miércoles, 8 de enero de 2014

¡ANGOULÊME 2014 YA ESTÁ AQUÍ!



UNO de los principales eventos historietísticos del mundo está a punto de dar, un año más, su pistoletazo de salida. El mayor de Europa, si no me equivoco, después de que el Salón de Lucca se viera afectado por la grave crisis de mediados de los 90 que lo dejó un tanto postrado, haciendole perder la primera posición —al menos cronológicamente hablando— que había ocupado hasta el momento a la hora de hablar de este tipo de acontecimientos. Me refiero, claro está, al Festival International de la Bande Dessinée de Angoulême, que este año 2014 abrirá sus puertas el próximo día 28 de enero para hacer las delicias de los aficionados de todo el mundo, permaneciendo abierto hasta el 8 de febrero.

El dibujante holandés Willem, presidente de esta 41ª edición de Angoulême,
posando con el cartel que ha elaborado para la ocasión


Lo más interesante de este año, a mi juicio, son las dos magníficas exposiciones monográficas que el Festival piensa dedicar a Jacques Tardi (con el tema de la I Guerra Mundial como eje central de la misma) y la especial sobre Mafalda, por el cincuentenario del personaje salido de la pluma de Quino. Hay otras nueve exposiciones más, pero creo que estas dos que señalo pueden marcar época. Sobre todo la de Tardi, que promete ser el plato fuerte del Festival.



En fin, Serafín... Ya sé que en estas cuestiones de preferencias los gustos personales son decisivos, y habrá quien esté deseando acudir a Angoulême fundamentalmente para gorronear las dedicatorias de turno a sus dibujantes favoritos, por citar sólo una posibilidad muy habitual (ya que la otra bastante frecuente también en este tipo de actos —"cospleyear"— resulta prácticamente imposible en la ciudad francesa). Pero si tienen ocasión (y posibles, claro) para desplazarse hasta Francia olviden esos objetivos (u otros parecidos) y concentren todas sus energías en las dos exposiciones señaladas. No dejen pasar la oportunidad, pues ambas parece que serán verdaderamente antológicas. Aquí, en el Nibelheim, si la fuerza nos acompaña (y ciertos problemas familiares lo permiten) querríamos dejarnos caer por la bella ciudad charentaise. Pero ya veremos qué ocurre...



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