CUANTO más veo el vídeo con el discurso que Fernando Trueba dio el pasado 19 de septiembre tras recibir el Premio Nacional de Cinematografía, más me voy convenciendo de que, efectivamente, el realizador madrileño seguro que quiso gastarnos una broma (como ha llegado a insinuar él mismo con posterioridad, tras el revuelo organizado). Otra cosa no es posible... Tan esperpéntico, surrealista, inoportuno y descortés resulta dicho discurso —si se ve con cierto detenimiento y espíritu sosegado— que sólo se explica por el irrefrenable deseo de Trueba de hacer que echáramos uns risas ante la que se avecina en Cataluña (o bien como consecuencia de una borrachera inesperada, lo que parece menos probable). Pero claro, hasta para ser gracioso hay que mostrar oportunidad. Además, no por ser uno director de comedias está el chiste asegurado.
Debería haber aprendido Trueba de quien siempre ha considerado su maestro en el cine (y en la vida, al parecer): el gran Billy Wilder. Éste, con toda seguridad, no estaba pensando en algo como lo que ha dicho el madrileño cuando afirmó: «Si quieres decirle a la gente la verdad, sé divertido o te matarán». Es posible que Trueba dijera la verdad en su discurso; pero le faltó ser divertido.
Ahora bien, si no era una broma —de hecho, la mayoría de la gente es lo que piensa, a juzgar por cómo se han puesto las redes contra él—, miren que lo tenía facilito: con no haber aceptado el premio —como han hecho otras veces ciertos galardonados—, y haber emitido un comunicado en el que esgrimiera las razones que hizo públicas mientras se metía el dinerito en la faltriquera, habría sido suficiente para captar su mensaje (cualquiera que éste fuese).
Y si lo que pretendía era arremeter contra los nacionalismos y las fronteras —como aseguró—, aprovechando que estaba en San Sebastían podría haberlo hecho recordando concretamente el caso de los asesinos nacionalistas de ETA, que nos han dejado como herencia cerca de mil muertos.
En fin, Serafín... Que en este país no cabe un tonto más (o un graciosillo, según se mire).
Hola, Alberich:
ResponderEliminar¿Cómo sigues? El domingo, Fernando Savater publicó lo siguiente en El País:
"Yo no me siento sino que me “sé” español. España es el nombre de lo que respalda mi ciudadanía, mis derechos y obligaciones, mi libertad de perfilar las identidades que prefiero. Eso no es poco, porque vivimos en un mundo donde millones de personas se juegan la vida huyendo de guerras, tiranías, persecuciones religiosas, atraso endémico y buscan en nuestras democracias precisamente esos derechos y garantías que la ciudadanía ofrece. De modo que en tal sentido despreciar a “España” es un esnobismo exhibicionista bastante indecoroso. Sobre todo porque este país ha luchado mucho para conseguir esas libertades para todos y vuelve ahora a tener que enfrentarse con enemigos corruptos o disgregadores."
Dejando aparte la alabanza a España, que algunos le reprochan porque parece contradecir manifestaciones suyas de hace años, me da la impresión de que estas palabras son una respuesta a la necesidad de Trueba de manifestar lo que, al fin y al cabo, no tiene ninguna importancia, salvo que uno quiera mostrar lo listo y lo guapo que es. Y, en el caso de Trueba, parece que este impulso de decir "aquí vengo yo a cantar distinto" es su manera habitual de recordar lo borricos que somos todos los que no vemos el mundo como él: en su diccionario de cine despacha a John Ford como director de cine "militarista" (ahí están "Fort Apache", "Las uvas de la ira", "El desertor", "El hombre tranquilo", "El último hurra", "Dos cabalgan juntos", "Centauros del desierto", "El sol siempre brilla en Kentucky", "El gran combate" o "¡Qué verde era mi valle!" para darle la razón a Trueba); en un programa de Lo + plus, criticó las películas de acción porque el otro invitado era Antonio Banderas, que acababa de rodar "Asesinos" en Hollywood. Banderas, por supuesto, no sólo no se amilanó, sino que calló a Trueba con argumentos bastante más respetuosos y menos petulantes y tópicos que los suyos. Lo malo de las opiniones de Trueba es que dejan la impresión de que su defensa de la libertad es siempre una censura de la libertad de los otros. Y, por descontado, no entiendo que tenga que justificarse diciendo que era una broma: no veo qué tiene de malo no sentirse español, aunque lo seas, si no te sientes español. He conocido a personas maravillosas que no se sentían cordobesas, andaluzas o españolas; pero tampoco veían necesario ponerse una chapita en el pecho para aclarárselo a los demás. Ahora, si vamos a bromas y no a veras, prefiero las de Óscar Ladoire y Antonio Resines en "Opera prima".
Sí, no olvido los originales de Godwin, pero, compréndeme, Alberich, hoy experimento una inquietud terrible porque no sé si me siento lector de cómic. ¿Cómo puedo saberlo?
Un abrazo
Rafa
Hola Rafa, buenos días.
ResponderEliminarO sea, que siempre de enfant terrible este Trueba. Y con un ego gigantesco, a lo que veo... Pues hasta para eso hay que saber medir la oportunidad... Y, sobre todo la circunstancia de que se trate: pues uno podrá ser egocéntrico, crítico, sarcástico, pero lo que no puede dejar de ser nunca es educado. Educado y oportuno, claro. E insisto: una referencia a ETA en San Sebastián --ya que estaba arremetiendo contra los nacionalismos-- tampoco habría estado mal. Pero no, claro, es mejor arremeter contra ese supuesto nacionalismo (el español) que, en realidad, no existe (por mucho que los periféricos digan que sí), el que no te pone en peligro de ningún tipo.
Tú no olvidas los originales de Godwin; y yo, curiosamente, no me olvido de ti cada vez que me acuerdo de Godwin. ¿Por qué será...? Je, je, je...
Otro abrazo para ti...
(Mira que definir al maestro Ford con lo de "militarista"...).