sábado, 30 de noviembre de 2013

PAOLO ELEUTERI SERPIERI EN LA REVISTA "MOCAMBO", DE METROPOL



SEGUIMOS prestando atención en este Nibelheim a la figura y la obra del historietista e ilustrador italiano Paolo Eleuteri Serpieri, al tiempo que nos hacemos eco de los comentarios que nuestros visitantes van haciendo al hilo de las entradas. Y así, enlazando con las dos entradas que ya le hemos dedicado a este autor en los días pasados (pueden verlas pinchando aquí y aquí), hoy deseamos someter a la consideración de todos ustedes una nueva historia realizada por el artista veneciano a comienzos de los años 80 y aparecida en otra revista española de aquella época: Mocambo, de corta trayectoria, pero interesante contenido, como se verá inmmediatamente. Nos habló de ella, si lo recuerdan, un visitante de este Nibelheim en un comentario que pueden leer pulsando aquí.



Mocambo o la aventura (como se subtituló la revista con toda intención) fue una efímera publicación más de las muchas que pulularon por los quioscos españoles en las décadas de los años 70 y 80 del siglo pasado, coincidiendo con el boom historietístico que se vivió en nuestro país por aquel tiempo y que inundó el mercado de títulos con publicaciones periódicas. ¿O quién no se acuerda aún de títulos como Totem, Comix International, 1984 (luego Zona 84), Cimoc, Cairo, K.O. Cómics, El Víbora, Creepy, Rambla, etc. Fue editada por Ediciones Metropol, un sello editorial fundado en 1983 por profesionales del sector que deseaban controlar mejor la difusión y comercialización de su obra. Al frente de todos ellos estaban el guionista Mariano Hispano y el historietista Leopoldo Sánchez que, a la postre, demostraron no tener el mismo talento para la actividad editorial que en sus respectivas profesiones, pues tanto Mocambo como otras revistas de la editorial (Metropol —que era la cabecera principal— y K.O. Comics) apenas si lograron sobrevivir un sólo año, desapareciendo en 1984 y siendo absorbidos sus autores y series por los sellos Toutain y Norma, que controlaban el mercado en la época.



Mocambo se nutrió, básicamente, de material procedente de autores españoles, argentinos e italianos. Entre las series que empezaron a publicarse en sus páginas —todas ellas inconclusas ante el abrupto cierre de la cabecera— estaban la recuperada Dan Lacombe (realizada en 1968 para la revista Spirou por Daniel Cussó y su sobrino Jordi Bernet), Show para no iniciados (de Miguel Ángel Aparicio y Leopoldo Sánchez), El último héroe (de Jordi Bernet, inspirada en la biografía del sheriff y pistolero William Matthews Tilghman), Casi en el fin del mundo (de T. Valeri y Enrique Breccia), o Nuestro hombre en Banana (de Mazzei, Trillo y Saborido), etc. Junto a las historias de continuidad se publicaron también otras cortas, y entre ellas se encontraba, precisamente, la de Serpieri que vamos a comentar aquí.



Se trata del breve relato titulado El hombre medicina, una historia que el italiano realizó a principios de los años 80 y que apareció publicada, por vez primera, en el número 2 de la revista italiana L'Eternauta (1982), con el título de Uomo di medicina y dentro de una serie titulada Storie del Far-West, que recogía trabajos que Serpieri había publicado previamente en Francia. Es un episodio de 11 páginas que luego ha sido recopilado en una reciente edición titulada I colori del West. Yo pensaba que también estaba incluida en la excelente colección Storie del West, que Grifo Edizioni dedicó al autor italiano en su momento, pero he mirado el contenido de los siete álbumes que la componen y no aparece entre las historias allí recopiladas.



Una vez más, y como ya hemos tenido ocasión de señalar en las entradas precedentes que hemos ido dedicando a Serpieri, lo que destaca por encima de todo en estas páginas es la absoluta e indiscutible perfección formal del dibujo, que brilla a grandísima e insuperable altura. Estamos ante unas planchas de belleza indiscutible, pero que no presentan la morfología habitual en una historieta, pues carecen de viñetas tradicionales debidamente delimitadas y formando calles que separen la acción. En su lugar, éstas han sido sustituidas por preciosas ilustraciones, llenas de detalles y con una composición impecable, que se superponen una encima de otra (hasta en tres ocasiones a veces) para marcar así la acción narrativa y los diversos momentos de la historia. Esta circunstancia, a mi entender, acentúa aún más esa cierta rigidez o frialdad tan característica de Serpieri. Una solemnidad o academicismo derivados, pienso yo, de la perfección formal a la que ya me he referido. Es muy destacable, también, el marcado carácter documentalista —casi etnográfico— de las viñetas y la puesta en escena, que siempre está muy cuidada por el dibujante italiano. Se percibe una clara voluntad preciosista en el dibujante y una preocupación por mantener la integridad absoluta de sus viñetas-ilustraciones, como lo demuestra, por ejemplo, el hecho de haber numerado la plancha quinta poniendo el cuadradito del número en una zona sin dibujo en medio de la viñeta, en lugar de colocarlo en la parte inferior derecha, tapando parte del negro de la camisa del soldado, como habría sido lo normal. Si hubiera que destacar algo negativo —y resulta difícil, dado el impresionante trabajo realizado por Serpieri— yo señalaría la presencia de algún fallo de raccord (por ejemplo, en la viñeta primera de la plancha sexta el indio protagonista va con estribos, mientras que en la siguiente estos ya no aparecen, lo que es más lógico tratándose de un jinete indígena, pues no lo utilizaban), aunque no tiene la menor importancia, viendo el apabullante trabajo de conjunto. ¿O serían ustedes capaces de reprochar una nimiedad así a Serpieri, después de lo que dibujó aquí...?



En cuanto al guión (obra de Raffaele Ambrosio) nos encontramos con una orientación que se posiciona claramente a favor de los indígenas, siguiendo así la estela de una corriente revisionista y de dignificación de los indios que se produjo dentro del género —tanto en la historieta como en el cine— a partir de los años 50-60 (Sgt. Kirk, Teniente Blueberry, etc.), y que habría de continuarse en epígonos de los años 70-80 tan ilustres como Buddy Longway (de Derib), Jonathan Cartland (de Harlé y Blanc-Dumont), Ken Parker (de Giancarlo Berardi e Ivo Milazzo), o las diferentes historias cortas y muy politizadas que realizó Luis García en su impactante Etnocidio, por citar sólo unos cuantos ejemplos.

Y eso es todo lo que tenía que decirles. Pasen, pulsen en las páginas para ampliar, vean y admiren el arte del mejor Serpieri. La cosa merece la pena (de verdad).


miércoles, 27 de noviembre de 2013

¿"LA VENGANZA DE LA BESTIA" (DE GOODWIN Y MORROW) INSPIRACIÓN PARA SERPIERI?



ATENDIENDO a la observación realizada por uno de los visitantes del blog en los comentarios de la entrada que dediqué a la publicación de Serpieri en la revista Creepy por parte de Toutain —en el sentido de que su historia La bestia, allí publicada, pudiera estar "inspirada" muy de cerca por un relato precedente escrito por Archie Goodwin, dibujado por Gray Morrow y aparecido algunos años antes—, he decidido abrir otra nueva entrada para poner aquí las imágenes de esta última historia, al objeto de que todos ustedes puedan ver, comparar y juzgar al respecto.

El prolífico Goodwin (1937-1998) recogiendo un premio en 1982


El trabajo de Goodwin y Morrow, titulado originalmente Revenge of the Beast! fue publicado, por vez primera, en el nº 5 de la versión americana de Creepy (octubre 1965), siendo reimprimido luego en el Creepy Yearbook (primavera-otoño 1967), nº 3 (1). En España apareció bastantes años después, en el nº 34 de Dossier Negro (marzo de 1972), pp. 50-56, con el título de La venganza de la bestia.



Dadas las enormes similitudes que hay entre ambas historias —no sólo en su tono general, sino en la cantidad de detalles comunes que las relacionan (ambientadas en el Far West, con un par de individuos de catadura moral más que dudosa como protagonistas directos, un grupo de socios despedazados, presencia de un anciano indio que anuncia la maldición, centro sagrado de los indígenas, la codicia del hombre blanco como motor de toda la acción, transformación de los protagonistas en monstruos, etc.)— resulta difícil aceptar que se trate de una mera coincidencia. Parece, en efecto, que estamos ante un "préstamo" en toda regla, para el cual el relato del guionista norteamericano sirvió de clara referencia al autor italiano, inspirándole a la hora de hacer su propia versión. Y no voy más allá en las elucubraciones y reproches, puesto que no he tenido ocasión de ver la edición original del trabajo de Serpieri en L'eternauta —donde apareció, por vez primera, en enero de 1984— e ignoro si allí se incluyó entonces alguna referencia concreta a la historia de Goodwin y Morrow, para aviso de lectores y curiosos.

Gray Morrow (1934-2001) en dos momentos de su vida


Digamos, no obstante, en descargo de Serpieri, que mientras que en el guión de Goodwin se desarrollan y superponen dos tramas paralelas de la misma historia —se nos cuenta no sólo lo que está viendo el espectador en el presente, sino también lo que ocurrió tiempo atrás, hasta llegar a ese preciso momento—, en el del italiano todos los elementos se han sintetizado bastante, dando como resultado una historia más breve, impactante y expeditiva, pero también menos rica de detalles y con una caracterización mucho más plana de los personajes. Con todo, es en el aspecto gráfico donde las dos versiones difieren más, hasta el punto de no tener nada que ver una con la otra. Y así, frente al expresionista trabajo de Morrow —realizado en un crudo blanco y negro, muy eficaz desde el punto de vista narrativo y del todo acorde con el tipo de publicación en que apareció la historia— tenemos la opulencia y el barroquismo de las planchas dibujadas por Serpieri, a las que su minucioso dibujo proporciona una visión más realista y arqueológica de la realidad Far West (opuesta al onirismo de Morrow), al tiempo que el tipo de color aplicado —con preferencia por los tonos rojizos y pardos— otorga un carácter asfixiante que le va como anillo al dedo al relato.

Y poco más puedo (y quiero) añadir. Juzguen los hechos por ustedes mismos:









Esto es lo que hay...

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(1) El dato puede cotejarse en Richard J. Arndt, Horror Comics in Black and White: A History and Catalog, 1964-2004, Jefferson (Carolina del Norte), 2013, p. 114.

sábado, 23 de noviembre de 2013

EL VOLUMEN NOVENO DE "PRÍNCIPE VALIENTE", DE CALDAS, YA ESTÁ LISTO



INCANSABLE al desaliento, como el rey espartano Leónidas, nuestro portugués favorito —esto es, Manuel Caldas— sigue adelante, contra viento y marea, con su edición de Príncipe Valiente en glorioso blanco, negro y grises. Y si hace exactamente un mes anunciábamos en este Nibelheim que ya estaba en imprenta el material para el nuevo volumen de la serie —el noveno, titulado Los guerreros de hierro ahora podemos gritar gozosos, a los cuatro vientos, lanzando la buena nueva siguiente: acaban de salir de los tórculos los ejemplares de dicho volumen, que todos ustedes tienen que empezar a pedir ya mismo (pero ya mismo), para que Manuel pueda seguir adelante con su edición y sacar el próximo número (es decir, el décimo). Este nuevo libro abarca la producción fosteriana de los años 1953-1954

Si visitan ustedes El blog de los 300 —órgano oficial de esta edición (junto con la página web que Caldas tiene activa)—, se encontrarán con la fotografía que ilustra esta misma entrada, en la que se adivina a un orgulloso Manuel sosteniendo entres sus manos el primer ejemplar del nuevo libro. Allí podrán leer, también, la nota de prensa o anuncio que ha redactado para sus seguidores (los 300 o cualquiera otro que quiera sumarse a este apasionante y dificultoso proyecto), donde se ofrece una pormenorizada descripción sobre el modo de realizar el pago. Se aconseja, como más conveniente el uso de PayPal (por aquello de la ausencia de comisiones y eso), pero yo añadiré aquí también los datos bancarios y postales de Caldas —de los que no se habla allí— por si alguien quiere seguir haciendo el pago por medio de transferencia bancaria, o de giro postal. Porque de todo hay en la viña del Señor, como dijo el evangelista...

Tales datos son los siguientes:

Transferencia:

Manuel Caldas
IBAN: PT50003506660003845690063
BIC/SWIFT: CGDIPTPL

Giro postal:

Manuel Caldas
Apartado 222
4490-909 - Povoa de Varzim
Portugal


Añadir, a lo ya dicho, que además de la habitual reproducción con alguna viñeta de la obra que Caldas suele incluir en sus envíos para los primeros 100 suscriptores, esta vez también habrá una interesante y curiosa novedad para quien desee pagar 5,00 euritos más: se trata de la reproducción facsímil de un folleto publicitario sobre Prince Valiant que King Features Syndicate editó en 1958 para promocionar la serie.



Al mirar con detenimiento la fotografía que encabeza esta entrada (y la de El blog de los 300) me ha dado por pensar que podría entenderse como una auténtica metáfora de lo que ha venido siendo esta difícil aventura editorial de Príncipe Valiente, llena de obstáculos y liderada, con mano firme, por el voluntarioso portugués: lo que destaca por encima de todo en dicha imagen es el producto, el libro que contiene la obra creada por Foster. El editor, humilde, tenaz y devoto, queda siempre en un segundo y discreto lugar, mostrándonos sólo aquella parte de su cuerpo que ha hecho posible sacar adelante este sueño: es decir, sus manos, con las que corrige y restaura esas maravillosas planchas que todos nosotros disfrutamos. Y lo mejor de todo es que un servidor  —e imagino que algo parecido les ocurrirá a muchos de ustedes— se siente partícipe de esta aventura, en la medida en que la he ido apoyando económicamente, al tiempo que ayudaba a Caldas adquiriendo cada una de sus novedades editoriales. Ello hace que me sienta muy orgulloso y un poco co-creador de la misma (con el permiso de Manuel, claro está).

En fin, Serafín... Ya no me enrollo más. Sólo les digo que están tardando ustedes demasiado en pedir uno o más ejemplares de este nuevo volumen de Príncipe Valiente a Caldas, que lo sepan...

jueves, 21 de noviembre de 2013

MOMENTOS PUBLICITARIOS: SOBRE LA PRIVATIZACIÓN DE SERVICIOS PÚBLICOS



AMIGOS y conocidos que trabajan como empleados públicos me han pedido un favor: que les ceda algo de espacio en este Nibelheim para difundir un mensaje. Dicen que cualquier plataforma es buena, por humilde que sea, si se logra el objetivo de hacer conocer a la gente lo que está ocurriendo en la Administración española. Yo no he sabido resistirme, y aunque el texto tiene poco que ver con los temas que aquí solemos tratar, me ha parecido lo suficientemente significativo como para darle recorrido. Helo aquí:


ESTRATEGIA PRIVATIZADORA


Cazar a los empleados públicos es pillar cacho para mi futura empresa de amigotes del ministerio. Muy clarificador.

LA ESTRATEGIA:

1º.- Ponemos a parir a los empleados públicos, para que la opinion pública esté en contra (una larga campaña en los medios de comunicación).

2º.- No se convocan ni ofertas de empleo público, ni de promoción interna para cubrir vacantes (tasa de reposición = cero).

3º.- Alegamos que la "falta de efectivos" hace que la Administración no pueda realizar sus funciones ("No hay dinero").

4º.- Y así ya está. Ya podemos contratar a una empresa privada (amigotes) para que haga el trabajo de los funcionarios.

EL RESULTADO:



HAGAMOS CIRCULAR ESTOS CORREOS PORQUE LOS POLÍTICOS EMPIEZAN A ESTAR... MUY NERVIOSOS; LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS JUEGAN EN SU CONTRA Y EL PUEBLO EMPIEZA A MOVILIZARSE....... ES EL INICIO DE UNA NUEVA REVOLUCIÓN SOCIAL!!!!

- LA REDUCCIÓN DEL DÉFICIT HA DE PASAR PORQUE SE JUZGUE A LOS RESPONSABLES DE ESTE DESAGUISADO.


Y hasta aquí el texto del mensaje que me enviaron. Quiero dejar aclarado, en honor a la verdad, que esta situación denunciada sólo ahora por los sindicatos (el mensaje que me han pasado a mí para publicarlo aquí procede de UGT), viene de lejos y tiene antecedentes, puesto que después de haber consultado el Boletín Oficial del Estado he podido ver que concursos de contratación similares a este que se denuncia aquí vienen produciéndose desde el año 2005 en adelante. Es decir, que fueron promovidos (o autorizados) tanto por gobiernos del PP como del PSOE, que tampoco se encargó de acabar con ellos (y eso que sus dirigentes siempre han manejado de manera muy demagógica este problema).

Ahora bien, dicho esto, deseo manifestar que he sido y soy un defensor acérrimo del sector público —el cual debería ser siempre el encargado principal en la gestión de servicios universales de carácter fundamental (como la Educación, la Sanidad o los transportes públicos), evitando dejarlos en manos del sector privado (que generalmente, y por razones tan obvias como legítimas, buscará por encima de todo el beneficio económico)— y que, por ende, me opongo de manera frontal y enérgica a la ofensiva contra lo "público" que viene produciéndose desde hace unos años. Ofensiva que, por cierto, ha experimentado un recrudecimiento al socaire de la crisis económica y cuya solución no debería pasar por reducir unos servicios que los ciudadanos sostienen con sus impuestos. Es necesario fortalecer lo público (o, al menos, cesar en su debilitamiento) y dejar de arremeter contra los funcionarios porque son ellos, merced a su particular estatuto jurídico —que tanta irritación suele producir en la gente—, los que nos garantizan la prestación de unos servicios profesionales, equitativos y fiables, al margen de banderías políticas o intereses espurios, a los que sí pueden estar sometidos otro tipo de trabajadores que no gozan de la estabilidad y autonomía que tiene el funcionario. ¿O qué queremos? ¿Volver a los antiguos cesantes...?

martes, 19 de noviembre de 2013

¿ME HABRÉ CONVERTIDO EN UN FRIQUI A MI EDAD? SOBRE "MERCHANDISING" DE TINTÍN



TODOS aquellos que visitan el blog con cierta asiduidad saben, a estas alturas, que servidor es un tintinófilo de toda la vida. Lector empedernido de las historias del repipi reportero belga desde la más tierna infancia/adolescencia; conocedor de la trayectoria vital y artística de su creador Hergé (gracias a los trabajos de Sadoul, Peeters, Castillo, Farr, Goddin y otros teóricos); coleccionista de los viejos (y hoy cotizadísimos) álbumes con lomo de tela que, por mi edad y desgraciadamente, sólo llegué a conocer de refilón); observador interesado de todo lo relacionado con Hergé-Tintín-Moulinsart (incluidas noticias sobre asuntos legales y judiciales); seguidor de las novedades editoriales que se producen en torno al mundo "hergeiano" (libros, películas, estudios, blogs, etc.)... En fin, Serafín, ya saben ustedes: un verdadero tintinófilo, aunque sin llegar a límites que rocen lo patológico, pues creo que la desmesura nunca ha formado parte de mi carácter, y soy, por naturaleza, muy poco dado a los excesos típicos del fan neurótico, puntilloso y descontrolado.

Pero existe un ámbito del universo tintinesco que aún no había explorado, a pesar de haber fijado mi atención en él desde hace bastante tiempo. Me refiero a todo lo que tiene que ver con el merchandising surgido alrededor de los personajes de la serie, y en torno al cual se han realizado verdaderas obras de arte, a juzgar por lo que he podido ir viendo en diferentes lugares y épocas: maquetas a escala del galeón El Unicornio, del cohete de la aventura en la Luna, del mini-submarino escualo inventado por Tornasol que aparece en El tesoro de Rackham el Rojo, etc. Sí recuerdo que, desde hace años, al ver las figuritas, dioramas, pines, maquetas y otros productos que se han ido comercializando a lo largo del tiempo y al socaire de Tintín pensaba para mí: "algún día he de hacerme con unas cuantas figuritas de éstas, pues son bien majas". Pero nunca me decidí a dar el paso y comprar algo, fundamentalmente porque no sabía dónde podría llegar a poner lo comprado.



Sin embargo, hace unos días se dio una buena oportunidad para agenciarme un lote interesante de figuras y decidí no dejar pasar la ocasión. Son representaciones de los personajes principales (Tintín, Haddock, Tornasol, Milú) y de algunos otros importantes secundarios (Rackham, Hernández y Fernández). Hay, además, dos dioramas (uno de El secreto del Unicornio y otro de El tesoro de Rackham el Rojo) y un par de maquetas de coches de los muchos que aparecen en la serie: el taxi a cuyo pescante se sube Tintín durante la persecución de Tintín en América y el jeep que aparece en Tintín en el país del oro negro. La mayoría de las piezas (incluidos los dioramas) están fabricadas por Moulinsart y son las mejores (tanto por acabado, como por fidelidad a los modelos originales). Pero también tengo un pequeño lote de seis o siete figuritas realizadas con motivo de la película dirigida por Spielberg. Son todas bastante humildes y pequeñas; no piensen que estamos hablando de esos preciosos figurones de resina que venden por 300 o 400 euros la pieza. No, no... PVC y tamaños modestitos (8-10 cms.). Pero son bastante bonitas, creo yo, y tienen un acabado muy potable, como podrán ver enseguida.



En resumen: publico algunas imágenes de las mismas, para disfrute de los tintinófilos que visitan el blog con cierta regularidad y también para aquellos otros que, no haciéndolo habitualmente, puedan llegar ahora atraídos por el título de la entrada. Espero que les gusten, ¡mil rayos!