sábado, 31 de mayo de 2014

NUEVO RÉCORD MILLONARIO EN EL MERCADO DE ARTE ORIGINAL: OTRA VEZ UN TINTÍN (CÓMO NO...)

© Hergé / Moulinsart


HACE sólo unos días les hablaba yo, en el Tablón de anuncios del Nibelheim, del exorbitante precio que había alcanzado una sunday del Flash Gordon de Alex Raymond, en subasta realizada a través de Heritage Auction. Se trataba de la dominical correspondiente al 28 de agosto de 1938, un ejemplar bien reconocido por todos los aficionados, único e irrepetible y lleno de viñetas grabadas como a fuego en nuestra memoria. Una de ellas, incluso, sirvió para que el Gobierno Federal de EE. UU realizara una emisión postal de carácter especial y conmemorativo en el año 1995. ¡Con eso les digo todo!

© Hergé / Moulinsart (¡Ah, no! ¡Que esto no es de Moulinsart!)
© King Features Syndicate


Pues bien, si en aquella ocasión me hacía eco del revuelo que supuso para el mundillo la venta de dicho ejemplar por el módico precio de 215.100 dólares —una auténtica barbaridad, se trate de Alex Raymond o de Perico el de los Palotes (aunque ya sé que habrá quien me recuerde que el mercado es el mercado y manda)—, hoy les vengo a hablar de un nuevo récord que supera con mucho (pero muuuuuuucho, muuuuuucho) al anterior y que se ha producido en una subasta que tuvo lugar el pasado sábado 24 de mayo en París, a través de la casa Artcurial.

El objeto monográfico de la misma fue Tintín, aunque los responsables de la venta y de la exposición previa de materiales, prefirieron fijar una vez más la atención en Hergé y titularon el evento como L'univers du créateur de Tintin, haciendo gala de ese permanente y reiterado ejercicio de identificar al creador con su personaje, al que ya nos tienen acostumbrados desde Moulinsart y algunos estudiosos tintinólogos (por más que otros análisis de la vida de Hergé hayan venido a demostrar que nada tenía que ver el plácido, encantador y ordenado universo de Tintín con el atormentado, tempestuoso y conflictivo —muy humano, en fin— mundo interior del hombre que lo creó).

Hergé, el genial creador de Tintin y fundador del emporio que ahora gestionan
férreamente sus herederos (como bien puede verse pinchando aquí)


La verdad es que salió a la venta una enorme y variada cantidad de material tintinesco, formada por arte original (planchas, bocetos, portadas, dedicatorias, pruebas de color, etc.), distintas ediciones de los álbumes con las aventuras, un grandísimo número de lotes de merchandising (dioramas, reproducciones de viñetas en esmalte, maquetas de coches, tarjetas de felicitación, figuras, puzzles) y otras piezas muy curiosas (entre las que podríamos contar algunos cuadros abstractos pintados por el propio Hergé). En total, 455 lotes que debieron hacer las delicias de todos los coleccionistas tintinófilos que en el mundo hay, pues las piezas iban desde los 50-60 euros de una humilde invitación al cocktail de presentación de una exposición sobre Hergé (nº 445 del catálogo), hasta el precio que alcanzó la pieza objeto de esta entrada, de la que paso a hablarles inmediatamente.

Otro de los lotes salidos a la venta en ArtCurial. Puesta en color (gouache) para la portada de
La isla negra (nº lote 3, vendido por 101.120 €). El original, en blanco y negro de esta
misma portada fue la segunda pieza más cara de la subasta de ArtCurial
(nº lote 2, vendido por 1.011.200 €) (© Hergé / Moulinsart)


Se trata de la ilustración original utilizada para confeccionar las guardas interiores de los álbumes de las aventuras más antiguas de Tintín, que fueron publicados entre 1937 y 1958. Iban impresas en papel color azul oscuro con la línea en blanco y no son demasiado frecuentes. En España sólo hemos tenido ocasión de verlas empleadas en la abortada edición facsímil que Casterman-Panini realizó de algunos álbumes en formato reducido, antes de que el pleito con Editorial Juventud —propietaria en exclusiva de los derechos de edición en España— les obligara a retirar los libros publicados hasta el momento. En la ilustración subastada el sábado en París se representa a Tintín y Milú en 34 situaciones diferentes, correspondiendo cada una de ellas con un momento importante de los álbumes dibujados en el período ya señalado. Conste la curiosidad de que uno de los dibujos —en el que ambos personajes aparecen vestidos con gruesos trajes de piel caminando por un paisaje helado— correspondería al proyecto de una aventura desarrollada en el Polo Norte que Hergé nunca llegó a realizar (más datos aquí).

© Hergé / Moulinsart


La ilustración, que salió a la venta como lote nº 1, tiene unas medidas de 53 x 35 cm., está realizada a tinta china sobre cartulina de dibujo y presenta numerosos retoques de gouache blanco, así como algunas señales de arrugas y pliegues muy ligeros. Es un original muy significativo ya que, tal como se puede leer en el catálogo de la subasta, «resume él solo el período más inventivo de Hergé y lo más simbólico de todas las aventuras». Pues bien, esta pieza tan interesante y exclusiva el pasado sábado superó en las pujas la increíble (casi indecente) suma de dos millones y medio de euros. En concreto, 2.654.400 € de nada (o su equivalente en dólares = $3.621.734), que es lo que habrá pagado el anónimo coleccionista americano que pujó por ella para ganarla. ¡Sí, sí! ¡Como lo leen...! Más de dos millones y medio de euros. ¡Menos mal que en el precio ya aparecen incluidos los gastos de envío (como se encargan de precisar desde ArtCurial), que si no...! Aunque a esa gigantesca cifra habría que incluir un 23% de tasas y el IVA legal correspondiente. Aclaremos que el original estaba valorado en un precio de salida que tampoco era baladí: entre 700.000 y 900.000 euritos, una módica suma que tampoco está al alcance de cualquiera, vamos...

He aquí a la criaturita (© Hergé / Moulinsart)


Hasta la fecha, el precedente inmediato en cuanto a precio de venta más elevado correspondía a otra pieza tintinesca que, curiosamente, también se subastó en ArtCurial: la ilustración para la portada de la primera edición del álbum Tintín en América, realizada en 1932 y vendida por 1.338.509 € el 2 de junio de 2012 (ver también aquí). Conviene recordar, no obstante, que menos de cuatro años antes (en marzo de 2008) esta misma ilustración se había subastado por una cantidad nada despreciable (764.000 €), pero que no tenía que ver con las dos precios alcanzados luego. Es decir, que en ese corto período de tiempo la obra se revalorizó ¡¡casi un cuarenta y cinco por ciento!! No está nada mal... Y algo parecido ocurrió con la pieza estrella de esta última subasta, pues se sabe que fue vendida en 1992 a un coleccionista particular en Drouot por 430.000 francos (unos 81.600 € de la actualidad). Así es que calculen la revalorización que ha experimentado este original en los 22 años transcurridos.

© Hergé / Moulinsart


En ArtCurial, por razones obvias, están encantados con el acontecimiento del sábado pasado, pues no todos los días factura uno casi siete millones y medio de euros ocupando, además, importantes espacios en numerosos medios informativos de todo el mundo. Éric Leroy, experto en historieta de la casa de subastas parisina afirmó que estos resultados tan halagüeños son el producto de muchos años de trabajo y de una creación de conciencia en los nuevos coleccionistas, muchos de los cuales crecieron leyendo estas obras y ahora se toman en serio la historieta como objeto de arte. ¡¡Ya lo creo que se lo toman en serio...!! Yo, por mi parte, soy menos optimista que Leroy y dudo bastante que este aumento desmesurado de los precios en la venta de arte original de cómic signifique que se está produciendo, en paralelo, una mayor apreciación de la historieta como manifestación artística y medio expresivo. Creo, más bien, que todo es producto de la especulación y de la entrada en el mercado de gente con mucha pasta (legal o ilegal, en eso ya no entro) que ha visto en este tipo de obras de arte una nueva vía para invertir su dinero. Especuladores (con más o menos escrúpulos) que están dispuestos a acaparar las piezas consideradas más valiosas por los especialistas y que lo único que están consiguiendo es que los precios en el mercado de arte original de cómic se inflen y asciendan hasta ponerse por las nubes, haciendo que la mayoría de los aficionados no puedan optar, por razones obvias, a oler siquiera determinadas obras y autores, que resultan prohibitivos.

© Hergé / Moulinsart


Quedarían aún por considerar los aspectos morales del problema —que los hay—, pero viendo cómo está el mundo desde que aparecimos en él y cómo se han desarrollado las cosas en los tres últimos años —con una crisis económica inmisericorde que se ha cebado en los más débiles y unos poderes públicos que sólo han velado por su propio interés y por el de los más poderosos— no parece que la cuestión ética tenga demasiado recorrido aquí. De todas formas, y aun a riesgo de parecerles el más vulgar de los demagogos, me gustaría lanzar una pregunta al aire: ¿es moralmente aceptable que un particular —no hablo de estados o instituciones oficiales, que compran para las generaciones futuras y con una finalidad pública y cultural— pague tales cantidades astronómicas para comprar una obra de arte (por más emblemática que esta sea) cuando hay gente en el mundo que con sólo un euro al día podría salvarse de morir de hambre? En fin, Serafín... Tonterías que piensa uno... Por no hablar de las sospechas, más que probables, de que la pieza objeto de esta entrada hubiera sido sustraída bien de la editorial Casterman, bien de los Estudios Hergé en 1983, tras la muerte del autor y cuando su viuda decidió liquidarlos. Un posible origen espurio, por tanto, que sin embargo no ha impedido la puesta en subasta de la pieza, su venta millonaria y el pago y cobro de muchos euros, de los que Moulinsart ha sacado su parte (pues se llevará, al parecer, un 4,5% de lo obtenido en la venta en concepto de "derecho de participación"). Algo es algo, ya que —como Nick Rodwell ha confesado en alguna ocasión— no resultaría fácil recuperar esta pieza y otras muchas que han ido saliendo a la venta.

© Hergé / Moulinsart


Para quien desee conocer más detalles de cómo se desarrolló la subasta puede leer un completo resumen pinchando aquí (está en francés). En el documento se encontrará una tabla ordenada del precio al que terminaron vendiéndose los lotes más valiosos.

Como no podía ser de otro modo, la mayoría de los medios informativos se han hecho eco de esta multimillonaria subasta. Dos buenos artículos pueden verse aquí y aquí (este último en francés).


* * *


Nota: todas las imágenes de la entrada son © de Sociedad Moulinsart (¡faltaría mas!). Bueno, todas no, pero casi todas, y se han utilizado en esta entrada con una finalidad meramente informativa.

jueves, 29 de mayo de 2014

NUEVA EDITORIAL ESPAÑOLA Y MÁS CLÁSICOS DE LA HISTORIETA: TRILITA EDICIONES Y "AQUILES TALÓN"



AUNQUE la noticia de la que voy a hablarles ya ha sido debidamente anunciada en otros blogs dedicados a esto del Noveno Arte (por ejemplo aquí), un servidor ha sido incapaz de resistirse a hacerse eco también de la misma en este Nibelheim, pues creo que la cosa tiene bastante importancia. En efecto, como algunos de ustedes ya sabrán, el librero Alberto Mestre, propietario de la barcelonesa Continuará, ha decidido embarcarse en una procelosa y arriesgada aventura creando una nueva editorial llamada Trilita Ediciones que, como él mismo indica en el mensaje promocional colgado en la página web de su librería, nace «con vocación de rescate y dada al humor».


Por lo que hemos podido saber hasta el momento —la noticia se hizo pública sólo anteayer mismo— su fondo editorial estará orientado a la publicación de clásicos humorísticos de la bande dessinée que, según el citado Mestre, han sido tradicionalmente preteridos por las editoriales de nuestro país. Para reparar este lamentable descuido, y como no podía ser de otro modo tratándose de los primeros pasos de una nueva editorial, se ha decidido ir sobre seguro apostando por un título emblemático y consagrado de este género: el Aquiles Talón (Achille Talon) de Greg, cuyo integral en catorce volúmenes fue publicado por Dargaud entre los años 2007 y 2010, y del que Trilita Ediciones va a sacar ahora el primer volumen para estrenar su andadura por todo lo grande.



El libro estará a la venta el próximo mes de septiembre y, tal como he podido leer en el blog El coleccionista de tebeos, contará con la traducción española de Enrique Sánchez Abulí, una introducción (esperemos que con categoría de estudio) firmada por Joan Navarro y un prólogo de Ramón de España. Asimismo, y si nos guiamos por la ficha técnica de la edición francesa —que Trilita Ediciones respetará en términos generales, aun con las variaciones lógicas que puedan existir en su versión española—, el volumen tendrá unas 144 páginas y un precio que, esperemos, no supere los 20-25 euros. Pero ya se verá.

Desde aquí le deseamos a Albert toda la suerte del mundo y el mayor de los éxitos para su empresa, poniendo nuestras esperanzas en que se cumpla con él aquella célebre máxima latina virgiliana que reza: Audentis fortuna iuvat. Pues eso, que la diosa Fortuna dé su apoyo a nuestro aguerrido protagonista para que podamos ver a Trilita Ediciones afianzándose en el panorama editorial patrio.



martes, 20 de mayo de 2014

MIS ORIGINALES, 2: UNA PLANCHA EN COLOR DE ARTURO DEL CASTILLO



ENTRE todos los originales que forman parte de mi colección hay uno de Arturo del Castillo por el que siento predilección y que me gusta mucho: se trata de una plancha (la nº 7) perteneciente a la historia corta de ocho páginas titulada De hombres y moscas, con guión de Guillermo Saccomanno. Por lo que he podido averiguar, dicha historia (y, por ende, la propia plancha) fue publicada, al menos, en tres revistas distintas: en el nº 26 de L'Eternauta (mayo 1984), en el nº 28, año XII, de Lanciostory (correspondiente al 25 de julio de 1986) y en el nº 121 de la argentina Super Skorpio (1986). Ignoro en qué lengua fue escrito originalmente el guión (imagino que en español, teniendo en cuenta quiénes fueron sus autores) pero, a juzgar por la cronología de las citadas revistas —y salvo que halle nuevas referencias bibliográficas anteriores—, parece que se publicó primeramente en italiano, en los lugares citados, con el título de Uomini e mosche, antes de pasar a editarse a la revista argentina ya reseñada.





Es una historia de amor, celos, traiciones y deslealtades que, como todas las que se desarrollan en el Far West acaba con un épico duelo. Su hilo argumental podría resumirse en lo siguiente: cierto hombre de edad, llamado Morris, sabe que su "hembra" se ha liado con uno de los mejores pistoleros de la región, Cobb. Un tipo duro, pero nada idiota frente a lo que pudiera parecer. Decidido a vengar su honor, y aun sabiendo el peligro que corre su vida (pues sólo es el maestro de la ciudad y no tiene práctica con las armas), Morris se enfrentará a él y terminará... Bueno, si quieren saber cómo es la historia completa vayan al final de la entrada, donde podrán leerla. Ahora, lo mejor será hablar del original al que me refiero para cantar sus excelencias. Helo aquí:



Desde el punto de vista artístico y del coleccionismo hay varios elementos de interés en esta pieza que les presento. Para empezar me gustaría señalarles que no es frecuente hallar obra original de Arturo del Castillo en color, dado que la mayor parte de la que se ve circulando por ahí está en blanco y negro exclusivamente. Hagan una búsqueda, por ejemplo, en Comic Art Fans y comprobarán cómo es verdad lo que les digo.

Del Castillo tras haber recogido su premio Yellow Kid en Lucca 14 (1980)


En segundo lugar, yo destacaría de la plancha su enorme plasticidad, derivada no sólo de los suaves tonos acuarelados aplicados por el artista chileno —que otorgan un elevado grado de onirismo a la acción—, sino de la gran fisicidad que transmite el coloreado, viéndose el trabajo casi escultórico que realizó Del Castillo con el gouache, aplicándolo ocasionalmente en gruesas capas y casi cincelando sobre él (como se echa de ver, por ejemplo en el detalle de las gafas del personaje en la primera viñeta que les muestro, o en el punto de luz que casi nos deslumbra en el tercero de los paneles).




Por otro lado, sorprende la delgadez de la cartulina empleada, sobre todo teniendo en cuenta que se utilizó un medio acuoso como la acuarela para dar el color. Esto me hace pensar si, acaso, la historia no se concibió originalmente en blanco y negro, aplicándosele luego el color por necesidades contractuales o de otro tipo. Pero esto último no son sino elucubraciones mías (en las que me encanta sumergirme cuando examino un original). De cualquier forma, en Super Skorpio sí que se publicó en blanco y negro, como puede verse en el ejemplo de abajo (que servirá, además, para que todos ustedes puedan conocer el texto de la historia), lo cual es un indicio que corrobora mi hipótesis.


Hay muy pocos rastros de lápiz y el entintado se realizó preferentemente con plumilla, obteniendo líneas de una finura y una precisión considerables, a pesar de haber sido realizadas con soltura y cierto "nervio" (lo que le otorga al entintado un carácter desmañado que le va muy bien al tipo de historia). El pincel fue usado para rellenar las grandes áreas de negro que corresponden, en todas las viñetas, con el traje del protagonista, siendo su trazo —como es habitual en este instrumento— mucho menos profundo e incisivo que el de la plumilla, por lo que deja zonas de tonalidad más clara (como se ve bien en las viñetas 1ª, 3ª y 4ª), sobre todo si no se ha cargado abundamentemente de tinta china. Obsérvese, por ejemplo, en los dos fragmentos de viñeta que pongo a continuación el delicado trabajo a la plumilla —a la vez esquemático, pero de una precisión admirable— que realizó Del Castillo en los segundos planos, y el contraste que supone con el pincel utilizado para rellenar las grandes áreas de negro del traje del protagonista, logrando una caracterización admirable de estos personajes que se han construidos con apenas unas pocas rayas, aunque muy bien puestas. En el vaquero que está a la derecha en la primera viñeta se aprecian estupendamente los restos de lápiz sin borrar (que denotan un rápido abocetado). Por último, y como pueden ver, la parte superior de la misma viñeta se dejó sin entintar, pues estaba pensada para pegar el cartucho con el texto de la cartela.




Me gusta mucho también el abundante, habilidoso, variado y sutil empleo de texturas que realizó aquí el maestro chileno para crear atmósfera y tonalidades de gris. Y es que, al margen de sus conocidas tramas manuales —de las que sólo hallamos una muestra en la primera viñeta— Del Castillo ha empleado en esta plancha dichas texturas con tal sutileza y habilidad que, a un primer golpe de vista, le hacen pensar a uno si no estamos ante una trama mecánica. Pero analizadas con detalle y bajo una buena lupa con luz, se comprueba que debió utilizar una tela (o preferiblemente una esponja o un trozo de gomaespuma, dada la más fina marca de impresión que pueden dejar éstas) para realizar los efectos que encontramos en cinco de las siete viñetas (especialmente en las números 2, 3 y 7). Maravilloso.

La única viñeta en la que encontramos las famosas tramas lineales de Del Castillo (y están medio tapadas
por esas manchas de pincel que, sin duda, se utilizaron para crear tres ámbitos espacio-temporales
distintos dentro del mismo panel: el de Morris, el de Cobb y nuevamente el de Morris)


¿Tela, esponja? empleadas con habilidad para crear bellas y ambientales texturas grisáceas


Otra peculiaridad que suele encontrarse habitualmente en los originales de Del Castillo, y que aquí también aparece en abundancia, es la del gouache aplicado sobre las viñetas con una finalidad que va más allá de lo puramente coyuntural. Quiero decir: no lo utilizaba el argentino sólo para tapar errores involuntarios (como suele hacerse habitualmente), sino que también aparece empleado para crear efectos de relieve (como ya hemos dicho antes) y, sobre todo, para retocar los marcos de las viñetas y los dibujos en zonas estratégicas —con la idea de crear efectos de composición— y una vez que estos se hallaban acabados por completo. De esta manera, Del Castillo ganaba tiempo y evitaba tener que ir con sumo cuidado para no salirse de los bordes de las viñetas o, en su caso, para crear esos efectos de ruptura de las mismas. Las dos viñetas paradigmáticas al respecto de esta peculiaridad son la primera y la última, que están "rotas" por sus cuatro lados.



En la parte superior de la página hay dos manchas con restos de celofán, indicio de que, en su momento, quizá se superpuso una hoja (¿de papel cebolla o de acetato?) con los textos. También se encuentran restos de pegamento en zonas estratégicas de algunas viñetas, que sirvieron —según puede verse al comparar la foto del original con la imagen de la página editada en blanco y negro— para sujetar trozos de cartulina con el texto rotulado. De hecho, en los originales de Del Castillo lo más habitual es encontrarse con los textos de bocadillos y cartelas pegados sobre las viñetas, y no rotulados en la cartulina, como ocurre en otros casos (todo ello, sin duda, con la finalidad de publicar las páginas en diferentes países). Asimismo, en los márgenes superior y derecho de la página encontramos una serie de números (algunos de los cuales también fueron escritos en las viñetas) que, quizá, indicasen al montador la posición ocupada por los textos.

Algunas peculiaridades relativas a los textos que hubo en esta plancha:
anotaciones a lápiz y restos de pegamento de los cartuchos


Y concluyo ofreciéndoles los datos técnicos de la pieza:
Tinta china (aplicada fundamentalmente con plumilla) sobre una delgada cartulina de dibujo. Color directo con acuarela. Uso de gouache (para correciones y creación de efectos). Empleo de materiales (trapos, esponja) para obtener texturas. Dimensiones: 39,3 x 27,7 cm. Sin firmar (esto último es una pena, la verdad, pero tampoco resulta infrecuente en los originales de Del Castillo, que solía firmar sus trabajos en la última página).

Para cerrar la entrada les pongo la historia completa. Que la disfruten:









sábado, 17 de mayo de 2014

"EL COLECCIONISTA", DE SERGIO TOPPI, EDITADO POR NINTH EDICIONES (Y ENTREVISTA CON EL MAESTRO MILANÉS)



BUENO, pues seguimos hablando de novedades editoriales. En esta ocasión se trata de otra obra que está a punto de aparecer, y cuya salida esperábamos desde hacía muuuucho tiempo. En efecto, una vez abandonado, a lo que parece, el intento de edición de la misma por parte de la fantasmagórica editorial Nuevas Fronteras del Arte —que dejó el proyecto colgado en el aire, sólo con un anuncio que no pasó a más—, y considerando que Ninth ya ha empezado a publicar en nuestro país (y a buen ritmo) algunos otros trabajos del gran maestro milanés, era lógico que esta esperanzadora editorial española —cuya labor empieza a resultar verdaderamente interesante— terminara sacando a la luz, más pronto que tarde, la que puede ser considerada una de las obras más populares y emblemáticas de Sergio Toppi: El coleccionista, serie con personaje fijo que realizó a petición de su amigo Sergio Bonelli (quien también había pedido a Dino Battaglia la creación de otro título con protagonista recurrente, que terminaría siendo L'Ispettore Coke) y cuya debut se produjo en las páginas del número 7 de la revista L'Eternauta (1982).



Imagino que, como los dos anteriores volúmenes publicados hasta la fecha (que reseñamos aquí y aquí), este nuevo libro de Ninth se apoya en la edición que realizó a finales de 2010 la casa francesa Mosquito, cuyo máximo responsable tanto ha hecho (y sigue haciendo) por difundir la obra de Toppi, desaparecido en agosto del año 2012. A partir de aquí, y tomando como referencia los pocos datos técnicos que la editorial española ha proporcionado (número de páginas, etc.), deduzco que estarán incluidos todos los álbumes que el milanés dibujo: los cuatro títulos que se publicaron originalmente en L'Eternauta (Il calumet di pietra rossa/Le calumet de pierre rouge, L'obelisco della Terra di Punt/L'obélisque Abyssin, La lacrima di Timur Leng/Le joyau Mongol y Lo scettro di Muirdeagh/Le sceptre de Muirdeagh), y el último que realizó directamente por encargo de Michel Jans para Mosquito (La collana di Padmasumbawa/Le collier de Padmasumbawa).


He aquí el texto que nos ofrece Ninth en el resumen de prensa que ha preparado para presentar la novedad:
«Se dice que existe un hombre que recorre el mundo buscando los objetos más inusitados: pipas que predicen el futuro, lágrimas solidificadas que rememoran batallas, obeliscos que te convierten en rey, cetros que mueven peñascos, collares que te dan poder sobre cosas y seres... Ese hombre no busca esos objetos por su valor material, su antigüedad o su belleza, sino por su historia. Y no los quiere para exhibirlos luego, pues, tras haber investigado tanto su historia, los considera objetos muy personales. Es un hombre rico que se pueve por el mundo como un vagabundo, siempre alerta, siempre implacable, capaz de todo por conseguir su objeto deseado. Nadie sabe quién es ni cómo se llama, sólo que es El Coleccionista».

La salida del volumen está prevista para el próximo día 23 y las características técnicas del mismo son las siguientes:

22 x 29cm
252 páginas
Cartoné
B/N
35 euros
ISBN: 978-84-942476-8-2

Otra gran noticia que viene a sumarse, pues, a las interesantísimas novedades editoriales que están saliendo en estos últimos tiempos. Los aficionados, desde luego, podemos estar contentos (a pesar de los disgustos que los editores nos dan, de vez en cuando, con sus experimentos y sus intentos fallidos). No todo iba a ser perfecto, ¿verdad?

Y ahora, como complemento a la entrada incluyo la traducción de una entrevista que le hicieron a Toppi, a propósito de El coleccionista. Ignoro la fecha de su realización (desde luego es anterior a 2010), pero fue llevada a cabo por Kamil Plejwaltzsky. El lector interesado puede leerla en el francés original si entra en el site Bede-News y pincha en el siguiente enlace.


* * *

EL COLECCIONISTA.
ENTREVISTA CON SERGIO TOPPI



¿Cómo nació el personaje de El Coleccionista?
Es un poco difícil de explicar. Yo no deseaba hacer el clásico personaje heroico, enderezador de entuertos, un gigantón rubio con tupé y grandes bíceps. Quería alejarme de estos clichés... En principio, la idea fue una sugerencia de mi editor, Sergio Bonelli. Para la colección Orient Express pidió a cada uno de sus dibujantes la creación de un personaje que saliera en varios álbumes. Nos insistió mucho a Battaglia y a mí porque sabía que nosotros no teníamos un personaje recurrente. Por ello creó Battaglia su Inspector Coke. Bonelli nos dio total libertad a la hora de elegir.


Pero volviendo a los orígenes del personaje, yo deseaba crear alguien muy diferente a mí y tomarme una especie de revancha respecto de mi vida: él es desenvuelto y resolutivo, yo no lo soy; el tiene largas piernas, yo las tengo cortas; le sucede de todo en su vida, lo que no es mi caso. Todo lo contrario de mi pequeña existencia burguesa. Se trata, sin duda, de una forma de alteridad a mi tranquila cotidianeidad, que discurre tras una mesa de dibujo. Algunos dicen que es malvado... En realidad es una verdadera y auténtica inmundicia, ciertamente refinado, pero siempre dispuesto al crimen para obtener lo que desea. Un personaje extraño e irónico, en suma.



¿Cómo es que la serie se ha detenido después del cuarto episodio? En un libro dedicado a su obra aparecido el año pasado en Italia me sorprendió ver que casi todos los testimonios de homenaje de sus colegas hacían referencia a El Coleccionista. Esto indicaría el profundo impacto de esta obra a lo largo de los años...
Pienso que esto se debe, como siempre, al hecho de que la serie no ha encontrado el favor del gran público. Ciertamente el medio de los dibujantes profesionales la ha apreciado, pero es una franja muy particular de lectores. No obstante sí he podido constatar en estos últimos años que no ha dejado de estar presente en la memoria de la gente. Hay lectores muy jóvenes que me conocen a través de esta obra, lo que me sorprende gratamente.

Al contrario que los héroes clásicos su Coleccionista no tiene junto a él a ningún personaje secundario, ningún amigo o servidor... ¿No afecta esto a su profundidad psicológica?
Sí, yo lo he querido así, sobre todo porque se trata de un carácter extremadamente individualista. Se basta a sí mismo y no tiene necesidad de justificarse ante nadie.

No sabría decirle si esto le condiciona de algún modo a nivel de la descripción de su psicología. Para ser sincero, nunca me he hecho esta pregunta. El hecho de que mi personaje surja de ninguna parte y desaparezca en la nada contribuye a su aspecto misterioso. Esto le hace, sin duda, más fascinante... ¡Por tanto que lo sea! En el único episodio en que da algunos datos sobre él mismo (Le calumet de pierre rouge) lo hace de modo extremadamente sucinto. Nos dice, sólo, que es inmensamente rico, que tiene plantaciones de té, una colección importante... ¡Pero nada más! Algunos lectores que lo han estudiado con más atención, han llegado a la conclusión de que es inglés. Para mí no lo es, a pesar de ser elegante y excéntrico de muchas maneras. La incertidumbre acerca de su origen es un elemento que me gusta. Uno de mis libros favoritos es Los tres mosqueteros, y gran parte del encanto de la novela reside en el hecho de que, aparte de D'Artagnan, no sabemos nada de la historia de los otros mosqueteros. En uno de los duelos contra los ingleses, por una estúpida razón de etiqueta, estos últimos quieren saber a qué atenerse: no pueden batirse a muerte más que con caballeros. Athos se acerca a uno de ellos y le enumera al oído sus títulos, advirtiéndole que ahora que los conoce está más obligado que nunca a matarlo (1). En este momento del relato no se conoce todavía la identidad de los tres mosqueteros. Esta atmósfera misteriosa siempre me ha resultado satisfactoria.


Usted ha retratado a su personaje sin ningún tipo de almacén, sin ninguna "fortaleza solitaria" para almacenar los objetos que ha ido coleccionando por los cuatro rincones del mundo
En efecto, estos objetos no los ha ido reuniendo por su valor, sino porque le satisfacía. No tienen ningún valor comercial. La única cosa que le da al personaje una dimensión más humana es el hecho de que, en términos generales, toma partido por los perdedores, por los pueblos oprimidos. La única vez que va a tener un comportamiento negativo será en El calumet de piedra roja, donde le hará una buena jugarreta a Crazy Horse. Sin embargo, he de admitir que este aspecto inquietante de su personalidad no me desagrada, pues no es alguien fundamentalmente "bueno".

Una cosa que me ha llamado la atención en los cinco episodios es que El Coleccionista siempre está inmerso en la Naturaleza y en los grandes espacios abiertos...
He de reconocer que, en general, no me gusta dibujar paisajes urbanos y arquitecturas, excepto, tal vez, edificios primitivos como iglesias románicas o castillos.

Esto se debe a que no soy demasiado preciso y a que lo que hago adolece de un exceso de detalles. La Naturaleza me conviene mucho más. Los paisajes salvajes, los árboles y las rocas me inspiran gráficamente mucho más. Siento, igualmente, una gran fascinación por los animales. Todo esto es más elocuente a mis ojos y, por tanto, funciona necesariamente mejor.

No podemos decir que la representación de las estructuras urbanas sea algo que abunde en la producción
de Toppi, pero tampoco es inexistente (aunque se plantea siempre con ese onirismo tan propio
del italiano y en una marcada contraposición con la naturaleza)


Por hablar del quinto episodio de la serie, El collar de Padma Sumbawa, ¿por qué ha elegido esta vez como escenario el Tíbet?
Pues volviendo a la cuestión anterior, le diré que porque me encantan las montañas. Esos grandes espacios y ese marco tan rico en variaciones de todo tipo dan amplitud a la historia. La segunda razón tiene que ver con el período histórico [en que se desarrolla el relato]. El Tíbet ha estado siempre ligado a acontecimientos muy interesantes, debido a su proximidad al coloso chino, que siempre ha ejercido su influencia sobre él. El período de los señores de la guerra es, para un narrador de historias, particularmente estimulante. Los personajes eran muy pintorescos. A esto es necesario añadir, sea o no verdad, la amplia reputación de país donde la magia y lo sobrenatural están presentes de manera cotidiana. Hay toda clase de secretos, de misterios alrededor de los monasterios... Yo no sabría decir cuánto de todo esto es real o no, pero toda esa atmósfera, todo ese conjunto resultan verdaderamente cautivadores.

La montaña imponente, amenazadora, aparece siempre, como se ve, en la obra de Toppi
(aquí en una página de El calumet de piedra roja)


¿Cómo se ha documentado sobre el período histórico y los escenarios? Usted evoca, por ejemplo, a un monje tibetano, Padma Sumbawa, que tiene parentesco con un personaje histórico, el religioso budista Padmasambhawa...
He leído muchos libros a fin de dar un mínimo de credibilidad a la historia. Tal como ha señalado usted, Padma Sumbawa es, efectivamente, venerado como santo por los tibetanos. Yo me inspiré en él de modo lejano, más como un personaje mítico o referencial. Sin embargo he decidido cambiar su nombre. Se trata de un rey poderoso que pertenece a una familia que practica una política secular. Sus mayores poseían grandes dominios y se embarcaban regularmente en guerras. Y lo mismo ocurre con las dos órdenes religiosas de los lamas amarillos y los lamas rojos [que aparecen en la historia]: son órdenes que existieron realmente y que estaban enfrentadas por causa de numerosas fricciones. En general, todas mis alusiones a la Historia están documentadas. En El obelisco abisinio todos los hechos relativos a la batalla de Adua (2) de 1896 son históricos. Yo había leído los informes etíopes. Las palabras que atribuyo a Menelik son auténticas. Debo decir que encuentro un gran placer en introducir estos acontecimientos históricos en mis relatos.


Uno tiene la impresión de que sus personajes están empujados por la fuerza del destino (el joven español de La leyenda del Potosí, que debe completar su búsqueda...). ¿Por qué la "necesidad" (o el destino) son tan importantes en sus historias?
En el caso de La leyenda del Potosí, me parece que la fuerza del destino constituye el pretexto y la razón de toda la narración. Es el resorte que empuja al personaje a tomar sus decisiones y a realizar sus actos. Está claro que se trata de un pretexto necesario para el desarrollo de este tipo de historia. Creo, de manera inmodesta, haber tenido en este registro ilustres predecesores.

¿Reanudará su actividad El Coleccionista? ¿Lo desea usted? ¿Tiene ya nuevas ideas?
Es el editor quien debería responder a esto (risas dirigidas a Michel Jans)... Si el público lo pide yo continuaré con placer la serie. ¿Quizá le he dado la impresión de que he puesto límites para dibujarla? Todo consistirá en encontrar el argumento: la historia es siempre lo más difícil de construir. La realización misma resulta siempre un verdadero placer. Para nosotros, dibujantes de historieta, escribir una historia coherente es siempre el aspecto más delicado de nuestro trabajo. Sería necesario que le mostrara a usted todos los borradores sucesivos de guión que llego a realizar. Debemos construir una lógica narrativa muy precisa y es ahí donde reside la verdadera dificultad.


¿Cómo lo hace usted? ¿Escribe la historia, después un story-board...?
No, no hago story-board. Por el contrario, garabateo páginas y páginas. Escribo y reescribo todo el tiempo sin parar. Es un trabajo ingrato... Encontrar el punto de partida de un relato, organizar las secuencias, verificar su credibilidad... Esto es lo más apremiante y necesario de todo. Yo siempre he puesto un gran cuidado a la hora de obtener la documentación, incluso cuando ésta era menos rica y variada que ahora y acceder a ella resultaba más difícil. En lo que concierne a la realización, una vez que el conjunto está globalmente definido, avanzo página tras página. Por lo que respecta al coloreado, éste depende de los contratos con las editoriales: realizado a partir de fotocopias o directamente sobre las planchas. Teniendo en cuenta que, para el resultado final (y salvo casos excepcionales), hay que contar siempre con la clemencia de los dioses.

No es fácil mantener el interés de una historia en tanta cantidad de páginas. No se puede plantear una intriga en tres páginas y desarrollarla luego sin problemas en otras veinte... En todo caso, para mí resulta difícil.

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(1) La anécdota pertenece al capítulo XXXI de Los tres mosqueteros: "Ingleses y franceses". En realidad, lo que Athos le dice al inglés es que, después de haberle forzado a darse a conocer y puesto que quiere seguir permaneciendo en el anonimato por diversas razones, ahora tendrá que matarlo. El diálogo se desarrolla en los siguientes términos:


«— Se juega con todo el mundo, pero uno sólo se bate con sus iguales.
— Eso es justo —dijo Athos. Y llevó aparte a aquel de los cuatro ingleses con el que debía batirse y le dijo su nombre en voz baja.
Porthos y Aramis hicieron otro tanto por su lado.
— ¿Os basta eso —dijo Athos a su adversario— , y me creéis tan gran señor como para hacerme la gracia de cruzar la espada conmigo?
— Sí, señor —dijo el inglés inclinándose.
— Y bien, ahora, ¿queréis que os diga una cosa? — repuso fríamente Athos.
—¿Cuál? —preguntó el inglés.
— Nunca deberíais haberme exigido que me diese a conocer.
— ¿Por qué?
— Porque se me cree muerto, porque tengo razones para desear que no se sepa que vivo, y porque voy a verme obligado a mataros, para que mi secreto no corra por ahí.
El inglés miró a Athos, creyendo que éste bromeaba; pero Athos no bromeaba por nada del mundo».
(2) Adoua en el francés original. No existe en español, creo, una grafía exacta para el topónimo de esta ciudad —enclavada en Etiopía (la antigua Abisinia) y escenario de la famosa batalla que enfrentó al ejército colonial italiano con las tropas del rey Menelek II—, pues también se ve escrito con las variantes (más exóticas) de Adwa, Adowa o Aduwa.