TRECE años de prisión le han caído como condena a la artista iraní Atena Farghadani, tras publicar un chiste en el que criticaba al gobierno de su país por el modo en que venía gestionando un problema relacionado con la planificación familiar en Irán. El proceso se inició en el año 2014, aunque con las intermitencias derivadas de los asuntos judiciales ha venido alargándose hasta la actualidad. Atena —acusada de los delitos de propaganda contra el sistema, insulto a los miembros del parlamento e insulto al líder supremo (¡qué miedo da esto último!)— recientemente se vio implicada en otro proceso donde se la acusaba de "relaciones no adúlteras ilegítimas", por el terrible delito de haber estrechado la mano de su abogado defensor, una práctica que en Irán se entiende como contacto entre sexos distintos y está prohibida. Se ha sabido también por Amnistía Internacional que, en agosto pasado, fue obligada a realizar un test de virginidad y cabe la posibilidad, incluso, de que sea castigada con 99 latizagos.
Parece claro que al publicar su dibujo crítico la temeraria artista iraní tenía que ser consciente del peligro al que se enfrentaba haciéndolo. Y con su gesto demuestra una entereza, dignidad y valor a la hora de luchar por los derechos humanos y la libertad, que nada tienen que ver con lo que hacen desde aquí —desde un país democrático como España, me refiero, donde no hay ningún peligro— nuestros comodones "resistentes" de salón cuando, por ejemplo, arremeten contra la fiesta del 12 de octubre —tildando de genocidio el papel de España en Sudamérica—, hacen acusaciones durísimas contra el partido actualmente en el Gobierno (tildánolo de fascista y de unas cuantas lindezas más), o se burlan de las creencias de los católicos, sabiendo que no se juegan nada con ello (salvo el de cobrar, quizá, más protagonismo mediático). Y no es porque muchas de estas cosas no sean criticables —que lo son—, pero sorprende la facilidad con que la selectiva memoria de estos luchadores por la libertad recuerda unas cosas y olvida siempre otras mucho más graves e intolerables.
Es muy fácil hablar de temas como estos —de cualquier tema, en realidad— viviendo en una sociedad democrática y no resultar demagógico. Pero, a pesar de todo quiero mostrar públicamente mi solidaridad con la hermosa y valiente Atena. Un abrazo (virtual) desde España...
Parece claro que al publicar su dibujo crítico la temeraria artista iraní tenía que ser consciente del peligro al que se enfrentaba haciéndolo. Y con su gesto demuestra una entereza, dignidad y valor a la hora de luchar por los derechos humanos y la libertad, que nada tienen que ver con lo que hacen desde aquí —desde un país democrático como España, me refiero, donde no hay ningún peligro— nuestros comodones "resistentes" de salón cuando, por ejemplo, arremeten contra la fiesta del 12 de octubre —tildando de genocidio el papel de España en Sudamérica—, hacen acusaciones durísimas contra el partido actualmente en el Gobierno (tildánolo de fascista y de unas cuantas lindezas más), o se burlan de las creencias de los católicos, sabiendo que no se juegan nada con ello (salvo el de cobrar, quizá, más protagonismo mediático). Y no es porque muchas de estas cosas no sean criticables —que lo son—, pero sorprende la facilidad con que la selectiva memoria de estos luchadores por la libertad recuerda unas cosas y olvida siempre otras mucho más graves e intolerables.
Atena y la ilustración que ha puesto en marcha el aparato represor iraní
Es muy fácil hablar de temas como estos —de cualquier tema, en realidad— viviendo en una sociedad democrática y no resultar demagógico. Pero, a pesar de todo quiero mostrar públicamente mi solidaridad con la hermosa y valiente Atena. Un abrazo (virtual) desde España...
No hay comentarios :
Publicar un comentario