jueves, 15 de septiembre de 2011

NECROLÓGICAS: GILLES CHAILLET (1946-2011)



APENAS hemos terminado de digerir la luctuosa noticia del fallecimiento del historietista belga Daniel Hulet, cuando nos enteramos —yo lo he hecho a través del blog El lector impaciente— de otro óbito: el del dibujante francés Gilles Chaillet, que se encontraba en esa fatídica franja de edad en la que los hombres se la juegan de verdad: 65 años. El deceso ocurrió ayer, miércoles, en la ciudad de Margency.

 Chaillet, hace años, en una foto oficial de Éditions Le Lombard


Bastante más conocido que Hulet en nuestro país, Chaillet era otro dibujante muy experimentado y con una importantísima trayectoria a sus espaldas, lo que ha quedado reflejado en la abundante obra que deja tras él. Especialista en la bande dessinée de tipo histórico, Chaillet inició su carrera a mediados de los años 60, trabajando como colorista en los estudios Dargaud y prestando su colaboración en diferentes series de la casa: coloreó álbumes de Tanguy y Laverdure (de Charlier y Uderzo), Achille Talon (de Greg) y Blueberry (de Charlier y Giraud); realizó algunas planchas para el Barba-Rouge de Hubinon; ilustró de manera anónima 14 libritos dedicados a Idefix —el simpático perrito de Obelix—, e hizo diversos dibujos de Asterix y su "corpulento" (nunca "gordo") compañero, destinados a decorar envases de productos alimenticios.

Chaillet junto a su mujer, la colorista Chantal Delachelle, protagonistas de la portada
de una revista especializada dedicada al personaje insignia de Jacques Matin


A mediados de los años 70, y cuando ya era colaborador en Casterman, Chaillet entró en contacto con la obra de Jacques Martin, para quien dibujó 9 álbumes de Guy Lefranc, con guiones del propio Martin, y un par de libros (Roma I y Roma II) de la serie pedagógica Les Voyages d'Orion o Voyages d'Alix. También realizó los guiones de la serie Tombelaine, ambientada en la China de comienzos del siglo XX y dibujada por Bernard Capo, de la que se han publicado 5 volúmenes. De este modo, Chaillet terminó convirtiéndose en un historietista especializado en el género histórico, dentro del cual iba a descollar.



En 1979 creó, para las páginas del semanario Tintin, la serie Vasco, que se desarrolla en la Italia del siglo XIV y de la que llegó a dibujar 23 álbumes que se han ido publicado en Éditions Le Lombard. Desgraciadamente, y aunque podemos considerarlo su trabajo más personal y extenso, esta obra aún sigue inédita en nuestro país.



Al iniciarse el siglo XXI la actividad creadora y editorial de Chaillet se hace casi frenética, realizando una serie de importantes trabajos para la todopoderosa editorial Glénat (parte de los cuales, afortunadamente, hemos conocido aquí a través de su filial española). Así, desde el año 2000 participa como dibujante en la exitosa serie policéfala (¡¡10 autores!!) Le Triangle secret, guionizada por Didier Convard. En 2002 inaugura la colección La Loge noire con la saga histórica La dernière Prophétie, de la que dibuja 4 álbumes. Desde 2003 está al frente de los guiones de la serie Intox, y al año siguiente se publica un voluminoso atlas (200 páginas) consagrado a la antigua Roma (Dans la Rome des Césars), que Chaillet había concluido en 1994. Se trata de un enjundioso trabajo de reconstrucción histórica en el que el artista había "echado el resto" (si se me permite la expresión): utilizando como vehículo narrativo al personaje de Falviano —joven funcionario llegado desde la diócesis de la Tracia—, Chaillet nos muestra, a través de minuciosos planos, cómo fue la vieja Ciudad Eterna en época del emperador Constantino el Grande. Pueden ver una extensa y laudatoria reseña de esta obra en el siguiente enlace. En 2008, y también con Didier Convard, realiza —siempre para Glénat— Vinci (2 volúmenes), otro tebeo histórico más, esta vez ambientado en la Francia de Francisco I.



En el momento de su fallecimiento, el Chaillet guionista deja abiertas las series Les boucliers de Mars (1 álbum) y Dioclétien, ambas ambientadas en la antigua Roma.



Como dibujante, nuestro homenajeado se distinguió por la corrección, la eficacia y el buen hacer. Era dueño de un estilo algo impersonal y con escaso brío —bastante influido por el de Jacques Martin—, pero siempre efectivo y heredero de la prestigiosa tradición gráfica de la "línea clara" que tanta gloria ha dado a la bande dessinée (y a cuyo desarrollo contribuyó, como pocos, el padre de Alix). Sus trabajos se caracterizan por las cuidadas puestas en escena —circunstancia a la que contribuía su pasión por la Historia y el gusto por la abundante y cuidada documentación—, los guiones bien trabados y el escrupuloso detallismo.

Chaillet ante una reproducción de su plano de la antigua Roma


Depositario de diversas distinciones, Chaillet recibió en el año 2005 el prestigioso Yellow Kid (especial del jurado), con el que se premió su larga carrera y abundante obra.



En España hemos tenido la fortuna de ver editadas, a través de Glénat, su colaboración en El triángulo secreto, los 2 libros de Los viajes de Alix y su trabajo como guionista para la serie Intox (con dibujos de Mangin). Por otro lado, tras la loable iniciativa de Netcom2 —que se ha puesto manos a la obra con los trabajos de Jacques Martin— es de imaginar que terminaremos viendo publicados también todos las colaboraciones que Chaillet realizó para Guy Lefranc (del que sólo se ha publicado, hasta el momento, un solo álbum realizado por nuestro autor). Esta misma editorial anuncia también la próxima publicación de los 2 volúmenes de Vinci, con lo cual el conocimiento de la obra del dibujante fallecido experimentará en nuestro país un buen impulso. Confiemos, además, en que algún editor patrio magnánimo —¿la propia Netcom2?— se decida a regalarnos con Vasco. Aunque 23 álbumes son mucha tela que cortar, teniendo en cuenta los bajos vuelos de buena parte de nuestras editoriales y los niveles de venta en nuestro país.



Y para terminar, como siempre hacemos en el Nibelheim, una pequeña selección de imágenes de su trabajo más celebrado: Vasco. Siento no haber conseguido un tamaño más grande. Sirvan, en cualquier caso, junto con el resto de la entrada, como pequeño homenaje a este infatigable creador, ahora fallecido. Sit tibi terra leuis.












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