lunes, 31 de octubre de 2011

"EL VIEJO OESTE" DE ANTONIO HERNÁNDEZ PALACIOS




HACE treinta años exactamente, es decir hacia finales de 1981, Norma Editorial incluía en el número 1 de su nueva revista Sargento Kirk (p. 2) el primero de varios anuncios promocionales de un soberbio portafolios que Antonio Hernández Palacios dedicó al salvaje Oeste. Incluía éste diez magníficas láminas, dibujadas en blanco y negro, donde el artista representó a diversos personajes propios del Western (5 indios y otros tantos blancos) en actitudes muy características del género. En este sentido, no faltaban los típicos paisajes desérticos jalonados por las habituales mesas calizas, los cactus, y otros elementos inseparables de la iconografía del Far West, como son la patrulla, una carga de la caballería, un explorador del ejército, jefes indios, carretas, etc. El trabajo había sido realizado unos meses antes —seguramente en el verano de ese mismo año 81, pues el propio artista confesó haber aprovechado las vacaciones para hacerlo— y fue reproducido por Norma a un tamaño (33 x 45 cm.) casi igual a los originales y en un papel de muy alto gramaje, aunque la calidad de los negros y la línea dejaba bastante que desear. Según rezaba la página promocional que puede verse abajo, la tirada consistió en 1.000 ejemplares y un servidor tardó bien poco en hacerse con uno de ellos (que, a día de hoy, conservo como oro en paño).



De hecho, los ejemplares que actualmente siguen circulando en venta de segunda mano, alcanzan precios realmente prohibitivos; incluso diría que, en ocasiones, algo exagerados. Yo tenía la idea de que la pieza me costó dos o tres mil pesetas de la época, pero lo cierto es que en la hoja de promoción se pedían 1.000 pesetas en sellos de correos para que te lo enviaran de la editorial, luego eso debió ser lo que pagué por ello. Aunque quizá lo comprara uno o dos años después de salir al mercado, de ahí que guarde en mi memoria la idea de que fue algo más caro y la diferencia de precios. En todo caso, y aunque hoy pueda parecer una minucia ese dinero suponía todo un capitalito para cualquier jovenzuelo de principios de los años 80 del pasado siglo.



La primera vez que me topé con una referencia de este magnífico trabajo del maestro madrileño —especialmente adecuado para su vistoso y realista estilo gráfico— fue en las páginas del diario Hoja del Lunes, en la sección dedicada a cómics que firmaba Ana Salado. Debió de ser en el mismo año 1981 —a juzgar por el sentido de inmediatez con que el texto se refiere al portafolio—, pero no puedo decirlo con absoluta precisión, pues en su momento cometí el error de no apuntar la fecha del periódico e ignoro cuándo se publicó el artículo exactamente.* Lo que sí conservo, por el contrario, es el recuerdo muy vívido y nítido del momento en que volvía a casa con el diario entre las manos, devorando el artículo e informándome de lo "nuevo" que había publicado el que, por entonces y sin ninguna duda, era mi dibujante de tebeos favorito.

 Foto del recorte de periódico a que hago referencia en el texto. El original está
mucho más degradado por el paso del tiempo de lo que yo recordaba y
demasiado amarillento (lógicamente, he retocado la imagen un poco)


La noticia de la aparición de esta obra también salió publicada en otros medios generalistas, como por ejemplo El País del 26 de noviembre de 1981. Allí, en la edición de mañana, un artículo firmado por Fernando Samaniego se refería al acto de presentación del portafolios que ese mismo día iba a tener lugar, a las 17:00 horas, en la tienda Totem de Mariano Ayuso, con exposición incluida de las diez ilustraciones originales e inéditas dibujadas por Antonio. No tuve ocasión, entonces, de asistir a este evento, pero ¡quién me iba a decir a mí que, apenas tres años después, y cuando ya conocía a Hernández Palacios, tendría la oportunidad de ver una de esas láminas —la de Mangas Coloradas— colgada en las paredes de Totem y expuesta para su venta al público (tal como ya señalé, en su momento, en otra entrada).


 Escenas ambientales de un poderío gráfico aplastante y un realismo insuperable


De todos es sabido el gusto y la afición que Antonio sentía por la Historia. Toda su obra tebeística es una prueba palpable de ello. En este sentido, una de las máximas que guió su actividad como autor de tebeos fue la de "enseñar deleitando". No sorprende, por tanto, saber que le habría gustado incluir junto a las láminas del portafolio las biografías de los personajes retratados, dado que todos fueron históricos y porque para recrearlos utilizó una base documental y fotográfica importante (que, como ya sabemos, era un rasgo característico del autor).


Goyathlay (1823-1909), más conocido como "Gerónimo". Líder de los apaches Chiricahua que murió viejísimo
y plácidamente, en la reserva, después de haber dado un trabajo considerable a los "rostros pálidos"


Dashodahae (1790-1863), conocido como "Mangas Coloradas". Gran jefe de los apaches Mimbreños.
Había sido educado como cristiano, pero una serie de injusticias y de maltratos de parte de los
blancos le empujaron a la guerra. Fue torturado, asesinado, ultrajado y decapitado
en Fort Mac Lean, adonde había sido llevado después de ser atrapado
a traición. Era suegro de Cochise.


 Bidu-ya (1825-1880), más conocido como "Victorio". Líder de la banda chihenne de los apaches Chiricahua.
Luchó junto a Mangas Coloradas y Cochise, perdiendo la vida, con 77 de sus guerreros, en una
emboscada que el ejército mejicano le tendió en los cerros de Tres Castillos, en Chihuahua.


Quizá convenga finalizar esta entrada incluyendo unas declaraciones hechas por Antonio en el mismo acto de presentación del portafolios y publicadas en el artículo de El País reseñado. Dan una idea muy precisa de lo que pensaba el dibujante madrileño y resultan pintiparadas como colofón de este comentario.

Sencillamente extraordinario. ¿Hace falta añadir algo más?

«No me interesan las historias de buenos y malos. He querido presentar a estos personajes reales de una forma humana, sin la tipología y estereotipos producidos por el cine de Hollywood, y al mismo tiempo resaltar la contribución europea, especialmente de España y Francia, en el nacimiento de Estados Unidos. Casi todos estos salvajes de Nuevo México hablaban español. Como dato curioso, el nombre del apache Mangas Coloradas se debe a que fue monaguillo».

Intenten olvidar la mala calidad de la fotografía y observen con atención la portentosa realización gráfica
de esta ilustración. La soltura de la pincelada, su ductilidad, la maestría con que se maneja el
tramado y se reproducen las diferentes texturas... Una labor impresionante

«En el fondo me gustaría reflejar una historia que fue muy hermosa y la contribución importante de Europa. La industria del cine de Hollywood falsea la historia a cambio de dinero, con personajes de indio malo y rubio bueno. Prefiero los personajes de carne y hueso, como lo que intenté al dibujar la historia del Cid o la serie de la guerra civil española».

Pincel frente a plumilla para resaltar planos y crear profundidad de campo. Obsérvese, además, cómo
en los elementos del fondo el maestro madrileño apenas si ha introducido manchas de negro,
potenciando ese efecto de distancia que resulta imprescindible aquí

«Todos los detalles de vestuarios o ambientación que llevo a los dibujos, por lo que alguna vez me han acusado de barroquismo, no obedecen a una razón estética, sino que cumplen una función narrativa, son elementos para ser vistos y leídos, con objeto de que se puedan identificar. Lo importante es la narración, contar a través de las imágenes y los textos, dentro de un obligado proceso de síntesis».



Como pueden imaginarse todos ustedes, seguiremos hablando de Antonio Hernández Palacios en próximas entradas. Hasta entonces les dejo con las siguientes imágenes...












-------------------
* Actualización realizada el 31/10/2011 a las 22:11: Gracias al valioso comentario que ha dejado escrito en esta entrada mi querida amiga Balsera —fiel seguidora de este blog y perspicaz fémina que se prodiga en él menos de lo que debiera— todos ustedes tienen ahora la oportunidad de acceder a una copia del artículo de Ana Salado bastante más decente que la escaneada por mí del recorte original que conservo. Además, ya sabemos también, con exactitud, cuándo se publicó dicho artículo, de modo que podemos reconstruir mucho mejor todo el proceso de publicación y promoción del portafolios de Hernández Palacios. Por todo ello, ¡gracias, Balsera! Te envío un beso virtual.

lunes, 24 de octubre de 2011

LA NUEVA GLÉNAT ESPAÑA: EDITANDO A MEDIDA Y POR AMOR... A LOS TEBEOS



EN el blog Viñetas —uno de los varios que gestiona el editor Joan Navarro— han empezado a publicarse en estas últimas semanas una serie de interesantes entradas, que son testimonio fehaciente de la nueva, ilusionante y esperanzadora situación creada en torno a Glénat España, desde que el pasado 5 de octubre pasado el propio Navarro anunciara, a las 2:07 de la madrugada, que la filial patria del gigante francés —dirigida por él mismo desde el año 1993— iniciaba una nueva andadura en solitario. La noticia —que se hizo pública, avanzada la mañana, con un comunicado oficial publicado en la página web de la editorial— no pasó desapercibida ni siquiera en los medios generalistas (ver, por ejemplo, aquí), y pienso que dará mucho que hablar en el futuro, a juzgar por la línea de actuación que tanto Navarro como Félix Sabaté —que venía siendo su mano derecha y seguirá siéndolo en esta nueva etapa— tienen pensado poner en práctica de aquí en adelante.

Navarro junto a Jacques Glénat, en la presentación de los cuatro primeros títulos editados
por la entonces nueva editorial constituida en nuestro país (foto publicada en el diario
Avui, el 7 de abril de 1993 y procedente del blog Viñetas)


Desde ese mismo instante, pero siguiendo una línea de transparencia informativa y de comunicación con los aficionados que no es habitual entre los editores patrios, Navarro empezó a hacer públicos sus movimientos como flamante propietario de la editorial —que seguirá llevando, al menos de momento, el nombre de Glénat—, a comunicar sus nuevas alianzas, sus intenciones de futuro y a dar algunos títulos que está editando o bien que tiene pensado publicar en esta etapa recién iniciada. Una de las más celebradas fue la que se hizo pública a través de un comunicado el día 14, anunciando al público que se había tomado la decisión de volver a publicar todas las colecciones de manga de la editorial en su papel original y remitiendo a una antigua entrada del blog Viñetas, en la que Navarro explicaba por qué Glénat España había cambiado el papel y la encuadernación de sus cómics japoneses.

 Joan Navarro en una foto reciente


Si bien es cierto que ya resulta bastante sorprendente ver a un editor dando este tipo de explicaciones a sus compradores y teniendo esa deferencia con ellos —en este sentido, el contraste con los responsables de Planeta de Agostini es palmario (y lo digo por el modo en que, recientemente, han ignorado de modo grosero a quienes les dirigimos una queja, para dar parte de los cambios defectuosos que se han detectado en la nueva edición de Príncipe Valiente), más increíble aún parecen otras iniciativas que parecen haber puesto en marcha Navarro y Sabaté como flamantes propietarios de Glénat España.

 Navarro y Sabaté, en la última Feria del Libro de Frankfurt, acostumbrándose
a su nuevo papel de "super-ejecutivos" Viñetas). Aunque no sé yo si el ejemplo...


Me refiero, concretamente, a la que se explicita en la entrada que pudo leerse el pasado día 20 en el ya citado blog Viñetas, donde —bajo el título de Glénat publicará "Los mercenarios" de Carrillo en el formato que quieran ustedes— se pedía la opinión del personal, pásmense ustedes, nada más y nada menos que ¡¡¡para decidir el tamaño y el tipo de encuadernación que podrían utilizarse en la próxima edición de este clásico de los tebeos españoles, que la editorial tiene pensado sacar al mercado próximamente. Al día siguiente, es decir el 21 de octubre, el propio Navarro anunciaba en el mismo blog que ya se había firmado el contrato con el autor de la historia, el malagueño Antonio Pérez García, alias Carrillo, y que éste se había mostrado partidario —como la mayoría de los participantes en el debate— de publicar su trabajo en un formato grande y más lucido. Así pues, parece que gozaremos de una edición a buen tamaño de esta interesante serie, realizada íntegramente —guión y dibujos— por un artista muy valioso pero hoy completamente olvidado, y que apareció publicada por entregas en la revista Sacarino, durante el año 1974.

Las mujeronas de Carrillo en la serie Los mercenarios (imagenes sacadas del blog Viñetas)


Reconozco mi ignorancia absoluta sobre cómo funcionan las editoriales de historieta en todo el mundo, pero, a pesar de ello, debo confesar que esta forma de gestionar que parecen haber adoptado los responsables de Glénat España para algunas ediciones con características peculiares es bastante novedosa. Por medio de una comunicación fluida y directa —hoy perfectamente viable gracias a Internet—, realizando ediciones puntuales y pensadas para un tipo de público muy específico, acudiendo incluso a mecanismos tan conocidos y útiles como la suscripción para obras concretas —experiencia que ya conozco y de la que he sido partícipe merced a Manuel Caldas y a los amigos de CHT—, creo que se puede lograr una fórmula no sólo bastante participativa, sino muy válida para hacer frente a la crítica situación de nuestro mercado y poder ofrecer productos que, de otra forma, jamás tendrían salida. Al menos, mientras sigan manteniéndose las raquíticas cifras de venta que han caracterizado tradicionalmente a nuestro país para este tipo de productos (muy demandados por una minoría de aficionados con poder adquisitivo, pero de escaso atractivo para la mayoría del público). Ponerse de acuerdo con los futuros y potenciales compradores del libro —es decir, saber antes de gastar dinero cuánto va a hacer falta invertir para, al menos, amortizar la operación— no es una cuestión baladí. Confiemos en que este paso dado por Joan Navarro y Félix Sabaté sea el primero de una política que llegue a generalizarse para ese tipo de ediciones (al menos en Glénat España, o como quiera que en el futuro se llame la nueva editorial).

Dos vistosas planchas de Los mercenarios, trabajo que será editado próximamente a gusto del consumidor


Por nuestra parte, en el Nibelheim deseamos a todos sus responsables que tengan éxito y prometemos colaborar, dentro de nuestras posibilidades, para que la iniciativa llegue a buen término.

jueves, 20 de octubre de 2011

ANTONIO HERNÁNDEZ PALACIOS Y EL CID: UN EJEMPLO DE REFERENCIA DOCUMENTAL



COMO todo el mundo sabe, la documentación de tipo fotográfico jugó siempre un papel de primer orden en el método de trabajo de Antonio Hernández Palacios. Aficionado a la Historia, puntilloso, perfeccionista y especializado en realizar trabajos ambientados en épocas históricas pasadas y muy concretas, el autor madrileño acostumbraba a documentarse ampliamente para conseguir esas ambientaciones y puestas en escenas tan sólidas que caracterizan todos sus álbumes. También el cine —fotografía a la postre, aunque en movimiento— fue una fuente de documentación significativa para él, y creo tener localizadas varias películas (Misión de audaces, Major Dundee, etc.) que sirvieron claramente de inspiración al artista, especialmente en alguno de sus trabajos menos personales (pienso, básicamente, en la serie Mac Coy), pero no sólo en ellos (como señalé, al hablar de su adaptación de Les chants de Maldoror, en esta entrada). No olvidemos, por último, que se trataba de un dibujante caracterizado por su estilo hiperrealista y que siempre otorgó una gran importancia a los primeros planos como recurso narrativo (era plenamente consciente de que le salían bordados), en cuyo caso la base fotográfica resulta siempre de gran ayuda. Bastaría recordar aquí que fue la fisonomía de Robert Redford la que Hernández Palacios tomó como base de referencia para su creación del militar norteamericano, y que en la serie de Mac Coy aparecen numerosísimos primeros planos del protagonista, que se ven tomados directamente de una fotografía.

Una imagen conocidísima del personaje tebeístico al lado de su modelo original.
Observen que el dibujante ha respetado, incluso, la diferencia de tonalidad entre el pelo y el bigote


Pero fíjense ustedes. Lo que, sin embargo, yo no había certificado nunca hasta el momento es la utilización de un cuadro concreto como base documental específica dentro de alguno de los muchos álbumes que dibujó el maestro madrileño (o, al menos, ya no lo recuerdo). Y ni por asomo podía imaginarme yo que iba a ser en la ciudad de Berlín —adonde me encuentro en estos días y desde la que envío estas líneas— donde habría de toparme con una obra de arte que no sólo me traería el recuerdo de mi admirado Hernández Palacios, sino que certificaría por vez primera esa inspiración de base pictórica. ¡Quién me iba a decir a mí que sería en esta fría, culta y cosmopolita ciudad septentrional de Europa donde descubriría la fuente gráfica en que bebió el maestro madrileño para dibujar una de las más hermosas, impactantes y evocadoras composiciones que salieron de su talentosa imaginación! Me estoy refiriendo a esa soberbia viñeta panorámica con la que se abre el álbum Las Cortes de León, segundo de la serie El Cid, que tanta falta haría reeditar. Esa viñeta que, ocupando todo el ancho de la página, nos muestra a las victoriosas huestes castellanoleonesas volviendo a la capital regia, tristes y silenciosas, tras la luctuosa campaña dirigida contra el reino de Aragón, en cuya batalla decisiva —la de Graus— iba a perder la vida el tío del infante don Sancho y hermano del rey-emperador Fernando I. Una viñeta que la mayoría de ustedes tendrán grabada en su memoria, si conocen bien la obra de Palacios, o que recordarán de inmediato en cuanto vean la imagen que pongo de ella a continuación. Hela aquí:



Y es que verán ustedes: andábamos, mi hermano Mime y yo, visitando la Alte Nationalgalerie —noble museo en el que puede encontrarse pintura y escultura de los siglos XVIII y XIX (entre otros, algunas obras de Friedrich, Schinkel y Böcklin)—, cuando en uno de los pasillos que comunican dos zonas de la segunda planta nos hemos topado con un lienzo que nos ha dejado súbitamente impactados, pues identificamos su contenido como algo que ya conocíamos, aunque sin haberlo visto nunca antes. Se trata del lienzo titulado Heimkehrender Tiroler Landsturm im Krieg von 1809; o, lo que es igual en román paladino: Las milicias tirolesas volviendo a casa en la guerra de 1809. El cuadro fue realizado en 1876 por el pintor austríaco Franz von Defregger, un artista bastante convencional al que podemos adscribir dentro del Romanticismo costumbrista. Defregger se especializó en temas relacionados con su Tirol natal —escenas campesinas, retratos de tipos populares, composiciones de corte histórico, etc.— que hicieron de él un autor muy reconocido en la época, pero al que hoy día apenas se le presta atención. Pues bien, imagínense cuál ha sido nuestra sorpresa al comprobar que en este pintor tan desconocido se basó Hernández Palacios para componer la viñeta que acabo de mostrarles arriba. Y si no me creen, verifíquenlo ustedes mismos:



Comparen; comparen y vean cómo el maestro madrileño realizó aquí una fidelísima transcripción gráfica de la obra original. Aunque, lógicamente, introduciendo las adaptaciones necesarias para convertir en una escena plenomedieval lo que, en origen, no era sino una composición con personajes del siglo XIX. Para empezar ha eliminado al dicharachero tirolés que va danzando en segundo plano, situación que no cuadraba demasiado con lo que Palacios quería expresar en su viñeta (el regreso de las apenadas mesnadas castellanoleonesas, recién enfrentadas con otros cristianos). Pero si dejamos a un lado a este individuo y obviamos la falta de banderas ondeando al viento, comprobaremos que el dibujante madrileño transcribió, al pie de la letra, la composición creada por Defregger: casi el mismo número de personajes en actitudes prácticamente calcadas, las mismas ventanas, idénticas terrazas... Se ha reducido un tanto la profundidad de campo del plano, recortando por arriba una buena parte de los edificios que se ven en el cuadro original y cerrando la calle, al fondo, con esa construcción de tosco aparejo coloreada en color violeta. Es decir: Hernández Palacios da menos información que el pintor alemán. Asimismo, se han cambiado algunos elementos, además de los estrictamente ambientales: hay hombres transformados en mujeres, niños en niñas y viceversa, etc.; pero lo que se conserva es mucho más y, sobre todo, bastante significativo. Fijémonos, por ejemplo, en el caso del perro (en primer plano, a la derecha), en el de la niña que, a la izquierda de ambas obras, lleva entre las manos una especie de hatillo o de envoltorio de tela, o en el de la criatura que, detrás de la anterior y sentada en una barandilla, lleva cruzado, a modo de bandolera, otro hatillo (elementos ambos conservados por el dibujante madrileño). En fin, Serafín.



Además de la satisfacción personal que, como gran aficionado a Hernández Palacios, puede producirme el haber encontrado esta referencia documental, lo que más valoro de ello es que nos ayuda a comprender un poco mejor el modo en que pensaba y trabajaba el maestro madrileño. Por otra parte, hay que reconocer también que es un testimonio del amplio conocimiento que éste tenía sobre la Historia de la pintura y, más en concreto, sobre aquellos movimientos que, como aquél al que perteneció Defregger —romántico, costumbrista, historicista— produjeron obras muy útiles para servir como documentación a un dibujante de historieta. Es decir: sabía dónde escoger.

Que ustedes lo pasen bien. Nos vemos (o, mejor dicho, nos leemos) a la vuelta.

domingo, 16 de octubre de 2011

EL PRÍNCIPE VALIENTE CABALGA DE NUEVO




ACABO de recibir, imagino que al igual que los 299 restantes (o los que sigamos siendo a estas alturas, que ya no lo sé), un jubiloso correo electrónico de Manuel Caldas, en el que comunica a sus incombustibles seguidores la aparición, ¡al fin!, del nuevo volumen de su Príncipe Valiente, en glorioso blanco, negro y grises. Da explicaciones, aclara dudas y avisa de los pros y contras que la nueva situación editorial ha propiciado. A continuación transcribo el mensaje completo (para quien no tuviera el honor de pertenecer al "Club de los 300", of course):
 
Por fín: "Príncipe Valiente" volumen 7º

Estimados 300:
Publicado en Uruguay por La Imprenta (www.pv-la-imprenta.co.nr/), acaba de salir un volumen de "Príncipe Valiente" que si fuera yo a publicarlo sería el número 7. A pesar de una portada de estilo diferente de los volúmenes que yo publiqué y de no tener número ni solapas, en tamaño y en el interior el libro no se distingue de los por míos. ¿No serían de esperar enormes diferencias (incluso de tamaño) si consideramos que cambió el editor?, un editor que además es del lejano Uruguay, en otro continente. Sí, pero debido a haber sido yo el packager, las diferencias entre mis seis volúmenes y el uruguayo son insignificantes.
Además, el precio del libro es de 680 Pesos Uruguayos, que son precisamente 25 Euros. Solo el correo sube de 5 para 6 Euros, pues es editor quiere que todos los ejemplares sean enviados con certificado. Se podrá pagar por transferencia bancaria, Paypal, giro postal o Western Union.
Yo estoy en contacto permanente y estrecho con la editorial uruguaya e incluso para Europa el libro será enviado desde Portugal, en donde se imprimió.
Todavía, siempre hay que tener esto en consideración: el editor no soy yo. Así que deben hacer los pedidos para el siguiente email:
a.costa.IMPRENTA@adinet.com.uy
del cual les contestarán muy amablemente.
Sea como sea, todos los 300 pueden seguir escribiéndome como siempre lo hicieron. ¡Como siempre!
Para terminar y cambiando un poco de tema: los que gustarían de tener algún fichero con gran resolución de alguna plancha de "Príncipe Valiente" para poder imprimirla a gran tamaño, tienen a su disposición nada menos que 6. Encuentran el enlace y más información aquí: http://www.bloguedelos300.blogspot.com/
Cordiales saludos de
MC

Por cierto: como se dice en el texto citado, en El blog de los 300, donde puntualmente se da noticia de las empresas editoriales de Manuel Caldas, pueden obtener ustedes una copia de seis hermosas reproducciones de planchas incluidas en este último número de Príncipe Valiente. Y están al gigantesco tamaño al que nos tiene acostumbrados el portugués. No se las pierdan.

viernes, 14 de octubre de 2011

NECROLÓGICAS: ALBERT WEINBERG (1922-2011)



ME entero, a través de las ediciones Le Lombard, de la muerte del historietista belga Albert Weinberg, a la provecta edad de 89 años. Aunque su nombre estaba ligado a personajes muy célebres de la bande dessinée franco belga —Buck Danny, Dan Cooper—, sin embargo, la noticia de su muerte no se ha conocido hasta ahora, pese a haber tenido lugar el pasado 29 de septiembre. Entre los blogs patrios, el único en el que he encontrado una referencia es en el de Mis cómics y más, precisamente especializado en BD.



Weinberg* se inició en el mundo de la historieta a finales de los años 40, actuando como asistente de Victor Hubinon en las series Buck Danny —que, afortunadamente, empezará a ser publicada en nuestro país próximamente—, y Blondin et Cirage, dos títulos que aparecían en la revista Spirou. Por esas mismas fechas participa en la elaboración del álbum Tarawa, atoll sanglant, con guión de Jean-Michel Charlier y entre 1948-1949 termina Joe la Tornade, historia guionizada también por Charlier que había sido abandonada por Hubinon.

Plancha de Buck Danny (de la historia Les Japs attaquent), publicada en el nº 477 de Spirou (junio de 1947)




 Tres viñetas de Tarawa, de Hubinon y Charlier, en el que participó Weinberg en sus comienzos
(imágenes procedentes del blog de Joan Navarro Viñetas)


Entre 1949 y 1956 Weinberg realizaría numerosas ilustraciones e iba a crear sus dos primeras series de ciencia ficción: Luc Condor y Roc Meteor, que aparecerían publicadas en la revista Héroic-Albums, activa entre 1945 y 1956 y publicada por Esseo. En 1950 nuestro autor incrementó su actividad al empezar su colaboración con el equipo editorial de la revista Tintin, para la que sacaría adelante otras dos series de ciencia ficción: Alain Landier y, sobre todo, Les aventures de Dan Cooper que iba a ser la que más fama le proporcionaría.



El primer episodio apareció en noviembre de 1954 y, desde entonces, Weinberg se volcaría de lleno en dicho título, aportándole todo su esfuerzo y dedicación, pues se encargó tanto de los guiones como del dibujo. Llegó a realizar 41 álbumes —lo que equivale a cerca de 2.000 planchas—, aunque los guiones de tres de ellos (volúmenes 6 a 8) fueron escritos por Charlier. Estos últimos resultaron tan decisorios que contribuyeron a marcar un cambio de tendencia en la serie, estimulando a Weinberg para empezar a cuidar mucho más las puestas en escena y darle un giro a su estilo, que se fue alejando de la influencia gráfica de Edgard-Pierre Jacbos y fue haciéndose cada vez más realista.

Dos planchas del álbum Le triangle bleu (1957), en las que se aprecia con claridad la influencia
del estilo "Jacobs", tanto en el estilo gráfico, como en el montaje de la página,
o en la disposición de esos recargados bocadillos, llenos de texto


Las historias giran en torno al mayor Dan Cooper, un piloto de pruebas de la Royal Canadian Air Force (RCAF) que se ve envuelto en todo tipo de aventuras, siempre estrechamente vinculadas al mundo de la aeronáutica, y a lo largo de las cuales pasará de pilotar aviones y prototipos en los primeros números de la serie, a ser uno de los precursores de la carrera espacial. Hay que decir que Dan Cooper surgió como respuesta al Buck Danny de Hubinon/Charlier y que constituye todo un referente en su género, junto a Tanguy et Laverdure, aparecida en 1961 y con guiones del propio Charlier. El último álbum de Dan Cooper, titulado L'oeil du Tigre, apareció en 1992.

Dos magníficas ilustraciones para las portadas de los álbumes Le canon de l'espace (1980)
y F-111 en péril (1981), pertenecientes a la serie Dan Cooper


De la eficacia y profesionalidad de Weinberg es testimonio el hecho de que Hergé, no satisfecho con los esbozos de guión para su álbum Objetivo: la Luna, le pidiera asesoramiento. Éste le proporcionó diversas referencias bibliográficas y documentales al padre de Tintín. La petición, hasta cierto punto, era lógica puesto que Weinberg, estimulado por su propio trabajo, se había convertido en todo un experto en cuestiones relacionadas con la aeronáutica. Se sabe que era muy meticuloso y que se documentaba de manera concienzuda, lo cual le hizo visitar bases aéreas y submarinas, así como interesarse por todas las cuestiones relativas a los cuadros de mando de los aviones y los uniformes de los pilotos.

 El interés de Weinberg por las cuestiones aeronáuticas y espaciales queda claramente de manifiesto
en esta ilustración original, que apareció publicada en el número 21 de la revista Tintin
 (como bien se puede leer en las indicaciones manuscritas de la parte inferior)


Además de Dan Cooper, Weinberg creó otros personajes. En 1970 la misma revista Tintin que acogía sus aventuras del piloto canadiense comienza la publicación de Vicky, un spin off de esa serie mayor que utilizaba a uno de los personajes de la misma. Tan sólo realizó cuatro historias cortas. Para el diario Le Soir nuestro dibujante creará una serie humorística —Vicomte— y un título de aventuras marinas —Les Aquanautes— del que llegaría a realizar cerca de 300 páginas. Para la revista Pif Weinberg creó, en 1971, el personaje de Knut Andersen y en 1973 una nueva serie de aventuras —Barracuda—, que empezó a publicarse en el semanario alemán Zack, aunque luego pasaría a Super As y finalmente a Tintin.

Magnífica ilustración de portada para el álbum Barracuda


Ilustración inspirada en la serie Barracuda, protagonizada por arqueólogos submarinistas
que investigan y viven aventuras por todo el mundo


El estilo de Weinberg pertenece a la más pura tradición de la bande dessinée realista, aunque conservó siempre algunas trazas de rasgos humorísticos. En una primera etapa, como ya he señalado, mostraba influencias de Jacobs, pero a partir de un momento relativamente temprano empezó a distanciarse del modelo, desarrollando unos estilemas tambien muy clásicos y ortodoxos, aunque dotados de mayor soltura y frescor que los del maestro, quien siempre se mostró más rígido.
A la izquierda plancha 54 del álbum L'escadrille des Jaguars, con guión de Charlier y publicado en 1964.
A la derecha, plancha 16 del album SOS dans l'espace, de 1971

Planchas 5 y 38 del álbum L'aviatrice sans nome, de 1982. Tanto en los dos ejemplos de arriba,
como en estos dos últimos se aprecia perfectamente la evolución experimentada por el estilo de
Weinberg: un trabajo fresco, ágil y muy suelto, bastante alejado ya de los estilemas de Jacobs


Como es habitual con estos autores que no están en primerísima línea de la creación historietística, en nuestro país el trabajo de Weinberg apenas es conocido y no se ha editado prácticamente nada. Que yo sepa, de todas las series en las que participó nuestro autor, sólo Dan Cooper ha sido objeto de una atención seria por parte de nuestros editores. No obstante, como puede verse en Tebeosfera, la primera vez que se editó algo de su trabajo fue dentro de los números 17 a 20 de la revista Futuro, de Ediciones Clíper de Barcelona, efímera publicación que sólo se mantuvo activa en los años 1957-1958**. Se trata de unos dibujos destinados a ilustrar una serie de artículos de carácter científico-tecnológico que aparecieron englobados bajo el título genérico de Ciencia y aventura: vistazo al Universo y ¡Más velocidad! Gracias al celo conservador de Joan Navarro —que en su ya citado blog Viñetas tuvo a bien publicar unas valiosas imágenes de esta publicación (dentro de la categoría Clíper-Futuro)— he podido reproducir, al final de esta entrada, algunos de esos dibujos realizados por Weinberg.

Portadas de los números 19 y 20 de la revista Futuro, primer lugar
de publicación en España de los trabajos de Weinberg (año 1957)


La segunda referencia —que sí he podido comprobar personalmente— se refiere al material de Dan Cooper que se publicó en la célebre revista Gaceta Junior. Allí se editaron, a lo largo del año 1969, un par de historias (de las que Tebeosfera sólo cataloga una): Acróbatas del espacio (aparecida en los números 18-38) y Objetivo: piratas en el cielo (en los números 53-59). En 1970, y dentro de la colección Gaceta Junior-Tintín, se editó también la aventura Rumbo a Marte, cuarto título de la serie original.



También se han localizado un par de historias cortas dibujadas por Weinberg e incluidas en dos números de Super Mortadelo. La primera de ellas, titulada El Barón rojo se publicó originalmente en el número de noviembre de 1971 de la revista Tintin Sélection y luego, en España, en el Super Mortadelo número 22). En cuanto a la segunda, titulada Drama en Fort Churchill, apareció por vez primera en el número de febrero de 1970 de Tintint Sélection y, entre nosotros, en el Super Mortadelo número 150. Lo más curioso de todo, es que la primera de estas dos aventuras sólo ha sido incluida muy tardíamente (año 2010) en los integrales de Dan Cooper que Le Lombard lleva publicando desde el año 2000, mientras que de la segunda no existe constancia aún de que, a día de hoy, haya sido reeditada nunca.

Y voy concluyendo: como bien indica la nota de prensa hecha pública por Le Lombard, con Weinberg desaparece uno de «los últimos pilares de la primera generación de creadores de la revista Tintin». Se va, además, un representante bien significativo de esa gloriosa escuela historietística que ha sido la franco-belga. Sirva esta entrada como modesto homenaje a su persona y su obra.

Sit tibi terra leuis!


Futuro, número 17


Futuro, número 18


Futuro, número 19


Futuro, número 20


Futuro, número 20


-----------------------------
* Contra lo que suele ser mi costumbre —realizar entradas algo más personales y que no se limitan a ser meras reseñas telegráficas—, en esta ocasión he seguido muy de cerca el artículo que la Wikipedia dedica al autor (salvo para la parte de la presencia de su obra en nuestro país, obviamente, que allí no se menciona). Ello es así, porque apenas he encontrado referencias amplias y completas en páginas, sites y blogs francófonos. Por ello, he intentado paliar este déficit —si de tal puede hablarse— presentando un apartado gráfico bastante potente.
** El dato de Tebeosfera está incompleto, pues sólo registra colaboraciones de Weinberg en los números 19 y 20 de la revista Futuro, aunque hubo, al menos, dos más tal como acabamos de citar, aparecidas en los números 17 y 18. Ampliación introducida el día 16/10/11, a las 21:01: tras ponerme al habla con Manuel Barrero e indicarle esos lugares en que publicó Weinberg, no reseñados en Tebeosfera, veo que los han incluido posteriormente, modificando la ficha original. El fructífero intercambio de correos ha servido, también, para que este incansable estudioso haya localizado, además, otras revistas españolas donde aparecieron publicadas sus páginas. Y como yo las desconocía y no las tengo señaladas en el cuerpo del texto de la entrada, pues las reseño aquí y ahora. En efecto, existe constancia de que se publicaron trabajos de Weinberg también en Super Pulgarcito, 35 y 36, Tío Vivo almanaque para 1974 y Mortadelo Especial 160, además de en los dos Super Mortadelos citados, aunque en Tebeosfera sólo aparece reseñado uno de estos lugares (Super Pulgarcito 36), pues el resto de revistas aún no han sido debidamente catalogadas por sus responsables.