sábado, 19 de septiembre de 2015

"ESPEIN IS DIFERENT", 36: CATALUÑA, CORRUPCIÓN INDEPENDIENTE



LO que tienen las utopías es que todo vale para justificarlas, con tal de que sus impulsores consigan el anhelado objetivo que se proponen. Y además se presentan al personal como el paradigma de lo perfecto (precisamente por ello son utopías). ¿No dijo Artur Mas que en la futura Cataluña-nación independiente incluso habría menos cáncer? Pues eso... Precisamente Artur Mas —el peor gobernante que haya tenido Cataluña en toda su historia (desde Indíbil y Mandonio, si me apuran)— quiere tapar ahora, a base de nación e independencia, una pésima gestión de la que el partido que hasta hace poco lideraba —y que ha quedado fracturado, a raíz de su deriva independentista— ha sido el principal responsable (junto con ERC y el PSC, claro, que gobernaron en aquel tripartito de triste memoria). Y es que, si de corrupción, nepotismo y mala praxis en la gestión de la res publica hablamos, bien podríamos afirmar que los catalanes son en eso tan españoles como el resto de sus conciudadanos de otras regiones. No hay más que echar una ojeada a cualquier lugar de España (Cataluña incluida) para darse cuenta del siniestro paralelismo. Y tan responsables igualmente, puesto que en una democracia (por imperfecta que ésta sea), lo que se tiene es lo que se vota. Ni más, ni menos.

Ahora, resurgiendo del estercolero en que han convertido a Cataluña los Pujol (insuperables en esto de la corrupción y, por tanto, españolazos a más no poder), los Mas, los Espadaler, los Sumarroca, los Núñez, como un Ave Fénix llena de mierda hasta la punta del pico, Artur Mas pretende construir una nueva nación contra viento y marea. Recibiendo bofetones de todos lados: de la UE, de los principales líderes europeos, del presidente de EE.UU, de la propia banca catalana, de la mayoría de sus empresarios, de más de la mitad de la población de la comunidad autónoma, etc. Y cuando se pregunta a sus compañeros de aventura de la ANC o de ERC por la corrupción existente en el país, entonces estos contestan que ahora se está en otra cosa. Y es que ya se sabe que en la nueva, ficcional y quimérica utopía de la Cataluña-nación independiente, por no haber cosas malas no habría ni corrupción, pues ésta es toda culpa de España.


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