HA muerto, a los 91 años de edad, George Kennedy, el que fuera eterno actor secundario de numerosos filmes y series televisivas, rodados mayoritariamente en las décadas de los 60 y los 70. Falleció el domingo pasado, en la ciudad de Boise, estado de Idaho, donde residía desde hace tiempo.
Rostro conocidísimo de todos los aficionados al cine, merced a su participación en un buen número de series televisivas —La ley del revólver (1960-1966), Doctor Kildare (1963-1966), El Virginiano (1964-1966), Sarge (1971-1972), El caballero de azul (1975-1976), Dallas (1988-1991), etc.— y en populares películas de catástrofes —como la interminable saga de los Aeropuertos, donde daba vida al jefe de mecánicos Joe Patroni (1970, 1975, 1977, 1979), o Terremoto (Earthquake, Mark Robson, 1973)—, Kennedy dio un importante impulso a su carrera en 1967, al obtener el Óscar como mejor actor de reparto (supporting character o role) por el papel del entrañable grandullón Dragline, en el inolvidable film La leyenda del indomable (Cool Hand Luke, Stuart Rosemberg, 1968).
Pero la carrera de nuestro actor había comenzado bastante antes, como lo demuestra su participación en títulos tan prestigiosos como Espartaco (Spartacus, Stanley Kubrik, 1960), Los valientes andan solos (Lonely are the Brave, David Miller, 1962), Charada (Charade, Stanley Donen, 1963), Canción de cuna para un cadáver (Hush... Hush, Sweet Charlotte, Robert Aldrich, 1964), Primera victoria (In Harm's Way, Otto Preminger, 1965), Los cuatro hijos de Katie Elder (The Sons of Katie Elder, Henry Hathaway, 1965), o Doce del patíbulo (The Dirty Dozen, Robert Aldrich, 1967), títulos todos ellos a los que Kennedy aportó su solidez profesional y la rotundidad de su inconfundible físico para dar vida, generalmente, a papeles de hombre duro (y rudo) en muy diversas facetas (constructor, militar, matón, pistolero, etc.), aunque siempre transmitiendo cierta afabilidad, pese a lo desagradable que pudiera ser el personaje en cada momento. Y al decir esto último pienso, por ejemplo, en el matón que Kennedy interpreta en Charada, cuyo sombrío carácter aparece matizado, no obstante, por un toque humorístico innegable.
Rostro conocidísimo de todos los aficionados al cine, merced a su participación en un buen número de series televisivas —La ley del revólver (1960-1966), Doctor Kildare (1963-1966), El Virginiano (1964-1966), Sarge (1971-1972), El caballero de azul (1975-1976), Dallas (1988-1991), etc.— y en populares películas de catástrofes —como la interminable saga de los Aeropuertos, donde daba vida al jefe de mecánicos Joe Patroni (1970, 1975, 1977, 1979), o Terremoto (Earthquake, Mark Robson, 1973)—, Kennedy dio un importante impulso a su carrera en 1967, al obtener el Óscar como mejor actor de reparto (supporting character o role) por el papel del entrañable grandullón Dragline, en el inolvidable film La leyenda del indomable (Cool Hand Luke, Stuart Rosemberg, 1968).
Junto al simpático Luke de Paul Newman: genio y figura hasta la sepultura
(y nunca mejor dicho)
Pero la carrera de nuestro actor había comenzado bastante antes, como lo demuestra su participación en títulos tan prestigiosos como Espartaco (Spartacus, Stanley Kubrik, 1960), Los valientes andan solos (Lonely are the Brave, David Miller, 1962), Charada (Charade, Stanley Donen, 1963), Canción de cuna para un cadáver (Hush... Hush, Sweet Charlotte, Robert Aldrich, 1964), Primera victoria (In Harm's Way, Otto Preminger, 1965), Los cuatro hijos de Katie Elder (The Sons of Katie Elder, Henry Hathaway, 1965), o Doce del patíbulo (The Dirty Dozen, Robert Aldrich, 1967), títulos todos ellos a los que Kennedy aportó su solidez profesional y la rotundidad de su inconfundible físico para dar vida, generalmente, a papeles de hombre duro (y rudo) en muy diversas facetas (constructor, militar, matón, pistolero, etc.), aunque siempre transmitiendo cierta afabilidad, pese a lo desagradable que pudiera ser el personaje en cada momento. Y al decir esto último pienso, por ejemplo, en el matón que Kennedy interpreta en Charada, cuyo sombrío carácter aparece matizado, no obstante, por un toque humorístico innegable.
Como el Mayor Max Armbruster en Doce del patíbulo
A finales de la década de los 80 y principios de los 90 Kennedy volvió a dar un importante impulso a su carrera, interviniendo en una serie de comedias protagonizadas por Leslie Nielsen que tuvieron bastante éxito y cuyo arranque se encuentra en Agárralo como puedas (The Naked Gun: From the Files of Police Squad!, David Zucker, 1988), a la que siguieron Agárralo como puedas 2 ½: el aroma del miedo (The Naked Gun 2½: The Smell of Fear, David Zucker, 1991) y Agárralo como puedas 33 ⅓: el insulto final (Naked Gun 33 1/3: The Final Insult, Peter Segal, 1994), donde Kennedy siempre interpretó —como antes había hecho en la saga de los Aeropuertos con el personaje de Patroni— al capitán Ed Hocken, superior del desastroso agente secreto al que daba vida el citado Nielsen.
George Kennedy siguió trabajando hasta el último momento, como lo demuestra su aparición en Another Happy Day (Sam Levinson, 2011) y El jugador (The Gambler, Ruppert Wyatt, 2014), remake de una película de 1974, en el que daba vida al padre del protagonista (Mark Wahlberg), al lado de otras estrellas como Jessica Lange o John Goodman.
Nuestro recuerdo para George Kennedy y el deseo, francamente, de que nos espere muchos años allá donde esté.
Como el agente William A. "Bumper" Morgan en la serie televisiva El caballero de azul
George Kennedy siguió trabajando hasta el último momento, como lo demuestra su aparición en Another Happy Day (Sam Levinson, 2011) y El jugador (The Gambler, Ruppert Wyatt, 2014), remake de una película de 1974, en el que daba vida al padre del protagonista (Mark Wahlberg), al lado de otras estrellas como Jessica Lange o John Goodman.
Nuestro recuerdo para George Kennedy y el deseo, francamente, de que nos espere muchos años allá donde esté.
Hola, Alberich.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te acuerdes de toda la carrera de George Kennedy, porque a veces parece que sólo participó en "La leyenda del indomable". Desde que lo vi por primera vez de niño (creo que fue en "Terremoto"), se convirtió en uno de mis héroes: cierto parecido con mi padre (también rubio y corpulento y con ese mismo aspecto ambiguo que transmite tanto simpatía como fiereza) ayudó sin duda a ello. ¡Y me resulta inolvidable la escena de "Charada" en que se aproxima al cadáver para comprobar si realmente está muerto! En fin, un actor que siempre, incluso en sus películas menos estimables, me ha hecho disfrutar.
Un abrazo
Gracias, Rafa, por comentar (aportando siempre algo interesante).
ResponderEliminarUn saludete.