POCO más podemos hacer los ciudadanos, la verdad, salvo apoyar a nuestros gobiernos en esta lucha contra el radicalismo terrorista y tener claro siempre que los valores defendidos en Occidente de libertad de expresión, conciencia y otros han de ser protegidos con uñas y dientes frente a la intolerancia, el fanatismo y la demagogia. Tal como ya sabrán algunos de ustedes —y si no lo saben yo se lo recuerdo—, personalmente no he sido partidario nunca del tipo de humor agresivo, explícito y directo practicado por publicaciones como Charlie Hebdo y otras. Es una cuestión de carácter, de forma de ser... Creo que se puede hacer sátira corrosiva y del más alto nivel sin necesidad de herir siempre (y repito lo de siempre) las susceptibilidades de la gente, o de hundirles el dedo en el ojo hasta la tercera falange. Pero ésta no es la cuestión que se dilucida aquí, y de la que podríamos hablar en otra ocasión largo y tendido (como ya hemos hecho en el Nibelheim alguna vez). Lo que tenemos ahora entre manos —después del brutal atentado del que fueron víctimas ayer en París los humoristas y trabajadores de un semanario satírico que arremetía por igual contra tirios y troyanos, así como dos policías que intentaban protegerlos— es la defensa sin fisuras de la libertad de expresión y de prensa. Ahí es nada: justo uno de los derechos fundamentales que diferencia a un régimen democrático de otro que no lo es. Y frente a eso no tiene que haber la menor discrepancia. Y si la hubiere, para eso están los tribunales y los jueces (pues es a través de ellos como, en las sociedades libres y democráticas, se dilucidan los desacuerdos).
Mi admiración y respeto por los asesinados en París y mis condolencias sinceras a sus familias. En recuerdo de todos ellos va esta entrada:
Mi admiración y respeto por los asesinados en París y mis condolencias sinceras a sus familias. En recuerdo de todos ellos va esta entrada:
Me imaginaba que esta salvajada no te iba a pasar inadvertida en este blog, Alberich. A mí, comparta o no su tipo de humor, la sensación que se me quedó ayer es la misma que cuando asesinaron al juez Falcone, a Tomás y Valiente o a Joseba Pagazaurtundua: siempre mueren los valientes, los que se niegan a claudicar, tengan miedo o no. Que nunca descansen en paz, porque los necesitamos.
ResponderEliminarHola Rafa, ¿qué tal? Bien traídos esos paralelismos, de personas que murieron por defender la libertad. En mi caso, y aunque yo era pequeñito por entonces, al conocer la noticia del atentado en la redacción de Charlie Hebdo enseguida me acordé del asesinato de los abogados laboralistas de Atocha. Con el detalle de que aquello ocurrió hace 40 años y esto acaban de hacerlo tres hijos de puta fanáticos en pleno siglo XXI... Son unas auténticas alimañans contra las que no ha de haber tregua ni cuartel. Se trata de una cuestión de supervivencia y de mantener nuestros derechos y libertades cueste lo que cueste, y para ello no podemos ceder ni un solo milímetro.
EliminarMi referencia a la discrepancia con el tipo de humor practicado por Charlie Hebdo era únicamente para destacar, por si hiciera falta, el verdadero foco de atención del asunto. Y es que, en estos casos --como en otros de diferentes atentados terroristas que hemos conocido--, los verdaderos y únicos responsables son siempre los asesinos terroristas. Culpar a los demás --a los dibujantes, en este caso, por meterse con la religión (como algunos están haciendo ya en ciertos lugares); a los políticos por tomar determinadas decisiones-- es siempre un grave error:los únicos responsables de esta masacre, repito, han sido quienes crearon el caldo de cultivo intelectual para llevar a cabo los atentados y, por supuesto, quienes apretaron el gatillo ayer.
Un saludete, y gracias por estar ahí.
Son el detritus de la sociedad actual. Incapaces de crear nada, de hacer nada por los demás o de que su paso por este mundo merezca le pena, se dedican a degollar vivos, tirotear o colgar a cualquiera que no les sigue su rollo demente y se cruza en su camino personal o ideológico.
ResponderEliminarSe equivocan los que piensan que son musulmanes, los podéis encontrar en cualquier religión o ideología. Aparecen frecuentemente en las páginas de sucesos y en cualquier conflicto bélico en el que se encuentran como peces en el agua. Al grito de VIVA LA MUERTE intentan amedrentarnos y en ocasiones lo consiguen.
Pero una cosa tengo clara, si el futuro fuera suyo, yo no me reencarno más en este planeta.
¡Que les den...!
Hola Carlos.
EliminarDigo lo mismo que en el comentario anterior: defensa numantina y sin ceder un solo milimetro contra esta gentuza. Esto es una lucha a muerte y sin cuartel (como la que llevaron a cabo los soviéticos contra los invasores nazis en el 41): no hay tregua (porque no nos la van a dar) y, encima, van a aprovecharse de nuestra debilidad por ser estados democráticos. Y efectivamente: a quienes deseen aprovechar tragedias como ésta para criminalizar a las minorías étnicas o religiosas que viven en Occidente convendría recordarles que entre los asesinados en la redacción de Charlie Hebdo había algún individuo de origen islámico. Como también debía de serlo el policía al que remataron criminalmente en el suelo, pues se llamaba --como podéis ver arriba-- Ahmed Merabet. Así pues, las víctimas potenciales somos todos y debemos mantenernos unidos para luchar contra estos fanáticos salvajes. Eso sí: tampoco vendría mal que en todos los países musulmanes se dieran parecidas corrientes críticas contra estos comportamientos a las que han estallado en Europa y EE.UU. O que el movimiento de rebelión denominado "Primavera árabe" --en el que algunos depositaron tantas esperanzas-- no hubiera acabado inclinándose, muchas veces, hacia posiciones radicales y fundamentalistas (como ha ocurrido en algunos de los países donde se produjeron dichos levantamientos). Pero bueno, eso ya sería otra cuestión, difícil de analizar y con multitud de complejas derivadas históricas, sociales, económicas y geopolíticas.
Otro saludete para ti.