miércoles, 16 de diciembre de 2015

"RAF. EL GENTLEMAN DE BRUGUERA", DE JORDI CANYISSÀ. PRIMER LIBRO MONOGRÁFICO SOBRE EL GRAN AUTOR ESPAÑOL




QUIENES siguen las chorradicas que pergeño en este blog, o quien lee algunos de los comentarios que he ido diseminando por la blogosfera tebeística, o lo escrito en ciertos grupos especializados que pueden encontrarse en la redes sociales, conocerán ya (y sobradamente además) la admiración absoluta que siento por el arte de Joan Rafart y mi preferencia por este autor —junto a Alfonso Figueras—, frente a otros mucho más populares que integraron lo que, con feliz expresión, Terenci Moix denominó en su momento "Escuela de Bruguera" (1). Por ello, no debe resultarles extraño que haya decidido confeccionar una entrada para celebrar, por todo lo alto, la aparición de un libro que ya era de justicia publicar en nuestro país. Me refiero, claro está, a la monografía realizada por Jordi Canyissà en torno a la figura de Rafart y titulada, con absoluto acierto, Raf. El gentleman de Bruguera, en atención a las características formales y estilísticas del autor, así como a su personalidad tan british.



Pero con el objeto de que la entrada resultara algo más novedosa y estimulante —¡lo que no haga yo por mis lectores!— se me ocurrio que, junto a la tradicional referencia bibliográfica propiamente dicha, podria incluir una entrevista realizada al propio autor, en la que éste nos contara una serie de cosillas que todo aficionado seguramente encontrará interesante. Así es que le eché morro al asunto y, ni corto ni perezoso, me puse en contacto con él.

No conozco personalmente a Canyissà, pero hemos tenido la ocasión de coincidir —virtual y emocionalmente— en más de una ocasión dentro de los foros y de cruzar algunas ideas e impresiones sobre Raf, de modo que no quise dejar pasar esa ocasión y la aproveché. Le consulté por mail si tenía inconveniente en hacer la entrevista (dijo que en absoluto) y le envié un cuestionario para contestar, con preguntas que, imagino, ya le habrán planteado infinidad de veces durante las últimas semanas a causa de la promoción de su libro. Y las ha contestado, ¡por Wotan!, con una amplitud, un detalle y una generosidad que le agradezco sincera y profundamente.



No tenía intención de robarle demasiado tiempo a Jordi —que anda liadísimo (me consta) con la promoción de su monografía—, así es que las preguntas planteadas son pocas y la entrevista relativamente breve. Por ello, si desean profundizar mucho más en todo lo que se refiere a este libro no dejen de consultar la amplia entrevista que se le hizo el pasado mes de octubre en el blog El rincón del Taradete.

En fin, Serafín... Confío, en todo caso, que lo publicado aquí también les parezca interesante. ¡A disfrutarlo, repipas!


ENTREVISTA CON JORDI CANYISSÀ,
AUTOR DEL LIBRO



Presentación

Jordi Canyissà (Barcelona, 1972) es licenciado en Derecho y en Periodismo y es autor de historietas humorísticas para Mortadelo Extra, Zipi y Zape Extra y, actualmente, Amaníaco. Ha publicado dos álbumes, Sinvergüenzas ajenas y El ático, y ha colaborado en varios recopilatorios de humor gráfico para Angle Editorial. Como teórico de la historieta ha colaborado en libros como El gran Vázquez (2011), Tebeos. Las revistas infantiles (2014), Jan. El genio humilde (2014), Jot Down 100 Cómics (2014), La bande dessinée historique (2015) y On the Edge of the Panel (2015). En la actualidad escribe sobre cómics en Tebeosfera, Entrecomics y LaVanguardia.com. Raf. El ‘gentleman’ de Bruguera (Amaníaco Ediciones) es su primer libro teórico en solitario, una biografía de más de 400 páginas sobre el dibujante Joan Rafart Roldán (1928-1997).


— ¿Cuál fue tu primer contacto con la obra de RAF? Deduzco que debió producirse en edad infantil —como le ocurrió a la mayoría de los aficionados que ahora andan entre los treinta y tantos y los cincuenta y tantos años de edad— y leyendo los tebeos de Bruguera en que publicaba el barcelonés. ¿Pero recuerdas el momento preciso? ¿Alguna impresión concreta? ¿Alguna sensación? ¿Alguna anécdota especial con ese autor, más que con otros?

Lo descubrí en la revista Mortadelo, a finales de la década de 1970. Junto con Ibáñez y Vázquez era lo que más me interesaba en esa época. Y sí tengo un recuerdo especial, ahora que lo dices, una historieta llamada El caso del pudding navideño, que me impresionó porque vi en ella algo que no estaba en otras historietas de Bruguera: un interés por retratar el paisaje nevado, el frío del invierno, el aroma british de las casas y las calles… Vamos, que era puro estilo Raf; yo aún no era consciente de ello, pero sí lo noté distinto de todo lo demás. Y me gustó.

— ¿Es RAF tu autor favorito de la Escuela Bruguera?

Es difícil quedarme con uno. Ibáñez fue el primero que descubrí; con él aprendí a leer. Y claro, eso marca. Luego vinieron Raf, Vázquez, Segura, Martz-Schmidt, Jan... Y con el tiempo descubrí a los que les precedieron: Cifré, Conti, Jorge, Peñarroya, Nadal, Gin, y el primer Escobar, que para mí es el mejor.

— ¿Qué te atrajo de dicha obra? ¿El aspecto gráfico? ¿El narrativo? ¿Los dos a la vez?

De Raf me atrajo especialmente la frescura de su dibujo y el ingenio compositivo de sus viñetas. Es un autor distinto a los demás, no copia ni mimetiza nada, y es terriblemente moderno y versátil.

— ¿Tu idilio con RAF ha sido continuo, o ha sufrido algún vaivén con el paso del tiempo?

Digamos que mi reconocimiento hacia la obra de Raf ha ido a más. Me explico: le tenía en mucha estima cuando empecé a escribir el libro, pero ahora lo valoro aún más. Cuando ves toda su obra te das cuenta de la evolución que recorre, de los distintos registros que usa, de cómo poco a poco va encontrado un tono y unos mecanismos humorísticos propios para sus guiones. Y me he dado cuenta de lo bueno que era cuando trabajaba en libertad o, simplemente, cuando trabajaba a gusto.

— ¿Cuál es tu personaje favorito, de los muchos que RAF creó? No hace falta decantarse por uno solo, pues comprendo que tal elección resultaría dificilísima. Te rogaría que hicieras algunas observaciones justificando las razones de dicha elección...

Pues sí que es difícil. Para no mencionar a los más previsibles te diré que me gustan mucho algunos de La Risa, como por ejemplo Sherlock Gómez, porque tienen una calidad tal que hubieran podido publicarse perfectamente en las páginas de Pulgarcito de esa época y porque es la primera gran parodia que hace Raf de Sherlock Holmes, mucho antes de Sir Tim O’Theo. También destacaría sus portadas, porque supo convertirlas en marca de estilo, y sus historietas ripiadas. Éstas últimas, nacieron de manera independiente, sin formar una continuidad propiamente dicha, pero luego, Raf las unió a través de la figura de Esopo Latontaine. Para mí, y lo analizo a fondo en el libro, están entre lo mejor de su carrera.

— ¿Y de las diferentes etapas que RAF atravesó como creador, cuál crees que fue la más significativa? Su período de esplendor...

Raf ya era un autor maduro antes de Bruguera, y eso lo convierte en un caso excepcional. Generalmente, un autor madura y mejora con el tiempo, pero él ya arranca con un nivel altísimo. Lo demuestra en series como Cantinflas, Barrilete y Larguiracio, o Conchito Barbarroja. Luego sigue creciendo trabajando para Inglaterra o en su segunda etapa para Bruguera o en Guai!, cuando se explaya con las historietas largas de Mirlowe con un dibujo, un humor y un ritmo narrativo que casa mucho más con su estilo. La década de 1980 es una maravilla en Raf. Y luego está su etapa como Roldán o como Dino, que permite descubrir a un autor distinto.

— ¿Piensas que la posteridad, los editores y el público aficionado han sido justos con RAF? ¿Es menos reconocido de lo que debería, en función de su grandeza como artista?

Raf no ha sido suficientemente reconocido. La prueba es que hoy en día no es posible ir a una librería y comprar un álbum suyo. Y eso no solo ocurre con Raf: tampoco tenemos álbumes disponibles de Jorge, de Nadal, de Cifré, de Conti, del Vázquez de los años 50 o 60… Apenas uno del primer Escobar. Y de Ibáñez no se ha hecho una reedición cronológica y crítica de su obra desde la década de los 50. No hemos cuidado nuestro patrimonio editorial, hemos perdido la memoria histórica de nuestra historieta cuando era más fácil recuperarla porque disponemos de las mejores opciones técnicas para escanear dibujos y de más calidad de impresión que nunca. Los países anglosajones publican ediciones magníficas de las obras de Bud Fisher, Cliff Sterrett, George McManus, Frank King, Elzie Segar… por no citar a los Caniff o McCay. Los países francobelgas hacen cuidadísimas ediciones de Jijé, Peyo, Franquin, Tillieux, Jacobs o Hergé que además resultan ser libros rentables. Y aquí, ¿qué hacemos? Nada.

— ¿Cuándo te decidiste a escribir un libro dedicado a este autor?

Estaba colaborando con la revista teórica U, el Hijo de Urich con artículos sobre cómic francobelga, que es otra de mis pasiones. Escribí sobre Goossens, Blain, Pétillon, Jacobs… y luego les planteé la posibilidad de escribir sobre un autor nacional y les sugerí el nombre de Raf. La idea les gustó, y aunque la revista cerró al cabo de poco, yo ya había empezado a indagar y decidí seguir.

— Creo que ya lo has explicado alguna vez (más de una, de hecho), pero debo preguntártelo: ¿por qué lo de "gentleman" aplicado a Rafart?

Hay varias razones. En general, hablar de un ‘gentleman’ y de Bruguera es una manera de evocar a Sir Tim O’Theo. Pero siendo más estrictos, añadiré que la frase remite a la que usó Bruguera para anunciar el nacimiento de Sir Tim en la portada de la revista Mortadelo: “El ‘gentleman’ del humor”. Yo cambié “humor” por “Bruguera” y lo apliqué a Raf porque él era una persona muy elegante, le gustaba vestir bien y a la moda. Además, el carácter británico le atraía mucho. Vamos, que lo de ‘gentleman’ le encaja por varios motivos. Incluso le encaja por su humor y su estilo, que dentro de Bruguera es distinto al de los demás.

— ¿Cómo surgió la posibilidad de publicarlo en Amaníaco? ¿Fuiste tú quien acudió a la editorial, o ellos quienes se interesaron por tu trabajo?

He colaborado con Amaníaco desde que nació siendo un fanzine, y sigo dibujando ahí cada tres meses una página de un personaje que se llama Eddy Tor. Inicialmente, la idea era publicar este libro en otra editorial, pero al final vimos lo más cómodo para todos era sacarlo con el sello Amaníaco. Con Jordi Coll, el editor, hemos podido trabajar conjuntamente cada detalle del libro: desde la tipografía hasta la maquetación de las imágenes, y estoy muy contento del resultado. Él conoce bien el universo de Bruguera como lo demuestra la magnífica restauración que ha hecho de la serie Pulgarcito, de Jan. Además, Amaníaco entrevistó en su momento a Raf y le propuso incluso editar un álbum suyo; pero la repentina muerte de Raf dejó parado el proyecto. Por eso me parece muy coherente publicar finalmente este libro en Amaníaco Ediciones.

— ¿Puedes explicarnos, con brevedad, en qué consistió el método de trabajo y cuáles fueron las etapas fundamentales del mismo? Pues estamos ante una obra de —permíteme la cursilería— "largo aliento"...

Yo soy periodista y, por lo tanto, he trabajado de la forma que para mí es más natural. Es decir: enfocando este libro como un trabajo periodístico. Eso quiere decir documentarse a fondo, leer y releer mucho la obra de Raf, entrevistar a muchas personas… y finalmente organizar todo este material intentando construir un relato interesante, que no fuera una mera sucesión de anécdotas ni una pesada enumeración de datos. He querido escribir un libro muy ameno, capaz de atrapar al lector pese a contener mucha información. Porque estoy convencido de que la historia de Raf y de los dibujantes de su época es apasionante y merece ser contada.

— ¿Qué ha sido lo más laborioso de este trabajo de años (una decena, al menos, si no estoy equivocado)?

En primer lugar encontrar las obras más dispersas de Raf, especialmente las de principios de la década de 1950, las que se publicaron en Gran Bretaña o las de Chile. En segundo lugar, localizar a los testigos de su vida: he hablado con personas que me evocaron todas las etapas de Raf, desde su época en la Editorial Marco, hasta los tiempos de Ediciones B; desde sus años en la escuela, hasta su paso por los estudios de animación de Javier Mariscal.

— ¿Podrías hacer un breve resumen con el esquema general del contenido del libro, para aquellos aficionados más despistados que no hayan estado al tanto de su publicación? Es decir, ¿qué contiene?

El libro es un recorrido cronológico por la vida de Raf dividido en cuatro grandes etapas que coinciden con cuatro momentos muy importantes y diferenciados entre sí. Cada parte termina con un anexo en donde se reproducen 25 o 30 páginas de historietas pertenecientes a ese periodo. Eso permite disfrutar de las historietas de Raf leyéndolas con tranquilidad, y permite ver su evolución estilística, sus distintos registros... Al final de los cuatro capítulos hay un anexo con un listado cronológico con todas las series de Raf que he conseguido localizar: desde la primera hasta la última. Es un bloque destinado a la consulta puntual más que a ser leído de golpe; una forma de tener datos detallados de una serie para quien quiera saber más.

— ¿Conociste personalmente a RAF? ¿Has trabajado en coordinación con su familia?

Le conocí brevemente cuando le acababan de dar el Gran Premio del Salón del Cómic, en Barcelona. El tiempo de pedir que me firmara un álbum de Mirlowe –con un dibujo de Sir Tim– y de intercambiar algunas palabras. Luego, para el libro, fue esencial la colaboración de la familia. En primer lugar de su viuda, luego de su hija, que apoyaron desde el primer momento el proyecto y respondieron encantadas a mis mil y una preguntas.

— Imagino que para realizar el libro has tenido acceso a los originales del autor (al menos algunos de ellos). ¿Qué podrías decirnos al respecto, desde el punto de vista técnico y estético?

Sí, gracias a su familia pude acceder a ver muchos originales de Raf, de distintas épocas. Algunos, con historietas inéditas que se reproducen en el libro. Impresiona ver el trabajo de Raf sobre sus originales, la calidad de su trazo se aprecia mucho mejor. Pensemos que muchas de las historietas publicadas en Bruguera están mal reproducidas, en muchas aventuras de Sir Tim, por ejemplo, ves que se ha perdido parte de la línea, o que el color se come el dibujo… Los originales permiten hacerse una idea de cómo trabajaba Raf, cómo combinaba pincel, plumilla, bolígrafo, rotulador… Y con qué eficacia coloreaba las portadas o las historietas en donde usaba el color directo, caso de las páginas de La Fragata Capadora.

— ¿Crees que nos encontramos en un buen momento para recuperar la obra de RAF —al menos lo más importante de la misma—, dado el auge que parece estar viviendo la historieta en nuestro país, o piensas que su propuesta artística y su obra no sintonizaría con los gustos de las nuevas generaciones de lectores? ¿En caso afirmativo, qué reeditarías tú, en primer lugar, si tuvieras posibilidad de hacerlo?

Creo que aún existe un público, aunque sea minoritario, para recuperar las obras de Raf. Se podría hacer un volumen con lo que publicó antes de Bruguera, en La Risa o en Pinocho; en el libro hay varias muestras de esas páginas y son soberbias. Luego, por descontado, habría que editar como mínimo una selección de historietas cortas de Sir Tim O’Theo. Y, finalmente, la serie completa de Mirlowe. Eso para empezar…

— Di algo a modo de despedida (si te apetece, claro está). Por ejemplo: ¿cómo le venderías el libro a un posible comprador?

Es un libro que tiene tal cantidad de imagen que puede comprarse aunque sea únicamente por los dibujos de Raf. A falta de álbumes, como decía antes, en este libro hay más de 100 páginas de historieta reproducidas a página completa, para que puedan leerse. Y muchas imágenes inéditas o jamás publicadas en nuestro país de todas las épocas de Raf. Si prescindimos del texto que he escrito, el libro permite entender la trayectoria de Raf fijándose únicamente en los dibujos. Es una biografía ilustrada. Y además, hemos querido reproducir como mínimo una imagen de todas las series y colaboraciones que hemos localizado de Raf. Porque la mejor manera de conocer a Raf es a través de su obra.

Muchas gracias, Jordi, por tus respuestas.

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NOTA: todas las imágenes proceden de los dosiéres de prensa que ha facilitado Amaníaco para promocionar el libro, y pertenecen a sus respectivos propietarios.

(1) Concretamente en Los cómics, arte para el consumo y formas "pop", Barcelona, 1968, reeditado ahora con el título, un tanto grandilocuente y menos irreverente, de Historia social del cómic, Bruguera, Barcelona, 2007 (elegido, no obstante, por el propio Moix, pocos años después de la publicación original; concretamente en 1974).

7 comentarios :

  1. "¡lo que no haga yo por mis lectores!" Mil gracias por esta entrevista en lo que a mí, como lector, me toca, dada mi pasión infantil, no curada con los años, por RAF. A propósito, ¿RAF, Figueras, Luis Bermejo, Frank Godwin? No quiero ser impertinente, Alberich, ¿pero no tienes gustos algo, digamos, cuestionables? Seguro que, ya puestos, incluso te gusta ese tal Harold Foster del que tanto hablan algunos. Bueno, quizás todavía tengas remedio.

    Un abrazo y gracias otra vez.

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  2. Rafa dijo...

    "Seguro que, ya puestos, incluso te gusta ese tal Harold Foster del que tanto hablan algunos. Bueno, quizás todavía tengas remedio".

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    Ja, ja, ja... Pues sí, sí que me gusta ese tal Foster. Y aún tengo solución (creo). Pero no en esto de los cómics, me temo.

    Las gracias, Rafa, dáselas a Jordi, que ha sido bien amable respondiendo mis preguntas.

    No ha sido nunca Bermejo un autor de mi gusto (especialmente), aunque se tratara de uno de los mejores dibujantes que hemos tenido en España. De ahí la entrada que le he dedicado (pues se la merecía sobradamente).

    Siempre que escribes me acuerdo de lo que aún te debo: imágenes de mis muchos originales que todavía no he colgado en CAF... Todo se andará...

    Un abrazo y felices pascuas (si no volvemos a hablar antes).

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  3. Felices pascuas también para ti y los tuyos, Rafa.

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  4. ¡Caramba! Compruebo que has cambiado el avatar de tu cuenta de Google. Y me has dado en el "bebe", eligiendo al cómico que más me gusta, de todos los que camparon por el viejo Hollywood de principios del siglo pasado: el genial (e incomprendido) Keaton. Un verdadero genio, que yo veo a la altura de Chaplin.

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  5. Me alegra mucho saber que opinas lo mismo que yo sobre Buster Keaton. En realidad, no lo he cambiado, Alberich. Es que, como no me muevo muy bien en esto de los avatares, va unido al nombre "Rafael Roldán" y no al de "Rafa Roldán", que es el que uso normalmente y al que debería estar unido. Quizás la hayas leído, pero si no es así, te recomiendo su autobiografía (aunque escrita al alimón con Charles Samuels), "Slapstick. Las memorias de Buster Keaton". Aparte de desmontar muchos mitos que aquí todavía repiten los críticos de cine una y otra vez, como el de que estaba casi acabado cuando lo llamó Chaplin para "Candilejas" (en realidad había rehecho su vida en la televisión y como asesor cómico de grandes actores: alaba, por ejemplo, la profesionalidad y atención con que Clark Gable seguía todos sus consejos, a pesar de ser una de las grandes estrellas de la época)o que fue explotado intelectualmente por Jerry Lewis (en ningún momento muestra Keaton rencor por nadie), tiene pasajes que son una lección de cómo se debe diseñar una película. Y cuenta una anécdota real que es un claro antecedente de uno de los momentos más divertidos de "El banquete", de Blake Edwards. Pero, como digo, quizás lo hayas leído y yo, llevado por el entusiasmo, te estoy dando el tostón con esto. ¡Felices pascuas!

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