domingo, 20 de octubre de 2013

MIS ORIGINALES, 1: PAOLO ELEUTERI SERPIERI Y LA "BIBLIA"



(Abro aquí una nueva sección en el blog, que estará integrada por artículos en los que pretendo analizar,
con cierto detalle, los originales más destacables y significativos de mi modesta colección particular)

ESTOY convencido de que para la mayoría de los seguidores de este blog —así como para la práctica totalidad de los aficionados a la ilustración y la historieta— el nombre de Paolo Eleuteri Serpieri (Venecia 1944) es sinónimo no sólo de maestría absoluta en el dibujo, de gran calidad plástica y de asombroso virtuosismo formal, sino (y sobre todo) también de belleza femenina, erotismo explícito e incluso pornografía. Y es que, en efecto, si por algo resulta conocido el artista veneciano a nivel mundial es por haberse convertido en uno de los maestros indiscutibles de la historieta erótico-pornográfica, y por ser el padre de la criatura más concupiscente, carnal, hedonista, lasciva y voluptuosa que se haya dibujado nunca. Me refiero, claro está a la hermosa y un tanto simple Druuna, personaje que Serpieri creó a principios de la década de los 80 del pasado siglo, y gracias al cual se iba a ver catapultado a la fama, así como sometido a todas las servidumbres que ésta conlleva (y que en el caso del veneciano derivaron en un marcado encasillamiento temático, en cierta caída en la rutina desde el punto de vista creativo y en la continua revisitación de los mismos temas sin aportar nada realmente significativo, hasta llegar a resultar monótono y desilusionante). Digamos que a Serpieri le ha terminado ocurriendo algo similar a lo que le pasó también a Manara, un extraordinario historietista que acabó siendo víctima, asimismo, de sus envidiables cualidades para dibujar mujeres hermosas y se dejó atrapar —voluntariamente, imagino— en la red de una comercialidad que resultaba demasiado tentadora a todos los niveles (económicos, de popularidad...). Pero sigamos...



Sin embargo, en el momento de crear a Druuna —con la cual Serpieri se alejó por completo de los cánones de belleza "anorexizantes" impuestos en nuestra época, acercándose a los ideales estéticos de épocas pretéritas como el Barroco— nuestro artista ya era un autor conocido y respetado dentro de la profesión historietística, pues tenía tras de sí una larga trayectoria. La primera aparición del sensual personaje se produjo en la revista Charlie Mensuel, en 1985, pero ya entonces —según mi modesta opinión— el veneciano había realizado lo mejor y más interesante de su producción. Ésta se encuentra en una serie de estupendas historias cuya acción transcurre mayoritariamente en el Far West —marco histórico muy querido por Serpieri— y en algunos trabajos de encargo más académicos, pero de magnífica factura. La mayoría de las primeras aparecieron editadas en publicaciones de la editorial italiana Lanzio (especializada en el género del Oeste) y en la revista francesa Orient Express. Una parte muy pequeña de este material, bastante fragmentario, también se publicó en revistas españolas dispersas, lo cual hace que sea muy difícil de obtener.

Plancha original perteneciente a una de las historias del oeste más célebres de Serpieri: L'indiana bianca. 
Soberbia muestra del arte del autor veneciano. Joyas como ésta no han sido publicadas
nunca en España. ¿Lo entienden ustedes?


De mayor enjundia fueron un par de importantes trabajos que Serpieri realizó para obras colectivas publicadas en Francia. Una Histoire du Far-West y, sobre todo, la realización de varias historias incluidas en la colección Découvrir la Bible, que entre 1983 y 1984 editó en siete volúmenes el gigante francés Larousse y posteriormente Edizioni Paoline en Italia. El proyecto estaba coordinado por Éthienne Dahler, que se encargó de todos los guiones. Contaba también con diversos coloristas y, sobre todo, con un buen puñado de prestigiosos y magníficos dibujantes, entre los que destacaba el propio Serpieri (otro de los grandes fue Víctor de la Fuente). En nuestro país la obra fue publicada por Plaza & Janés en 1984, reproduciendo estructura y título, aunque con volúmenes que aparecían numerados diferenciando entre Antiguo Testamento (vols. 1-6) y Nuevo Testamento (vols. 1-2). Serpieri realizó un total de seis capítulos de extensión desigual, cuyos datos generales son los siguientes(*):

1º) La Creación (en Descubrir la Biblia. Antiguo Testamento, 1: La Creación. Los Patriarcas). 22 planchas.
2º) David (en Descubrir la Biblia. Antiguo Testamento, 3: Los reyes. David. Saúl. Salomón). 23 planchas.
3º) David rey de Jerusalén (en Descubrir la Biblia. Antiguo Testamento, 3: Los reyes. David. Saúl. Salomón). 23 planchas.
4º) David, la rebelión del hijo (en Descubrir la Biblia. Antiguo Testamento, 3: Los reyes. David. Saúl. Salomón). 23 planchas.
5º) Juan el Bautista y Jesús (en Descubrir la Biblia. Nuevo Testamento, 1: Jesús de Nazaret). 22 planchas.
6º) Jesús en Galilea (en Descubrir la Biblia. Nuevo Testamento, 2: Jesús de Nazaret). 23 planchas.



El original que poseo —publicado en la galería de Comic Art Fans—, es la plancha nº 15 de las 22 que componen la penúltima colaboración que Serpieri realizó para la serie (las correspondientes al capítulo titulado Juan el Bautista y Jesús). Una pieza magnífica en la que se narra el famoso episodio de la matanza de los inocentes, ordenada por el rey Herodes el Grande para impedir —según el relato bíblico— su supuesto futuro derrocamiento por parte del anunciado Mesías. Hélo aquí:



Tiene unas dimensiones totales de 48 x 35 cm. y está realizada con la técnica habitual empleada por el autor en aquella época: tinta china sobre cartulina de dibujo, aplicada esencialmente con pincel y algunos toques de plumilla. La maestría que denota la pieza resulta abrumadora: no se trata sólo de la perfección formal de los dibujos —rasgo inconfundible en el arte de Serpieri—, sino de la brillantez y la habilidad técnica que percibimos en su ejecución, en el acabado, en el modo de solucionar los volúmenes por medio de los abundantes tramados (tan característicos del autor), en la soberbia ambientación (aunque haya algún anacronismo que otro: por ejemplo, el uso de estribos en una época y lugar en que aún no se utilizaban), en el detallado trabajo de los fondos y en la cuidadísima puesta en escena.



El trabajo de Serpieri en la caracterización de los personajes y los ambientes resulta apabullante. Asimismo, también es muy definitorio de su estilo gráfico la insuperable habilidad para realizar soberbios primeros planos, que abundan en su obra, tal como ocurría con Antonio Hernández Palacios. En realidad, el parecido estilístico de ambos maestros llega a resultar asombroso. De hecho, cuando en el año 1977 Serpieri tuvo la oportunidad de ver algunos dibujos del madrileño quedó impresionando (desagradablemente imagino) y, al parecer, comentó que éste le copiaba. Luego, no obstante, tuvo ocasión de conocer los trabajos que Antonio venía realizando desde principios de los 70 y se percató de que se trataba de una pura coincidencia estilística. Podríamos señalar, a este respecto, que pese a las similitudes existentes, ambos autores tienen sus propias peculiaridades. Y así, mientras que Serpieri se muestra correctísimo, muy académico y dominador absoluto de su arte —la perfección formal de sus dibujos llega a una altura insuperable—, el madrileño resulta mucho más expresivo, personal, cálido e impactante, aunque no sea tan preciso a la hora de respetar cánones y proporciones (o, quizá, por eso mismo).




Y voy concluyendo: es cierto que nos hallamos ante una colaboración que no se caracteriza por lo revolucionario de sus planteamientos compositivos y, sobre todo, narrativos. Pero ello resulta completamente lógico, teniendo en cuenta que se trata de un trabajo destinado al público generalista y dotado de un marcado carácter pedagógico. Por otro lado, Serpieri no se ha caracterizado nunca por su osadía compositiva —al estilo de la que pusieron en práctica De Luca, Toppi, Crepax o Battaglia—, sino que es, más bien, un historietista relativamente conservador, que deposita casi todo el peso de su trabajo en un dibujo impresionante (cosa que, en verdad, no todos pueden hacer). De todas formas, como puede verse en mi original, el italiano tampoco es que renuncie del todo a darle cierto dinamismo y variedad a la página, pues en lugar de acudir a la tradicional composición reticular de las viñetas (tan eficaz como monótona), opta por jugar con el orden de lectura y romper los límites de las viñetas con diversos recursos: renunciando a su enmarcado completo y dejándolas abiertas, colocando bocadillos y figuras que sobresalen de los márgenes, utilizando elementos como la cartela, la espada en alto del soldado o las nubes para hacerlo, etc.

Y eso es todo lo que deseaba decirles. Espero que les guste la pieza que les he presentado.









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(*) Cito según la edición española de la obra, que es la que yo tengo, y además remito al blog El rincón de Taula, donde hace ya tiempo se realizó un desglose muy completo del contenido de este voluminoso título.

23 comentarios :

  1. ¿¿¿Qué Palacios copiaba a Serpieri???¿¿¿ Esto creía el italiano??? Por favor, no quiero ser ofensivo pero si no le llega ni a la suela de los zapatos...
    Por otra parte me ha parecido muy interesante el post. Un gran original.

    Saludos.

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  2. Hola Tristán. Pues sí, eso leí por ahí alguna vez (aunque no recuerdo dónde: ¿en algún Sgt. Kirk, quizá? ¿En algún Phénix?). Pero Dionisio Platel, en su blog (al que remito en la entrada), también contaba la anécdota.

    He deducido que Serpieri debió de molestarse, pero tampoco es algo que sepa con seguridad. Y pienso tal cosa porque, muy probablemente, al ver los dibujos de Antonio debió de pensar que se trataba de un artista jovenzuelo, y no de un profesional ya consagrado y un historietista con gran experiencia previa. En cualquier caso, todo ello sería en mérito de nuestro dibujante.

    De todas formas, ¿tan malo te parece Serpieri que lo pones a un nivel casi subterráneo? Yo creo, sin embargo, que se trata de un excepcional dibujante. Aunque, tal como digo en la entrada, quizá resulta algo más frío que Antonio.

    Un saludete y gracias por la visita.

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  3. Serpieri es un gran dibujante académico y muy correcto, pero le falta a mi parecer la frescura de palacios. En cuanto a lo de que Palacios copiara a Serpieri, jajaja, ¿eso es que estaría de coña? ¿no?
    Un saludo.

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  4. Serpieri es un gran dibujante y en ciertas tramas se parece a Palacios pero Antonio era más suelto en el entintado, utilizaba más el pincel y su estilo era único y no se aprecian influencias de ningún autor clásico ni coetáneo suyo. Únicamente en su primer trabajo en Trinca La paga del soldado recuerda a Toppi, al que Palacios admiraba.
    Un saludo

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  5. Voy a hacer un poco de "abogado del diablo". A ver qué tal me sale...

    No os vayáis a confundir, muchachos, porque el instrumento que Serpieri maneja con más asiduidad (y de un modo inmejorable, por cierto) es, precisamente, el pincel... Mi original está todo entintado con dicho instrumento, y otras planchas que he tenido ocasión de ver también están acabadas del mismo modo. Cuando uno ve de cerca los originales del italiano se percata de ello al instante.

    Otra cosa, y eso no puedo negarlo --puesto que yo mismo lo he señalado en la entrada y va en el gusto de cada uno-- es que Serpieri resulte más académico, más formal, más canónico, con unos dibujos más "acabados" y, quizá por ello, algo faltos de chispa. Sin ir más lejos, el modo en que Serpieri y Palacios dan volumen a sus figuras es bastante distinto aunque, a primera vista, pueda parecer idéntico: el italiano es, una vez más, muy meticuloso en la aplicación de sus tramados, que van superponiéndose sobre el papel de modo bastante regular y homogéneo, acumulándose, unos sobre otros, hasta dar con las formas deseadas y con los juegos de luces, sombras y semitonos buscados. Por el contrario, la técnica del madrileño es bastante más anárquica y espontánea. Aunque persigue el mismo objetivo de construir formas y crear efectos de iluminación, las rayas llevan diferentes direcciones y, muchas veces, se entrecruzan y se sobreponen de manera radical y violenta, proporcionando ese toque "Palacios" tan característico. Por otro lado, el menor respeto del madrileño hacia las proporciones --peculiaridad que le hace dibujar, a veces, personajes algo bajitos y cabezones o en posturas un poco raras-- le da al conjunto de sus planchas un carácter expresionista con mucho nervio y personalidad, que se aleja bastante de la perfecta ultracorrección que hallamos siempre en el italiano. Pero éste, insisto, dibuja como quiere (y un poco más), no lo olvidemos...

    ¿Qué? ¿He hecho bien de abogado del diablo...?

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  6. Me quito el sombrero ante la explicación no tengo más que decir. Creo recordar una historia del oeste de Serpieri publicada en la desaparecida revista Mogambo, junto a otro western de Bernet en el que aparecía Wild Bill Hickock pero al no conservar el ejemplar tengo recuerdos vagos.
    Un saludo

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    1. He intentado encontrar los ejemplares que tengo de Mogambo para verificar tu dato, Sanchís, pero ha sido infructuoso. No sé dónde los habré echado. Prometo seguir buscándolos, a ver si tengo suerte...

      Un saludete.

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    2. Hola Sanchís. Aunque ya ha pasado algún tiempo desde que conversamos a propósito de Serpieri, te escribo ahora para decirte que he localizado el ejemplar de Mocambo en que había publicado el italiano. Se trata del nº 1 de la revista, donde apareció publicada la historia El hombre medicina (Uomo di medicina), que Serpieri realizó a principios de los 80 del siglo pasado y publicó, por vez primera, en el número 2 de la revista italiana L'Eternauta. Se trata de un episodio de 11 páginas que luego ha sido recopilada en una reciente edición titulada I colori del West. Yo pensaba que también estaba incluida en la excelente colección Storie del West, que publicó Grifo Edizioni en su momento, pero no aparece entre las historias allí reunidas.

      Si tengo tiempo a lo mejor le dedico una entrada a esta historia publicada en Mocambo, pues creo que Serpieri lo merece.

      Un saludete.

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  7. En primer lugar, me rindo con envidia declarada y gorda ante este original de Serpieri. ¡Y también te he visto los de Blasco! ¡Cuánto me gustaría tener alguno de ellos!
    Por mi parte, sólo tengo una lámina de Víctor de la Fuente (que ya es una maravilla), varios dibujos del amigo Isidre Monés, y uno de Boix y otro de Bernal, estos últimos realizados en exclusiva para un servidor. Pero me encantaría tener alguno de Blasco, Palacios, Giménez, Ortiz, algunos más de De la Fuente, Ambrós, Fuentes Man, Clavé...
    Mi presupuesto no me permite comprar los que voy viendo por Internet, pero admito préstamos

    Excelente explicación sobre el tema Serpieri-Palacios, a la que poco más se podría añadir.
    Yo, como bien sabes, me inclino por nuestro Antonio, al que admiro profundamente. Pero también amo los pinceles del italiano.

    Un abrazo.

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    1. El tema de los originales es jodido, en efecto. Desde hace unos años los precios han ido tomando una deriva que hacen de esta afición algo casi prohibitivo. De todas formas, con algo de tesón, mucha búsqueda y buenas palabras (para convencer a los vendedores de pagar aplazado) uno se puede ir haciéndose con cositas interesantes. Por otro lado, tampoco es necesario fijar la atención en piezorras inalcanzables de autores míticos (Foster, por ejemplo) u obsesionarse con ellos. Se puede hacer una buena colección con piezas más económicas y accesibles.

      Un saludete, Jesús, y gracias por tu comentario.

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    2. Hola. Dime quién te ha vendido aplazados esos maravillosos originales nuevos de Arturo del Castillo que tienes para que pueda decirle cuatro cositas por no habérmelos ofrecido a mí. Son magníficos y espero que pronto les dediques un artículo. Para mí, Arturo del Castillo es uno de esos autores míticos a los que aludes.
      .

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    3. Hola Rafa, ¿qué tal?

      No, chatín --que diría Arturo Fernández--, en el caso de las planchas de Del Castillo el pago fue a tocateja (¡y bien vacío que se quedó el bolsillo en esa ocasión!). De todas formas, lo de comprar aplazado es algo que me he encontrado con una relativa frecuencia, y más en estos últimos años de crisis, en los que me imagino que los vendedores tienen menos movimiento.

      En cuanto a la parte final de tu mensaje decirte lo siguiente: por supuestísimo que tengo pensado dedicar una entrada a comentar esas planchas concretas de mi colección (cómo se gestó la historia de Garrett, dónde se publicó, etc.) y, si me queda tiempo, también de otros westerns que dibujó el maestro chileno-argentino.

      Un saludete.

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    4. Qué bueno encontrar más gente que sigue, persigue y consigue originales. Alberich, coincido contigo en Gago y Chiqui. A Hernández Palacios le pude conocer pero en esa época; únicamente conseguí los dibujos que nos dedicaban a mi hermano y a mí en el Salón de Exposiciones y Congresos de Madrid.

      Toutain, Chiqui, Iranzo, Usero, Carlos y Juan Giménez, Horacio Altuna, Segrelles, Azpiri...y supongo que dos micos de 10 años pidiendo y pidiendo atrajo la atención de nuestros estimados artistas como para dedicarnos sus rotuladores.

      Es ahora, ya en los cuarenta, cuando he podido hacerme con planchas. Drake, Salinas, Foster, Buscema, Chan, Pichard, Gould, Robbins, Caniff,.. obvio que tengo ganas de un Serpieri pero no se puede tener todo.

      Con respecto a la entrada y aunque parezca extraño, pienso más en Ortiz que en Palacios cuando veo ciertos dibujos de Serpieri.

      Saludos

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    5. Hola Beloqui... Bienvenido al club (de los coleccionistas de arte original de cómic y de los visitantes de este Nibelheim). Estás en tu casa...

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    6. Es una gozada leerte.Y es una gozada comprobar que tienes muy buenos originales. Cómo me gustaría uno de Hernández Palacios o de Serpieri o de Raf o de...

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  8. Alberich,

    perdona or tardar en contestarte a tu pregunta directa pero me he despistado y al publicar un post posterior sobre el tema he recuperado el hilo.

    Serpieri me parece un buen artista y conozco su etapa anterior a Druuna que es la mejor. Pero creo que el mismo sa ha puesto en ésta altura al compararse con un gigante. No me parece malo Eleuteri, es que Antonio es de los mejores.
    Como dibujante Palacios trasciende la mayoria, como bien apuntas, ya que fuerza la anatomía y las reglas de la perspectiva para expresar el mensaje o la emoción de manera más intensa.
    No ataco a Serpieri y le perdono el desliz, pero a Palacios que no me lo toque nadie...
    (sonrisa irónica)
    Saludos

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    1. ¡Ahí está! ¡Defendiendo el producto nacional por encima de todo, sí señor! Ja, ja, ja... ¡Para qué conformarse con el prosciutto, si aquí tenemos ibérico de bellota? Celosón, que eres un celosón...

      No, en serio. Gracias por tu comentario, Tristán, que matiza lo que dijiste al principio. Por tu primera opinión daba la sensación de que Serpieri no te iba lo más mínimo. Y tampoco es que pase nada, ojo, pero me extrañaba que un aficionado con tu trayectoria y conocimientos ignorase de modo tan flagrante todo lo hecho por el italiano (que, no lo olvidemos, también es un grande de la historieta, a pesar de Druuna, je, je, je...).

      Un abrazo (pero sin apretar demasiado, que nos quedamos sin aire).

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  9. Estoy de acuerdo. Saludos y arrumacos.

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  10. Bueeeeeeno, Serpieri y Palacios tienen una técnica parecida, pero esto pasa con muchos, y si llegamos hasta Toppi (con Bataglia yMoebius, mis referentes) puedo creer que éste fué el primero en alcanzar una maestría con la plumilla, que se había abandonado en el cómic americano a favor del pincel.
    En los 80 y 90, la plumilla se arrinconó y con el rotring, con Moebius en cabeza y tantos , Manara y un servidor sin ir más lejos en mi segunda parte de Creepy (mejorando lo presente), el trazo perdió ductilidad.
    Toppi ha demostrado una capacidad artística y una sensibiladad compositiva por encima de los demás, ver "Scherezade" dibujado a una edad envidiable.
    Además, ¿Que comiquero no se parece a nadie? ¿Quizas Muñoz? ¿Quizas Beá?

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  11. ¿Quizá Breccia (padre)? ¿Quizá el propio Toppi, el más inimitable de los dibujantes...?

    Es cierto eso que dices, Isidre, sobre la imposición del rótring (que se aprecia en buen número de autores a partir, incluso, de finales de los 70, por influencia preferente del grandísimo Giraud en el despegue de su etapa como Moebius, y que se dejó sentir en otros autores como Manara, Hermann, Negrete --que era un calco de Moebius--, tú mismo, como adviertes). Pero también es verdad que la bendita plumilla no dejó de utilizarse nunca por parte de aquellos otros dibujantes que, como el propio Toppi o el citado Battaglia (aunque podríamos seguir hablando de Palacios, Serpieri, García, Crepax, etc.), bebían de la tradición ilustradora del siglo XIX y principios del XX.

    Por cierto: ¿pensáis que la entrada en juego de un instrumento como el estilógrafo (o rapidógrafo) pudo contribuir a homogeneizar el estilo de los dibujantes, perdiéndose buena parte de la personalidad que había caracterizado a los autores hasta la década de los 80? ¿No creéis que, a partir de ahí y no digamos ya en los últimos años, se van a ir multiplicando como churros los dibujantes (hablo sólo de ellos) carentes de auténtica y llamativa personalidad, por no hablar de aquellos que proceden de los dibujos animados o que adoptan los estilemas del manga, que la mayor parte de las veces son demasiado parecidos)? ¿A qué pensáis que se debe esa "homogeneización" que se produjo?

    Un saludo y gracias por el comentario.

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  12. Me saco el sombrero de como habeis disertado sobre estos grandes dibujantes y me quedo con todo lo que aqui se ha expuesto yo con ser el peor de ellos me conformaba y si se pudiera hallar los antiguos de serpieri agradeceria se me comunicara via mi correo electronico para terminar la recoleccion de toda su obra .Los antiguos me refiero a la biblia y los primeros del west un abrazo a todos los que comentais en esta seccionFelices fiestas y un mejor año2016

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  13. Hola, ¿alguien conoce la manera de ponerse en contacto con el dibujante Paolo Serpieri? joseptrias4@gmail.com

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  14. Hola, disculpad mi atrevimiento, pero no me he podido estar de comentar que el niño que llora tirado en el suelo del original de Serpieri me recuerdo muchísimo a algún que otro niño en la misma coyuntura, del maestro Jesus Blasco. Que os parece?

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