jueves, 14 de abril de 2011

DINO BATTAGLIA Y SAN FRANCISCO: NUEVA EDICIÓN DE UNA OBRA MAESTRA


HACE algunos días intercambiaba yo impresiones con mis amigos de Cómics, Historietas, Tebeos, a propósito de esa obra maestra del fumetto que es el Frate Francesco e i suoi fioretti, de Dino Battaglia, y lamentábamos que una creación como ésa no se hubiera publicado nunca en nuestro país. Pues bien, no es que la noticia que vengo yo a darles ahora vaya a solucionar dicho problema —al que ya deberíamos estar acostumbrados los sufridos aficionados españoles—, pero al menos viene a suplir, en parte, la carencia que hemos tenido de uno de aquellos títulos clásicos e imprescindibles que no se han editado nunca por estos lares.

 Francisco predicando a los pajarillos (ilustración de José Benlliure)


Verán ustedes: es que ayer por la tarde me llegó al correo electrónico —aunque es algo que ya sabía desde hace unos días— una nueva lettre informativa de Éditions Mosquito, la editorial francesa que tantas veces he mencionado aquí con admiración y reconocimiento. En ella anuncian que acaban de sacar a la venta su edición de esta hermosísima y decisiva obra de Battaglia. Con ello vienen a cubrir un vacío que en el país galo se mantenía desde que en 1976 Fleurus publicara, por primera vez (aunque incompleto), dicho trabajo. En aquella ocasión, el material dibujado por Battaglia —que originalmente se publicó por entregas en la revista Il Messagero dei Ragazzi apareció dividido en dos volumenes. El primero, titulado François d'Assise, reunía las páginas con la biografía del santo poverello, mientras que el segundo —titulado Les fioretti de François d'Assise, recopilaba el material que, según la tradición franciscana, forma parte de las llamadas Florecillas, esto es, una selección de textos que se redactó en el siglo XIV, a partir de otra obra mayor —titulada Actus Beati Francisci et sociorum eius, en la que se recogían por escrito los dicta (dichos) y actus (acciones) de Francisco, así como los recuerdos y leyendas que amigos y conocidos suyos habían ido tejiendo en torno a su persona.


 Portadas de las ediciones que comentamos. En la línea de arriba, los dos volúmenes franceses
de Fleurus. Abajo el conocido libro de Edizioni Messaggero, que ha conocido diferentes
ediciones a lo largo del tiempo, y la nueva portada (a la derecha)


La edición de Mosquito recopila todo el material en un solo volumen (como pasó con la primera edición italiana de 1974, publicada en formato álbum por Edizioni Messagero), y tal como suele ocurrir con sus publicaciones el libro (de 102 páginas) tiene una pinta estupenda: buen papel, tapa dura, color, tamaño excelente (23x30 cms.) para admirar en condiciones el delicado trabajo de Battaglia, precio envidiable y competitivo donde los haya (sólo 15,00 euritos). Y encima, como siempre les digo, con gastos de envío gratis si compran más de un libro. ¿Se puede pedir más?

Mi consejo es que se hagan con un ejemplar cuanto antes, pues no se arrepentirán. Incluso aunque no conozcan la lengua de Molière, el deleite visual que les ha de proporcionar el simple visionado de esta obra maestra del tebeo de todos los tiempos habrá merecido el esfuerzo. Si, además de todo, se agencian un pequeño diccionario de francés y tienen un poco de paciencia, disfrutarán de los bellos textos que el padre Colasanti y la gentil Laura Battaglia escribieron para que el gran Dino los ilustrara. Una experiencia sumamente gratificante.

Frate Francesco es una de las obras más importantes del gran autor veneciano. Los lectores francófonos están de enhorabuena, pues gracias a Mosquito van a tener acceso a la misma de nuevo. Nosotros, por desgracia, tendremos que seguir esperando.

Y finalizo esta reseña citando, debidamente traducidas, las acertadas palabras con las que Carlo della Corte presentaba al lector esta obra de Battaglia en la primera edición italiana en formato álbum:
«Hombre parco de palabras y de dibujo secretamente rico, como su personalidad, Battaglia ha producido, para las Edizioni Messagero de Padua, un poético libro titulado Frate Francesco e i suoi Fioretti. Al enfrentarse a un argumento semejante, siempre hay el riesgo de caer en la más pomposa hagiografía o en la fingida ingenuidad populachera [...]. Inútil decir que Battaglia esquiva elegantemente ambos peligros, abordando el argumento con su inconfundible dibujo, siempre dulcemente incierto entre sueño y realidad. Así, se diría que sólo Battaglia podía dar credibilidad a un tebeo sobre la vida de Francisco de Asís, la misma credibilidad que, en buena medida, le falta a la película de Franco Zefirelli: Hermano Sol, hermana Luna.

A partir de textos breves y esenciales de Giovanni M. Colasanti y de Laura Battaglia, pero impregnados de la poesía natural de las Florecillas —que en ellos se trasluce sin demasiada dificultad— y con la ayuda de los colores tenues y mórbidos, casi de pintura china, dados por la propia Laura, Dino Battaglia ha puesto a punto la que, quizá, pueda ser considerada hasta el momento su obra mayor.

Se trata de un San Francisco inmerso en una religiosidad que, no obstante, puede satisfacer incluso a un laico, porque allí se adivina, ante todo, el esfuerzo de captar y aprehender, en un sistema totalizador, el universo (o, si se prefiere, lo creado).

El Medievo umbro aparece ante nosotros en las páginas de Dino Battaglia con lejanos ecos de paisajes típicos del Giotto: hay en ellas secuencias y momentos gráficamente memorables [...]. Battaglia, que con su trazo inquieto y meticuloso sabe recrear los turbadores íncubos de un Poe o de un Hoffmann, aligera aquí con extrema sabiduría las habituales hosquedades que hacen de él, por ejemplo, el más ajustado ilustrador de Lovecraft.

El tono que utiliza es el de una dulce leyenda áurea, pero no del todo alejada de la realidad. Sus ciudades, sus personajes, sobre todo sus miserables [...] poseen una innegable fuerza realista, perfectamente equilibrada con la intención lírica».

Les dejo con algunas de las imágenes que Mosquito ha puesto en su web para disfrute de los aficionados.






viernes, 8 de abril de 2011

CARTEL Y PROGRAMA DEL I ESCOGE



PUES eso. Que ya hay cartel definitivo para el ESCOGE (1er EScenario del CÓmic en GEtafe) del que hablé en dos entradas precedentes. Es verdad que llego con un poco de retraso a dar la noticia, pero dicen que nunca es tarde si la dicha es buena; o que más vale tarde que nunca; o que malo es callar cuando conviene hablar; o que más vale llegar a tiempo que rondar un año. Y así, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, que este cura no es mi padre, que más sabe el diablo por viejo que por diablo y que a ti te encontré en la calle, pues cuelgo la imagen y santas pascuas.

Y encima, para los más exigentes, a continuación pongo también el programa de actos a celebrar. ¿Se puede pedir más? Sí claro, pero yo no estoy seguro de poder darlo. Eso sí: pásense por Getafe en las fechas indicadas (que no se les olvide).



¡Hala! Y ahora ya basta de tonterías. Hasta la próxima entrada, que será con el divino Dino Battaglia.

lunes, 4 de abril de 2011

NECROLÓGICAS: NENÉ ESTIVILL (1926-2011)



EL pasado miércoles falleció Nené Estivill, historietista y creador de célebres personajes de Bruguera, como Agamenón o La terrible Fifí. Tenía 84 años y desde hacía tiempo vivía retirado de la actividad profesional.

Alejandro Santamaría Estivill, que tal era su verdadero nombre, había nacido en Pontevedra, en 1926, pero residía en la ciudad mallorquina de Palma, donde se había establecido de manera definitiva desde el año 1987.

Estivill comenzó a dibujar profesionalmente en los años 50, publicando en revistas gallegas de limitado alcance. No obstante, en 1956 fue contratado por Editorial Valenciana y dos años después inició su relación con Editorial Bruguera, en cuyos semanarios empezó publicando chistes sueltos, antes de dar el salto definitivo con historias largas en las que él mismo elaboraba también el guión. Surgieron, así, series como Silvano y Mengano (publicada en Can Can) y La terrible Fifí (en Pulgarcito), que habría de gozar de bastante éxito y continuidad.

Tres bocetos de la perversa e inteligente Fifí, protagonista de la serie
y azote de quienes la rodean


No obstante, sería en 1961 cuando empezó a publicarse la serie que mayor fama proporcionó a Estivill. Me refiero a Agamenón, aparecida en las páginas de la revista Tío Vivo durante su segunda época (1961-1981), que es, precisamente la que siguió a la absorción de dicha cabecera por parte de Bruguera, tras la tentativa de autogestión editorial protagonizada por los dibujantes Escobar, Conti, Cifré, Peñarroya y Giner (asunto que Paco Roca trata en su obra El invierno del dibujante).

El protagonista y su "agüela", en una escena característica de la serie


La importancia de la serie Agamenón radica en el hecho de haber sido la primera en abordar, con cierto detenimiento y profundidad, el tema del mundo rural (del que, por cierto, Estivill ofrece una imagen bastante negativa). A continuación transcribo la información proporcionada por el artículo de la Wiki, pues es bastante completa y correcta (1):
«La acción se sitúa en un pueblo de localización indeterminada, que puede ser cualquier pueblo de la España de la época. El protagonista es Agamenón, el mozo más bruto del pueblo, aunque de buen corazón. Junto a él una galería de secundarios: sus padres, su abuela su tío Lirón, el tío Perico (dueño de la tienda de comestibles), don Cipriano, don Ruperto (el alcalde), el doctor Serrucho, el marqués de Perogrullo, Olegario (el alguacil) y el guapo Currico Semola. Agamenón y los mozos del pueblo lucen la boina como prenda distintiva, y muchas de las mujeres, entre ellas la abuela del protagonista, llevan la cabeza cubierta con un pañuelo.
Los diálogos de los personajes reflejan el modo de hablar del medio rural, quizá especialmente de la zona de Aragón (diminutivos en -ico, vacilación entre la e y la i). En la última viñeta de cada historieta, la abuela comenta siempre con la misma frase la salvajada de Agamenón: "Igualico, igualico que el defunto de su agüelico". Fue una de las primeras series de historieta españolas en tratar de reproducir fonéticamente el lenguaje oral, aunque a principios de 1967 las expresiones incorrectas pasaron a aparecer entrecomilladas, seguramente como consecuencia del Estatuto Regulador de Publicaciones Infantiles y Juveniles, recién aprobado por la comisión respectiva.
Las historietas son breves, de una o dos páginas y se caracterizaban por su dibujo "feísta", lo cual, sumado a todo lo anterior, la hacía destacar por su originalidad respecto a otras series de la editorial».
En definitiva: un retrato estereotipado y ácido de la España más profunda que podía encontrarse en la época, y que iba a tener su correlato positivo en series tan populares como Crónicas de un pueblo.

Tres viñetas prodigiosas y llenas de ironía, en la que se presentan al lector,
con toda su crudeza, las "delicias" de la vida rural


El estereotipo representado por el personaje de Agamenón ha gozado de bastante predicamento y ha tenido un largo recorrido en el imaginario colectivo de la sociedad española, conociendo epígonos incluso en medios ajenos a la historieta, pero bastante más populares que ella (como el cine y la televisión). Tal sería el caso, por ejemplo, del célebre cateto que el actor Paco Martínez Soria llevó a la gran pantalla y popularizó, a partir de 1965, en películas como La ciudad no es para mí o Don erre que erre; o del "bellotero pop" que, en el terreno musical, hizo célebre Fernando Esteso. Dichos epígonos han llegado, incluso, hasta nuestros días, según lo confirma el éxito alcanzado por el personaje televisivo conocido como El tío la vara, del humorista José Mota, cuyo retrato del paleto se aproxima mucho más que los citados anteriormente al que hiciera Estivill a principios de los años 60. Y ello a pesar de los profundos cambios sociológicos, económicos y de mentalidad que ha experimentado la sociedad española desde entonces. Lo cual demuestra que dicho estereotipo —uno de los más conocidos y recurrentes de la cultura popular española— sigue calando entre la gente.

 Portada de una de las recopilaciones de la serie realizada en la década de los setenta


En el apartado gráfico, la labor de Estivill se caracterizó por la estética feísta de su estilo, circunstancia que contribuía a potenciar el peculiar carácter de sus historias, y que acabó perfilándolo como uno de los autores más originales de Bruguera, ya que sus estilemas se alejaban por completo de los del resto de los dibujantes de la casa. Frente al trazo preciso y el decorativismo amable de otros artistas, Estivill optó por la frescura y la espontaneidad, siguiendo una línea evolutiva a través de la cual fue perfilando progresivamente, y cada vez con mayor precisión, las características físicas y temperamentales de todos los personajes de la serie.

 A la izquierda el primitivo Agamenón (sin boina). A la derecha,
un ejemplo del dibujo "feísta" (pero bien expresivo) de Estivill


Concluyo esta reseña colgando un par de imágenes de las dos series más celebradas de Estivill. Vaya en su homenaje y como recuerdo al gran historietista que fue. ¡¡RIDIELA!!




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(1) No obstante, aconsejamos encarecidamente la lectura del completo artículo que los amigos de Lady Filstrup dedicaron en su momento al personaje.

viernes, 1 de abril de 2011

NECROLÓGICAS: ROTEBOR, IN MEMORIAM


DESDE el blog Pecios nos llega la noticia del fallecimiento del amigo Roberto Cabral, más conocido por su pseudónimo bloguero de Rotebor. No llegué a conocerlo personalmente, puesto que escribía desde el otro lado del charco (concretamente desde Argentina), pero en los contactos que mantuve con él a través de su blog más conocido —titulado Peripecias de Chiquirritipis y de otros sitios como Tangencias o Cómics en extinción, pude comprobar que era una persona amable, inteligente y magníficamente informada sobre este noveno arte que a todos nos apasiona. Gracias a sus desvelos y trabajo tuve la oportunidad de acceder, por vez primera, a una serie de planchas de la serie Ticonderoga, de Hugo Pratt, que nunca antes había visto. Sólo por eso le estaré agradecido para siempre.

Alberto Breccia, Hugo Pratt, José Luis Salinas o Harold Foster estuvieron entre sus dibujantes preferidos y fue, precisamente, a ellos, a los que más mimó con entradas continuas e interesantísimas en su blog.

Si existe cielo, seguramente ahora estará con ellos —y con otros muchos más (Arturo del Castillo, García Seijas, etc.)— hablando de tebeos. Lo espero de verdad.

Sit tibi terra leuis, Rotebor.

miércoles, 30 de marzo de 2011

"HABEMUS MANGAM... PAPALEM!"



A través de La cárcel de papel y de otros medios, los aficionados al cómic hemos sabido que durante el viaje que Benedicto XVI realizará a nuestro país, entre los días 16 a 21 del próximo agosto, para asistir a las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) organizadas en Madrid se van a repartir gratuitamente 300.000 ejemplares de una biografía del Sumo Pontífice realizada en estilo manga. La mitad aparecerá en inglés y la otra mitad en español. El proyecto, que cuenta con el patrocinio de la Universidad Juan Pablo II el Grande de California, ha sido llevado a cabo en el apartado gráfico por un artista de Singapur y será editado en Madrid por Atiqtuq. En la biografía se detalla la vida y obra de Joseph Ratzinger desde que fue elegido Papa en abril de 2005, y se centrará, sobre todo, en su relación de amistad con Juan Pablo II, sus viajes a las pasadas JMJ de Colonia (2005) y Sydney (2008) y las propuestas que ha hecho a los jóvenes para vivir sus vidas plenamente. Según ha declarado Jonathan Lin, director de  Atiqtuq: «Es una oportunidad de llegar a mucha gente en un formato atractivo para transformar nuestra cultura y despertar el interés en el Papa y su mensaje a los jóvenes».

El impaciente amigo PAblo amplió ayer esta noticia en su blog, recordándonos que no ha sido Ratzinger el primer Papa objeto de una biografía comiquera (y efectivamente no lo fue, como puede verse aquí). Sin embargo, entre todas las imágenes que colgó para ilustrarnos este hecho no puso —porque no quiso o no se acordó — ninguna de aquella obra que, en mí opinión, es la más interesante y significativa de todas las que conozco sobre dicha temática. Me refiero a la biografía de Juan Pablo II dibujada por Sergio Toppi, que se publicó en cuatro entregas durante el mes de diciembre de 2000 en la revista Il giornalino, antes de ser recopilada en formato álbum al año siguiente.

Lo cierto es que, como cualquier ocasión o pretexto son buenos para difundir la obra del maestro milanés —autor al que admiramos profundamente en este Nibelheim, pero que parece no existir para los editores españoles (pese a seguir bien activo a sus 78 años)—, aprovechamos la "porta gayola" hecha por Álvaro Pons y el "pase de pecho" de PAblo para marcarnos este "volapié" y rematar la faena, ofreciendo una breve reseña de esta obra "menor" de Toppi que, según me parece, aún sigue inédita en nuestro país (aunque también se tradujo al español).


Comencemos diciendo que este Karol Wojtyla. El Papa del tercer milenio no es, desde luego, una de las obras maestras del dibujante milanés. Con todo, y aunque se trata de un trabajo de encargo —con un comitente bien específico y destinada a un público concreto— lo cierto es que Toppi sale algo más que airoso de la tarea, ofreciéndonos un producto de bastante calidad en el apartado gráfico. Es verdad que nos hallamos ante un cómic de autor —lo contrario sería impensable, tratándose de un artista con personalidad tan poderosa y marcada—, pero lo que no vamos a encontrar aquí son los experimentos formales y narrativos a que nos tiene acostumbrado Toppi en otros de sus trabajos. En este sentido, tanto el montaje de la página como la estructura general del relato son de lo más convencionales, ya que tanto él como el guionista han buscado siempre las soluciones más eficaces y sencillas para facilitar la lectura de la historia que se quiere narrar. No obstante, quien vaya buscando los estilemas propios del milanés no cabe duda que los encontrará en más de una página.

El guión está firmado por Tony (o Toni) Pagot —pseudónimo del animador y autor de cómics italiano Antonio Pagotto, creador de Calimero—,  y se organiza en cuatro grandes secciones cronológicas tituladas, respectivamente, Los años de la juventud, En la tormenta de la guerra, De Cracovia a Roma y Peregrino de paz en todo el mundo. Pagot empleó algunos recursos narrativos para dinamizar la acción y hacer más digerible la historia. Así, por ejemplo, la idea de utilizar como vehículo narrativo una familia de nuestros días, en la que unos chavales —tras ver al Papa en un noticiero— le piden a su abuelo que les explique cómo accedió Karol Wojtyla al solio pontificio. Tomando esta excusa como punto de partida, y con el artificio del diálogo entre los nietos y el abuelo —cuyas escenas se van repitiendo a lo largo de toda la historia, introducidas en medio de largas y recurrentes analepsis o flashbacks que retrotraen al pasado de la vida de Juan Pablo II—, el guionista aprovecha para ir introduciendo, además de los datos biográficos propiamente dichos, determinados mensajes que sintonizan plenamente con la doctrina y los preceptos de la Iglesia (que el origen social de un candidato no importa a la hora de valorar su vocación religiosa; que ésta no suele llegar por medio de una conversión radical y repentina, sino tras lenta y madurada reflexión; que el amor y el deseo de servicio al prójimo deben ser elementos fundamentales de la vida sacerdotal y cristiana en general; etc.).


También es muy significativa la orientación que Pagot dio al guión, centrándose en la faceta humana del "sacerdote" y "obispo" Wojtyla, más que en la mística o carismática del "papa" Juan Pablo II. Y todo ello, como el propio guionista destacó en su momento, porque «cuando se trata a un personaje de la talla de Juan Pablo II es muy fácil caer en la hagiografía». De ese modo, no se escatima ni una sola ocasion a lo largo del relato para recordarnos que la vida de quien acabaría siendo Papa fue siempre absolutamente normal; que los gustos del joven Wojtyla no diferían en nada de los del resto de muchachos (fútbol, actividades al aire libre, teatro, etc.).

Por cierto: no estaría mal que aprovechando esta próxima visita papal a Madrid se organizara aquí una exposición similar a la que se preparó en el año 2005 en Colonia, con motivo de las primeras JMJ presididas por Ratzinger ya como nuevo pontífice. En aquella ocasión, como puede leerse aquí, se expusieron las planchas de la biografía dibujada por Toppi que acabo de reseñar arriba. Pues bien: en esta ocasión no estaría de más que volvieran a ofrecerse a la curiosidad del público aquellas mismas páginas —como un nuevo homenaje, si se quiere, a la figura de Juan Pablo II, creador de este evento eclesiástico mundial—, así como una muestra de los originales del nuevo tebeo manga que se ha hecho sobre Benedicto XVI. Pero no veo en la página oficial de las Jornadas que algo parecido vaya a ocurrir. Es una lástima.

Y concluyo. En el siguiente enlace, el lector interesado puede echar una ojeada a la obra completa de Pagot-Toppi y comprobar todo lo que acabamos de decir. Que les guste y lo disfruten.


Particularmente opino que tuvo mucha más suerte Juan Pablo II que Benedicto XVI (Toppi, siempre será Toppi y a mí la estética "manga" nunca me ha convencido demasiado). Pero imagino que la cosa va en cuestión de gustos. En fin. Ustedes dirán...