afecta a nuestro país. Me refiero al inicio de lo que parece ser una nueva colección dedicada al maestro milanés, que va a salir adelante —si los hados son propicios y Wotan no lo impide— gracias al empeño de la joven Ninth Ediciones.



Esta editorial comenzó su andadura hace poco (la gestación se remonta al año 2011, pero el nacimiento se produjo sólo en 2012) y es conocida, sobre todo, por ser la responsable de la revista Ninthcomic, publicación especializada que se dedica al estudio de la historieta (preferentemente la europea) y de la que han salido tres números hasta el momento. Y precisamente en el último de ellos (el número 2, que ya está a la venta) se ha incluido un largo artículo monográfico dedicado a Sergio Toppi que firma Yexus. Con él, imagino, los responsables de Ninth pretenden ir abonando el terreno entre los aficionados y prepararlo para la posterior aparición, en el mes de noviembre, del volumen inaugural de esta (¡esperemos!) nueva colección.


El primer título que Ninth tiene pensado ofrecer a los aficionados, y con el que han decidido dar el primer paso en la edición de material historietístico propiamente dicho, es el volumen Myetzko/Ogoniok, compuesto por dos historias que Toppi dibujó a finales de los 80 y principios de los 90 del pasado siglo, y que aparecieron publicadas, por vez primera, en la revista especializada romana Comic Art. Myetzko lo hizo en los números 55-56 de 1989 y Ogoniok en el número 96 del año 92.

Ambos relatos abordan el tema de lo sobrenatural, lo esotérico, lo mítico incluso, en su contraposición con el ámbito de lo racional, cuestiones que siempre interesaron muchísimo a Toppi. No sin motivo, en el soberbio y exhaustivo coleccionable que las Edizioni Paoline y el Museo del Fumetto e dell'immagine di Lucca dedicaron a la obra del artista milanés —aparecido entre octubre de 2010 y febrero de 2011, y del cual hablamos detalladamente aquí en su momento— la primera de las dos historias fue incluida en el volumen titulado Ignoto, compartiendo índice con otros relatos tan oníricos e intranquilizadores como Krull, Hortuge, Köllwitz 1742, el soberbio Puppenherstellerstrasse 89 —que es uno de mis favoritos de toda la producción toppiana—, Funghi, Rio dei Mendicoli, etc.



Myetzko se desarrolla a lo largo de 31 planchas que originalmente se publicaron en color, aunque a juzgar por las imágenes y los datos incluidos en el avance proporcionado por Ninth, parece que aquí se presentarán en blanco y negro. El relato, ambientado en la I Guerra Mundial, tiene como protagonistas a un capitán del ejército austrohúngaro y a su ordenanza —llamado precisamente Myetzko—, los cuales se hallan unidos por un extraño vínculo de fidelidad y servidumbre que se remonta a muchos siglos atrás y que se formalizó bajo la forma de una especie de pacto de vasallaje en el que intervinieron factores sobrenaturales y mágicos, llevado a cabo por los antecesores de ambos protagonistas: el príncipe Zbygnew Baborka —que nos trae ecos de la figura literaria del Conde Drácula, como guerrero y matador de turcos— y el campesino Myetzko Goglowa, cuya estirpe se dice dotada de extraños poderes mágicos y preternaturales. Toppi utiliza esta extraña e intranquilizadora historia para unir (casi confundiéndolos) pasado con presente y demostrar que la guerra, la violencia y la barbarie siempre han actuado de igual manera entre los hombres. Lo mismo que la fidelidad, claro.



Ogoniok es un relato mucho más breve (sólo 14 páginas) en el que Toppi vuelve a fusionar el pasado mítico, mágico y misterioso con un presente —aquí el de la Rusia zarista— prosaico, racionalista y caracterizado con rasgos muy poco favorecedores. El primero está representado por un grupo de campesinos que habitan humildemente en la taiga y simbolizan la pervivencia de la tradición, el respeto por la Naturaleza y la sabiduría ancestral; es decir, lo que permanece inalterable y forma parte de lo que Unamuno llamó la intrahistoria. Por contra, el presente y la civilización, tal como la entendemos nosotros, aparecen personificados en un agresivo funcionario zarista extraviado en medio de la selva helada, que se verá desagradablemente sorprendido por su desdeñoso comportamiento. Parece evidente que la postura de Toppi respecto a una serie de valores que gran parte de la sociedad suele identificar con la "civilización" es manifiestamente crítica (o cuando menos escéptica). Sin embargo, aunque condena lo que puede haber de malo en ellos, y pese a que el relato se plantea en términos de un fuerte e irreconciliable dualismo, renuncia a mostrarnos un final cruel o desagradable y prefiere optar por una moraleja no exenta de ironía y sarcasmo que no dejará indiferente al lector y le hará esbozar una sonrisa.



En definitiva: dos interesantes historias que son muestra paradigmática del arte visual y narrativo de Toppi y sirven, además, para dar comienzo con brillantez a esta nueva edición de las obras del artista italiano en nuestro país.



No me atrevería a poner la mano en el fuego, pero a juzgar por las imágenes que se han podido ver (sobre todo el diseño de portada) apostaría a que la edición española seguirá, en términos generales, a la magnífica de Mosquito. Cambian algunas cosas (el tamaño, por ejemplo, es algo menor que la francesa), pero se trata de un volumen en tapa dura y, según la información de Ninth Ediciones, promete ser una edición bastante cuidada. Habrá que esperar, también a conocer el precio, que no se ha proporcionado en el avance informativo hecho público.

Para concluir, transcribo la nota de prensa que ha publicado Ninth y que puede verse también (o sobre todo) en su página web. Es la siguiente:

“¿Quién sino Toppi tendría poder para desencadenar fuerzas aún más terribles que el horror de las trincheras?

¿Quién sino Toppi podría encadenar así al lector al destino de sus personajes capturados por su mano de guionista maestro?

Gran ilustrador del blanco y negro, grafista implacable, el gran Toppi consigue hasta transmutar el espanto en carcajada… Toppi es la fantasía.”

Con esta introducción presentamos nuestra primera publicación en foma de cómic. Sergio Toppi, uno de los grandes maestros de la ilustración vuelve a tener su espacio en el panorma nacional. Tristemente desaparecido el pasado 2012, este autor se merece un lugar de honor en nuestras publicaciones. Con todo nuestro esfuerzo y cariño, hemos mantenido el nivel desarrollando una edición de lujo a la altura de la calidad de sus dibujos.

Este será el primer tomo de una lista que se ampliará en el 2014.

ISBN: 978-84-941808-1-1
Depósito legal: PM 916-2013
52 páginas
Cartoné
B/N
21×29 cm

FECHA DE PUBLICACIÓN: 31/10/2013

Bueno... Y ya sólo queda esperar que todo vaya bien, que el proyecto completo salga adelante sin obstáculos y que, de aquí a unos años, podamos decir que ya hay en España una colección significativa con algunas de las mejores obras del gran artista italiano. ¿Es lo menos que merecemos los aficionados españoles, no?

lunes, 7 de octubre de 2013

INTEGRAL DE "SHARAZ-DE", POR MOSQUITO


EN la página web de esta estupenda editorial francesa se anuncia ya la aparición de un nuevo integral. En esta ocasión le ha tocado el turno a Sharaz-De, que puede ser considerado uno de los mejores y más emblemáticos trabajos realizados por Sergio Toppi a lo largo de su larga y fructífera carrera como autor de historietas. He tenido noticia de la publicación gracias a la newsletter que Michel Jans envía cada vez que hay alguna novedad en su editorial.



Hace ya unos años (en 2010) apareció también en Mosquito el integral de El coleccionista (Le collectionneur), serie de la que aquí, sin embargo, aún estamos esperando que se publique algo. Como recordarán quienes me siguen, se supone que este valioso material lo iba a publicar la misteriosa editorial Nuevas Fronteras del Arte, según anunciamos aquí mismo en febrero del año 2012, con bastante detalle y prematuro regocijo (como se ha visto luego). Y es que, en efecto, al parecer el proyecto quedó en agua de borrajas —al menos hasta la fecha (aunque creo saber el porqué)—, y ello puede significar que en España nos quedemos con un palmo de narices y sin tener publicada ni una sola plancha de un título imprescindible que nunca se ha visto editado por estos lares. Lo cual tiene delito, considerando que se trata de una de las obras más populares, conocidas y celebradas del mítico autor milanés. En fin, Serafín... Un proyecto frustrado más, de los muchos que debemos soportar los sufridos aficionados tebeísticos españoles.



Afortunadamente, Sharaz-De sí hemos tenido la fortuna de disfrutarlo aquí, gracias a la magnífica edición en dos volúmenes (tapa dura, papel couché, buena impresión) que en 2005 realizó la denostada Planeta De Agostini (cambiándole el título, eso sí, por Sahrazad), de modo que no creo que vuelva a editarse en formato integral, como ha hecho Mosquito. Aunque nunca se sabe, y más teniendo en cuenta el furor que le ha entrado a todos los editores por esto del formato "integral". De todos modos, si no desean aguardar y quieren tener esta obra maestra de Toppi en el nuevo formato (y con el añadido de nuevo material inédito publicado ahora, como se anuncia en el newsletter de la editorial francesa), o si son ustedes completistas enfermizos, ya pueden ir pidiendo su correspondiente ejemplar en francés y magníficamente editado, como Mosquito suele hacer: libro en tapa dura, con bello diseño, buen tamaño, 230 páginas a color y blanco y negro y un precio inmejorable, pues sólo cuesta 30,00 euritos. Además, como les digo siempre: si compran algún libro más Michel Jans les ofrece el envío gratis.


He dicho...