UNO de los personajes más populares de la hagiografía cristiana ha sido siempre Francisco de Asís (1182-1226) (1). Il Poverello, tal como se le conoce cariñosamente en Italia —haciendo referencia a lo radical de su voto de pobreza—, no sólo ha gozado del respeto, la admiración y el fervor de los fieles católicos, lo cual parece muy lógico, sino que también ha despertado el interés y la curiosidad de estudiosos, intelectuales y artistas de toda índole y condición. Su particular religiosidad —que se explica en el contexto de ciertos cambios superestructurales y de mentalidad operados en las sociedades cristianas medievales a partir de la segunda mitad del siglo XII y que toma como base los elementos de una nueva espiritualidad, más carismática, espontánea e impregnada de anhelos reformistas— ha conectado siempre a la perfección con el común de los fieles, pues aparece más cercana, sencilla, benévola y comprensiva que aquella otra identificada con la religiosidad litúrgica y oficialista de las jerarquías eclesiásticas, más llena de formalismos, de solemnidad, de hieratismo, de rigidez... Todos estos factores, unidos a la imagen fundamentalmente positiva de la actividad predicadora de Francisco, a su mensaje soteriológico —apoyado con preferencia (casi exclusividad) en la idea de pobreza absoluta, de caridad y de amor a una Naturaleza que sería reflejo perfecto de Dios— y a la innegable simpatía y sencillez que emana del personaje mismo han hecho que su figura resulte popularísima, llegándose a convertir, incluso, en un icono de las más variadas tendencias e ideologías, desde el Ecologismo y la libre conciencia hasta la modernidad hippie y los movimientos pacifistas. Puede afirmarse, en efecto, que es el santo más ecuménico, irenista y aceptado de todos los que tiene la Iglesia Católica, y que esto es así desde fechas muy tempranas, como lo demuestra el hecho de haber sido canonizado sólo dos años después de su muerte.
Todo ello explica, desde luego, que el número de trabajos científicos dedicados a su figura y su labor sea inmenso, y que tampoco resulte nada despreciable la gran cantidad de obras artísticas que le han tomado como fuente de inspiración. Desde los frescos atribuidos a Giotto que pueden verse en la propia basílica de Asís, hasta las diferentes películas y series de televisión que se le han dedicado al personaje —me viene a la memoria, sobre todo, la muy naíf dirigida por Franco Zeffirelli en 1972, bajo el título de Hermano sol, hermana luna (Fratello Sole, sorella Luna)—, pasando por composiciones musicales (como la ópera Saint François d'Assise, de Olivier Messiaen) y obras literarias de todo pelaje, que han hablado de Francisco o le han tomado como motivo inspirador.
La historieta, desde luego, no ha sido inmune a dicha influencia, y así podriamos citar una buena cantidad de trabajos tebeísticos dedicados al "Pobre de Asís", que van desde las características obras de encargo realizadas con fines catequísticos y apologéticos —por ejemplo, el volumen dedicado a Francisco dentro de la colección francesa Belles histoires et belles vies, publicado por Fleurus en 1952—, a otras más preocupadas por lo literario —verbigracia la biografía franciscana publicada por Bruguera en el número 15 de su colección Historias selección. Serie Historia y biografía (1966)—(2), pasando por ensayos de orientación infantil —por ejemplo la adaptación realizada en estilo "línea clara" por Martin Matje en el año 1993 para Centurion/Astrapi (y reeditada en 1998)—, hasta llegar a verdaderas obras maestras de indiscutible valor artístico.
En esta última categoría se encuentra, desde luego, el magnífico, bellísimo y soberbio trabajo que el matrimonio Battaglia, junto al padre Colasanti, realizó en 1974, trasponiendo al formato viñetístico las vicisitudes de Francisco y una parte de las anécdotas incluidas en la obra titulada Florecillas de San Francisco, obra de carácter piadoso que se redactó poco después de morir el santo y en la que se incluía toda una serie de anécdotas y episodios relacionados con su vida y virtud taumatúrgica, siendo algunos de ellos muy conocidos y habiendo contribuido a forjar la leyenda franciscana (el episodio del lobo de Gubbio, por ejemplo, ha sido uno de los más citados). Una labor de conjunto excepcional que ya hemos alabado en más de una ocasión (por ejemplo aquí), y a la que no nos cansamos de remitir, una y otra vez, a todo aficionado que esté interesado en el autor italiano, o en la buena historieta sin más.
Pero al margen de Dino Battaglia —y aunque él dejara el "listón" del franciscanismo comiquero en una posición elevadísima (casi inalcanzable, si no insuperable)— ha habido otros autores que han intentado acercamientos personales a la figura del gran santo medieval. En este caso concreto deseamos dar noticia de otro dibujante italiano, mucho menos conocido que el consagrado maestro veneciano, pero responsable de un trabajo bastante apreciable y lleno de aciertos gráficos y visuales. Nos referimos a Luca Salvagno.
Nacido en la ciudad italiana de Chioggia el 4 de julio de 1962, Salvagno realizó estudios artísticos en la Accademia di Belle Arti de Venecia, donde se graduó. Comenzó su carrera como "fumetista" trabajando para la revista mensual juvenil Messaggero dei Ragazzi. Allí realizó diferentes colaboraciones a partir de 1988, pero fue en la década de los 90 cuando se produciría el hecho que habría de darle un espaldarazo profesional decisivo: tras inscribirse como miembro del Jacovitti Club —creado en honor del gran historietista italiano Benito Jacovitti— éste le tomó como asistente personal, iniciándose una etapa en la que Salvagno colaboró con el genial maestro, coloreando y entintando algunas de sus personajes más famosos (especialmente Cocco Bill).Tras la muerte del original Jacovitti en 1997, Salvagno se hizo cargo de la serie que ha seguido apareciendo en Il Giornalino, convirtiéndose así en el "heredero artístico" del padre del surrealismo historietístico en Italia. Para dicha revista realizó también la serie de ciencia ficción Asinus y Le aventure di Cacio Galilla, divertida y documentada serie que recorre la historia de Italia bajo el régimen fascista a través de los ojos de un muchacho de diez años. En la actualidad se halla inmerso en una nueva serie, Piccoli grandi uomini, realizada en colaboración con De Angelis, consistente en biografías de grandes personajes de la historia como Charles Chaplin, Enzo Ferrari, Agatha Christie, Walt Disney, etc.
Al margen de toda esta actividad —que le ha proporcionado considerable reconocimiento en su país—, Salvagno también ha trabajado como ilustrador de libros infantiles y como historietista para diferentes series publicadas por el coloso Mondadori. En concreto para la Storia d'Italia a fumetti y la Storie del Mondo a fumetti. En todos los casos el artista ha dado muestras de una gran versatilidad, no teniendo problemas para alternar entre el estilo humorístico con que se inició en la profesión y el realista que ha utilizado en algunos de sus trabajos.
Según relata el propio Salvagno en una completa y muy documentada página web donde se dan todo tipo de detalles de la obra que deseamos presentarles, en el año 2000 el entonces director de la revista Messaggero dei Ragazzi, padre Fabio Scarsato, se dirigió a nuestro dibujante solicitándole la realización de 4 planchas en las que se narrara el episodio de "Los ladrones de Montecasale", que aparece incluido en las Florecillas de San Francisco. El objetivo era publicar el material coincidiendo con la festividad del santo en octubre de ese mismo año y continuar haciéndolo posteriormente, a razón de cuatro planchas por año. El proyecto, sin embargo, fue dilatándose y diversas circunstancias —entre ellas el cambio de dirección en la revista— hicieron que acabara retrasándose casi cinco años. Lo cierto es que para entonces (2005) se decidió publicar un álbum recopilando todas las planchas que Salvagno había venido realizando, y que suman un total de 24, más una ilustración que incluye el texto del Cántico del Hermano Sol (Canticum Fratris Solis), compuesto por el propio Francesco. En total 25 planchas que adoptan mayoritariamente el formato horizontal y caracterizadas por una serie de elementos y especificidades que el propio Salvagno ha analizado con gran detalle en la página web citada.
Nuestro autor conocía perfectamente la magistral y bellísima adaptación que el matrimonio Battaglia y el padre Colasanti realizaron años antes sobre el mismo tema, pues durante el tiempo en que colaboró con la revista Messaggero dei Ragazzi tuvo la oportunidad de ver colgadas en las paredes de la redacción las planchas originales del maestro, que la viuda de éste, Laura Vescovi de Battaglia terminó llevándose, pues no se estaba cumpliendo la condición por la cual las había cedido: que estuvieran expuestas al público, tal como se había hecho durante un tiempo en el Museo de la basílica de San Francisco en Padua. Sin embargo, Salvagno tuvo claro desde el principio que debía afrontar su encargo distanciándose de la manera más radical y completa posible del sensacional trabajo que el maestro Battaglia firmara. Éste
Otro de los objetivos que se fijó Salvagno fue alcanzar un punto medio a camino entre el rigor fotográfico y la recreación iconográfica fidedigna, todo ello con la intención de darle a su trabajo el carácter arcaizante propio que se supone tienen las obras de aquella época. De ahí la elección del blanco y negro para realizar las planchas, renunciando al color en el acabado final. No obstante, y a pesar de los esfuerzos, nuestro autor se muestra resignado, pues tiene claro que al comparar la adaptación precedente de Battaglia con su obra esta última siempre parecerá a los lectores como el hermano feo y pobre del Poverello.
El trabajo de Salvagno, que apareció por entregas en Il Messaggero dei Ragazzi, fue publicado en formato de álbum europeo en 2005, bajo el título de A laude di Gesù Cristo e del poverello Francesco. Además, desde esta última fecha ha dado lugar a diversas actividades y proyectos. Así, entre el 18 de enero y el 10 de febrero pasados se organizó en el WOW Spazio Fumetto - Museo del Fumetto dell'Illustrazione e dell'Immagine animata de Milán una sugerente muestra en la que se expusieron 14 de las 25 planchas dibujadas por Salvagno. Por otro lado, y bajo el sugestivo título de Quando Francesco, el material se ha utilizado para dar inicio a una colección de historietas en formato electrónico y utilizables en iPad o iPhone, que estará dedicada a autores italianos. En dicha edición se han incluido cuatro nuevas planchas inéditas y una serie de extras dedicados al autor y sus trabajos, así como material diverso para profundizar en la historia de Francisco de Asís. Los interesados pueden acceder a la tienda electrónica y adquirir la aplicación por tan sólo 4,49 euros.
Y esto era todo lo que deseaba mostrarles. Creo que el trabajo de Salvagno merece ser conocido, y no sólo porque reúne la suficiente calidad artística para ello sino, ante todo, porque la iconografía del personaje en el ámbito de la historieta está abrumadoramente capitalizada por la genial adaptación realizada por Battaglia en la década de los setenta del pasado siglo y no es mala cosa, por tanto, conocer nuevas lecturas de un personaje tan interesante como influyente para la cultura occidental. Espero que la entrada les haya gustado y les dejo con la tradicional selección de imágenes.
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(1) Que en estas últimas semanas vuelve a estar de plena actualidad otra vez, merced al nombre que ha elegido el nuevo pontífice de Roma para su consagración. Les aseguro, en todo caso, que esta entrada estaba escrita mucho antes de que el mundo conociera el resultado de la famosa fumata bianca que todos pudimos ver desde la Piazza di San Pedro.
(2) Con ilustraciones de Julio Bosch Pérez y cubierta de Vicente Roso.
Francisco y sus primeros compañeros programando su nueva vida.
Abajo San Francisco predicando a los pajarillos (José Benlliure)
Abajo San Francisco predicando a los pajarillos (José Benlliure)
Todo ello explica, desde luego, que el número de trabajos científicos dedicados a su figura y su labor sea inmenso, y que tampoco resulte nada despreciable la gran cantidad de obras artísticas que le han tomado como fuente de inspiración. Desde los frescos atribuidos a Giotto que pueden verse en la propia basílica de Asís, hasta las diferentes películas y series de televisión que se le han dedicado al personaje —me viene a la memoria, sobre todo, la muy naíf dirigida por Franco Zeffirelli en 1972, bajo el título de Hermano sol, hermana luna (Fratello Sole, sorella Luna)—, pasando por composiciones musicales (como la ópera Saint François d'Assise, de Olivier Messiaen) y obras literarias de todo pelaje, que han hablado de Francisco o le han tomado como motivo inspirador.
La visión, un tanto ecologeta, hippie y simplista, que nos dio Franco Zeffirelli en su film de 1972.
Una obra, no obstante, muy cuidada desde el punto de vista visual
La historieta, desde luego, no ha sido inmune a dicha influencia, y así podriamos citar una buena cantidad de trabajos tebeísticos dedicados al "Pobre de Asís", que van desde las características obras de encargo realizadas con fines catequísticos y apologéticos —por ejemplo, el volumen dedicado a Francisco dentro de la colección francesa Belles histoires et belles vies, publicado por Fleurus en 1952—, a otras más preocupadas por lo literario —verbigracia la biografía franciscana publicada por Bruguera en el número 15 de su colección Historias selección. Serie Historia y biografía (1966)—(2), pasando por ensayos de orientación infantil —por ejemplo la adaptación realizada en estilo "línea clara" por Martin Matje en el año 1993 para Centurion/Astrapi (y reeditada en 1998)—, hasta llegar a verdaderas obras maestras de indiscutible valor artístico.
Ejemplos de visiones historietísticas sobre el personaje que se citan en el texto
En esta última categoría se encuentra, desde luego, el magnífico, bellísimo y soberbio trabajo que el matrimonio Battaglia, junto al padre Colasanti, realizó en 1974, trasponiendo al formato viñetístico las vicisitudes de Francisco y una parte de las anécdotas incluidas en la obra titulada Florecillas de San Francisco, obra de carácter piadoso que se redactó poco después de morir el santo y en la que se incluía toda una serie de anécdotas y episodios relacionados con su vida y virtud taumatúrgica, siendo algunos de ellos muy conocidos y habiendo contribuido a forjar la leyenda franciscana (el episodio del lobo de Gubbio, por ejemplo, ha sido uno de los más citados). Una labor de conjunto excepcional que ya hemos alabado en más de una ocasión (por ejemplo aquí), y a la que no nos cansamos de remitir, una y otra vez, a todo aficionado que esté interesado en el autor italiano, o en la buena historieta sin más.
El San Francesco de Battaglia
Pero al margen de Dino Battaglia —y aunque él dejara el "listón" del franciscanismo comiquero en una posición elevadísima (casi inalcanzable, si no insuperable)— ha habido otros autores que han intentado acercamientos personales a la figura del gran santo medieval. En este caso concreto deseamos dar noticia de otro dibujante italiano, mucho menos conocido que el consagrado maestro veneciano, pero responsable de un trabajo bastante apreciable y lleno de aciertos gráficos y visuales. Nos referimos a Luca Salvagno.
Nacido en la ciudad italiana de Chioggia el 4 de julio de 1962, Salvagno realizó estudios artísticos en la Accademia di Belle Arti de Venecia, donde se graduó. Comenzó su carrera como "fumetista" trabajando para la revista mensual juvenil Messaggero dei Ragazzi. Allí realizó diferentes colaboraciones a partir de 1988, pero fue en la década de los 90 cuando se produciría el hecho que habría de darle un espaldarazo profesional decisivo: tras inscribirse como miembro del Jacovitti Club —creado en honor del gran historietista italiano Benito Jacovitti— éste le tomó como asistente personal, iniciándose una etapa en la que Salvagno colaboró con el genial maestro, coloreando y entintando algunas de sus personajes más famosos (especialmente Cocco Bill).Tras la muerte del original Jacovitti en 1997, Salvagno se hizo cargo de la serie que ha seguido apareciendo en Il Giornalino, convirtiéndose así en el "heredero artístico" del padre del surrealismo historietístico en Italia. Para dicha revista realizó también la serie de ciencia ficción Asinus y Le aventure di Cacio Galilla, divertida y documentada serie que recorre la historia de Italia bajo el régimen fascista a través de los ojos de un muchacho de diez años. En la actualidad se halla inmerso en una nueva serie, Piccoli grandi uomini, realizada en colaboración con De Angelis, consistente en biografías de grandes personajes de la historia como Charles Chaplin, Enzo Ferrari, Agatha Christie, Walt Disney, etc.
El Cocco Bill "jacovittiano" en la versión de Salvagno. A la derecha posando con la figura del personaje en la mano
Al margen de toda esta actividad —que le ha proporcionado considerable reconocimiento en su país—, Salvagno también ha trabajado como ilustrador de libros infantiles y como historietista para diferentes series publicadas por el coloso Mondadori. En concreto para la Storia d'Italia a fumetti y la Storie del Mondo a fumetti. En todos los casos el artista ha dado muestras de una gran versatilidad, no teniendo problemas para alternar entre el estilo humorístico con que se inició en la profesión y el realista que ha utilizado en algunos de sus trabajos.
Según relata el propio Salvagno en una completa y muy documentada página web donde se dan todo tipo de detalles de la obra que deseamos presentarles, en el año 2000 el entonces director de la revista Messaggero dei Ragazzi, padre Fabio Scarsato, se dirigió a nuestro dibujante solicitándole la realización de 4 planchas en las que se narrara el episodio de "Los ladrones de Montecasale", que aparece incluido en las Florecillas de San Francisco. El objetivo era publicar el material coincidiendo con la festividad del santo en octubre de ese mismo año y continuar haciéndolo posteriormente, a razón de cuatro planchas por año. El proyecto, sin embargo, fue dilatándose y diversas circunstancias —entre ellas el cambio de dirección en la revista— hicieron que acabara retrasándose casi cinco años. Lo cierto es que para entonces (2005) se decidió publicar un álbum recopilando todas las planchas que Salvagno había venido realizando, y que suman un total de 24, más una ilustración que incluye el texto del Cántico del Hermano Sol (Canticum Fratris Solis), compuesto por el propio Francesco. En total 25 planchas que adoptan mayoritariamente el formato horizontal y caracterizadas por una serie de elementos y especificidades que el propio Salvagno ha analizado con gran detalle en la página web citada.
Autorretrato caricaturesco de Salvagno imitando la iconografía de los antiguos
manuscritos medievales, con la imagen del característico monje copista
Nuestro autor conocía perfectamente la magistral y bellísima adaptación que el matrimonio Battaglia y el padre Colasanti realizaron años antes sobre el mismo tema, pues durante el tiempo en que colaboró con la revista Messaggero dei Ragazzi tuvo la oportunidad de ver colgadas en las paredes de la redacción las planchas originales del maestro, que la viuda de éste, Laura Vescovi de Battaglia terminó llevándose, pues no se estaba cumpliendo la condición por la cual las había cedido: que estuvieran expuestas al público, tal como se había hecho durante un tiempo en el Museo de la basílica de San Francisco en Padua. Sin embargo, Salvagno tuvo claro desde el principio que debía afrontar su encargo distanciándose de la manera más radical y completa posible del sensacional trabajo que el maestro Battaglia firmara. Éste
«había realizado una versión realista, a la vez que poética y palpable. Colocó al hombre entre los paisajes, los caminos, las atmósferas de su experiencia concreta. Una lectura que resultaba creíble y contemporánea al lector que se acercaba a ella... Yo, por el contrario, traté de llevar la visión del lector "más cercano" a la fuente narrativa (aunque usando estilos generales y métodos innegablemente contemporáneos). Lo hice a partir del texto, racionalizándolo por medio de una lectura historietística, pero que pretendía conservar el sabor de otra época. Manteniendo no sólo algunas formas antiguas de decir, sino también términos y palabras que permitieran hacer sentir la fluidez en el modo de hablar de entonces, reduciendo las palabras para acercarlas (supongo) a las formas linguísticas habladas, más que a las escritas. Busqué intencionadamente representar las imágenes con modos, estilemas y una maniera contemporánea a los acontecimientos narrados, sin ocultar la intención de recuperar los aspectos más hagiográficos o "increíbles" y plausibles desde el punto de vista iconográfico. Tendría que haber realizado cuatro planchas al año. El estilo se iba a ver necesariamente afectado por ello. El punto de partida era buscadamente experimental. La elección de escenas se maduró a lo largo del tiempo, no decidiéndolo a priori. Fue fruto de una libertad que no he vuelto a disfrutar nunca en esa proporción. El montaje de página se proyectó a "doble página" horizontal, con la clara conciencia de renunciar a la subdivisión tradicional en viñetas dispuestas ortogonalmente. La legibilidad horizontal de las dos planchas unidas es perfecta para "relatar", como ocurre en los frescos. En mi manera de visionar el tema estaban todos los autores que he amado y que, de niño a hombre hecho y derecho, han dado forma a mi trayectoria gráfica: [Gianni] De Luca el venerable, magister Toppi, Druillet el psicodélico, Landolfi el donquijotesco, [Andrea] Pazienza el funambulista, [Alfredo] Brasioli el filigranesco, el Hogarth final. Estos nombres sólo respecto del montaje de página, muchos otros aún para lo que se refiere al efecto total del relato: Giraud, Micheluzzi, Battaglia, Capitanio, Breccia padre e hijo... El mismo papel rudo y las mismas plumillas que usaba para realizar Cocco Bill...».
Otro de los objetivos que se fijó Salvagno fue alcanzar un punto medio a camino entre el rigor fotográfico y la recreación iconográfica fidedigna, todo ello con la intención de darle a su trabajo el carácter arcaizante propio que se supone tienen las obras de aquella época. De ahí la elección del blanco y negro para realizar las planchas, renunciando al color en el acabado final. No obstante, y a pesar de los esfuerzos, nuestro autor se muestra resignado, pues tiene claro que al comparar la adaptación precedente de Battaglia con su obra esta última siempre parecerá a los lectores como el hermano feo y pobre del Poverello.
La prensa italiana se hizo eco de la exposición organizada en torno a las planchas realizadas por nuestro hombre
El trabajo de Salvagno, que apareció por entregas en Il Messaggero dei Ragazzi, fue publicado en formato de álbum europeo en 2005, bajo el título de A laude di Gesù Cristo e del poverello Francesco. Además, desde esta última fecha ha dado lugar a diversas actividades y proyectos. Así, entre el 18 de enero y el 10 de febrero pasados se organizó en el WOW Spazio Fumetto - Museo del Fumetto dell'Illustrazione e dell'Immagine animata de Milán una sugerente muestra en la que se expusieron 14 de las 25 planchas dibujadas por Salvagno. Por otro lado, y bajo el sugestivo título de Quando Francesco, el material se ha utilizado para dar inicio a una colección de historietas en formato electrónico y utilizables en iPad o iPhone, que estará dedicada a autores italianos. En dicha edición se han incluido cuatro nuevas planchas inéditas y una serie de extras dedicados al autor y sus trabajos, así como material diverso para profundizar en la historia de Francisco de Asís. Los interesados pueden acceder a la tienda electrónica y adquirir la aplicación por tan sólo 4,49 euros.
Y esto era todo lo que deseaba mostrarles. Creo que el trabajo de Salvagno merece ser conocido, y no sólo porque reúne la suficiente calidad artística para ello sino, ante todo, porque la iconografía del personaje en el ámbito de la historieta está abrumadoramente capitalizada por la genial adaptación realizada por Battaglia en la década de los setenta del pasado siglo y no es mala cosa, por tanto, conocer nuevas lecturas de un personaje tan interesante como influyente para la cultura occidental. Espero que la entrada les haya gustado y les dejo con la tradicional selección de imágenes.
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(1) Que en estas últimas semanas vuelve a estar de plena actualidad otra vez, merced al nombre que ha elegido el nuevo pontífice de Roma para su consagración. Les aseguro, en todo caso, que esta entrada estaba escrita mucho antes de que el mundo conociera el resultado de la famosa fumata bianca que todos pudimos ver desde la Piazza di San Pedro.
(2) Con ilustraciones de Julio Bosch Pérez y cubierta de Vicente Roso.
Excelente artículo! Y habla de mi santo favorito sin preocuparse con atacar la Iglésia y el Papado. Aprovecho para destacar de la (bellísima) película de Zeffirelli la canción del título y el resto de la banda sonora creada por Donovan.
ResponderEliminarGracias Manuel. Me alegro de que le haya satisfecho la entrada. Salvagno es un historietista bastante interesante y esta obra, que es completamente desconocida por estos lares, merecía ser dada a conocer (creo).
ResponderEliminarEn cuanto a sus observaciones hagiográficas y eclesiológicas le diré que no es extraña esa preferencia generalizada por el Poverello, que ya cito en el texto. En cuanto a la Iglesia o el Papado, no me he considerado nunca un anticlerical y si bien soy capaz de reconocer todas las "debilidades" que han lastrado a ambas instituciones a lo largo de su milenaria historia --más a su jerarquía que a la ecclesia o asamblea de fieles propiamente dicha (que es bastante más heterogénea y crítica de lo que sus detractores creen)--, también reconozco las cosas importantes que el mundo en general y Europa en particular --muy en particular-- le deben a la Iglesia y al cristianismo (como antes a Grecia o Roma). Así pues, dos herencias fundamentales --razón y Derecho + ética y moral cristiana-- que han hecho posible, en parte y después de muchos ajustes, el surgimiento de nuestras sociedades democráticas (bastante perfectibles, desde luego, pero con los sistemas políticos más tolerables que han existido hasta la fecha, pese a lo que está ocurriendo últimamente). Y no me enrollo más...
Un abrazo.