HA muerto Jesús Hermida, uno de los profesionales de la información más prestigiosos, reconocidos y personales de nuestro país. Maestro de maestros, se le ha llamado en estas últimas horas, y no carece de fundamento dicho título, pues Hermida catapultó a toda una generación de jóvenes profesionales —especialmente mujeres (las llamadas "Chicas Hermida": Consuelo Berlanga, Nieves Herrero, Irma Soriano, Concha Galán, Inés Ballester, Mariló Montero, Belinda Washington, Miriam Díaz-Aroca, Mari Pau Domínguez...), a las que dio su primera oportunidad importante y puso sobre la senda del reconocimiento profesional—, o bien relanzó definitivamente la carrera de otros compañeros menos populares cuando él los llamó para colaborar en sus programas, como es el caso de María Teresa Campos o Javier Basilio.
Innovador y personal como pocos, Hermida es considerado, con razón, el primer showman de la televisión española, un pionero de la comunicación audiovisual, cuyo modelo trajo de EE.UU, adonde había estado destinado también como primer corresponsal de TVE. Su estilo no pasaba desapercibido y, como ocurre siempre en el caso de los "grandes", fue objeto de imitación por parte de humoristas y actores. Podía gustar o producir rechazo, pero nadie negará que creó un modelo de periodismo audiovisual muy personal y que marcó toda una época, llenando la parrilla televisiva de magacines y programas de entretenimiento cuyo formato fue el primero en abordar; incorporando también, por vez primera, el formato de tertulia, hoy tan sobreexplotado, a sus espacios; realizando importantes entrevistas (la última, en 2013, al rey Juan Carlos)... También fue un gran periodista radiofónico, por cierto.
De hecho, si me paro a pensar, caigo en la cuenta de que Jesús Hermida formó parte de mi vida, como icono visual, desde casi el principio de la misma, acompañándola en numerosísimas ocasiones. Al contrario que otros muchos españoles, yo no recuerdo el famoso momento en que Hermida transmitió la llegada del hombre a la Luna —un servidor era, entonces, demasiado pequeño—, pero sí guardo en el recuerdo agradables veladas con alguno de los programas que él presentó en diferentes medios televisivos. Valga, a título de ejemplo, su magacín vespertino titulado A mi manera, donde Hermida dio a conocer la excelente serie televisiva Cheers.
En fin, Serafín. Se ha ido un enorme comunicador y no puedo negar que su muerte ha despertado en mí un sentimiento de tristeza y nostalgia, pues me ha venido a recordar, de nuevo, que uno cada vez es más viejo. Y eso no es nada agradable, la verdad...
Innovador y personal como pocos, Hermida es considerado, con razón, el primer showman de la televisión española, un pionero de la comunicación audiovisual, cuyo modelo trajo de EE.UU, adonde había estado destinado también como primer corresponsal de TVE. Su estilo no pasaba desapercibido y, como ocurre siempre en el caso de los "grandes", fue objeto de imitación por parte de humoristas y actores. Podía gustar o producir rechazo, pero nadie negará que creó un modelo de periodismo audiovisual muy personal y que marcó toda una época, llenando la parrilla televisiva de magacines y programas de entretenimiento cuyo formato fue el primero en abordar; incorporando también, por vez primera, el formato de tertulia, hoy tan sobreexplotado, a sus espacios; realizando importantes entrevistas (la última, en 2013, al rey Juan Carlos)... También fue un gran periodista radiofónico, por cierto.
De hecho, si me paro a pensar, caigo en la cuenta de que Jesús Hermida formó parte de mi vida, como icono visual, desde casi el principio de la misma, acompañándola en numerosísimas ocasiones. Al contrario que otros muchos españoles, yo no recuerdo el famoso momento en que Hermida transmitió la llegada del hombre a la Luna —un servidor era, entonces, demasiado pequeño—, pero sí guardo en el recuerdo agradables veladas con alguno de los programas que él presentó en diferentes medios televisivos. Valga, a título de ejemplo, su magacín vespertino titulado A mi manera, donde Hermida dio a conocer la excelente serie televisiva Cheers.
En fin, Serafín. Se ha ido un enorme comunicador y no puedo negar que su muerte ha despertado en mí un sentimiento de tristeza y nostalgia, pues me ha venido a recordar, de nuevo, que uno cada vez es más viejo. Y eso no es nada agradable, la verdad...
Sit tibi terra levis, Iesu!
Animo Alberich
ResponderEliminarEl tiempo pasa para todos pero no hay que desanimarse porque lo importante es aprender a disfrutar de cada momento presente!!
Gracias, amigo Delors, por los ánimos... Pero soy de natural nostálgico (melancólico, que decían los románticos...).
ResponderEliminarUn saludete y gracias, también, por comentar.
No hay por qué!
ResponderEliminarDescubrí tu blog hace unos meses y lo incluí en mi página de inicio de Chrome. Soy un tremendo fan tanto del comic como de las ilustraciones, y tus post y tus diseños me hacen disfrutar mucho... :-)