lunes, 7 de marzo de 2011

UNA DE CAL... SOBRE LA NUEVA POLÍTICA DE PUBLICACIONES EN EL TEATRO REAL


Gerard Mortier
ENTRE las diferentes innovaciones que la denominada "era Mortier" ha introducido en el Teatro Real de Madrid se halla la de una política de publicaciones que considero absolutamente desacertada. No entro ya en el cambio estético que se ha producido en las mismas —yendo de las tres etapas anteriores con presentaciones más clásicas, neutras y equilibradas, a otra de estética bastante más rompedora e iconoclasta—, sino que me refiero, en concreto, al proceso de "jibarización" y empobrecimiento que el equipo del nuevo director artístico, Gerard Mortier, ha impuesto a los programas de mano y a los libretos que en esa casa se venían editando hasta el momento de asumir él las riendas del coliseo madrileño.

Antes de la llegada del reputado gestor belga, los asistentes al teatro disfrutábamos de unos útiles, hermosos y completos programas de mano gratuitos (iban incluidos en el precio de la entrada), en los que se daba cumplida información del evento, se hacía una sinopsis de la obra y se ofrecía algún breve artículo sobre la misma. Es decir, unas decenas de páginas que le dejaban a uno más que satisfecho. Luego, además, si alguien deseaba (o necesitaba) ampliar información podía adquirir, por 6 o 10 euros —según fuera el espectáculo recital y ópera en versión de concierto u ópera escenificada—, unos estupendos libretos donde no sólo se incluía el texto completo de la obra representada en versión bilingüe, sino también un nutrido y completo dossier formado por información variada y muy útil —discografía, notas de lectura, sinopsis, obras del compositor y fechas de estreno, etc.—, al que había que añadir lo más valioso de todo: una serie de artículos (generalmente 3 o 4) firmados por reconocidos y prestigiosos especialistas, donde se analizaba la obra en cuestión, situándola en su contexto y comentándola desde diferentes perspectivas (génesis, evolución, problemas de tipo musical y dramático, etc.). Es decir, se trataba de unos volúmenes que no sólo servían para guardar un recuerdo de la velada vivida en el Real, sino que también podían ser utilizados perfectamente como objeto de lectura e incluso de trabajo, pues estamos hablando de ejemplares que rondaban entre las 150 y las 250 páginas. Ambas publicaciones, además, se presentaban en un papel satinado de buen gramaje y con el atractivo formato de 24x16 cms., que permitía no sólo una cómoda lectura de los textos, sino el lucimiento del material gráfico y su correcto visionado.

Los antiguos libretos de las eras Lissner, García Navarro, Sagi y Moral


En la actualidad, sin embargo, y con las remodelaciones introducidas por Mortier imagino que al albur de la crisis, quien asiste a las funciones del Real recibe, en lugar del antañón programa de mano, una hoja volandera cochambrosa donde se resume la ópera, se da el reparto y se indican los tiempos de duración de cada acto y descanso. Aparte, si alguien desea ampliar la información (como es siempre mi caso), por un importe de 2 euros (en caso de espectáculos no representados) o de 5 (si lo son) se puede adquirir un pequeño cuadernillo o librito que viene a sustituir a los anteriores libretos. Y todo ello en un papel bastante peor (aunque de buen gramaje) y con un formato reducido (21x15 para los cuadernillos y 20x14 para las hojas) que en nada beneficia al producto. Generalmente, en los libretos de 5 euros se incluye, como mucho, un solo artículo de análisis, con lo que el interés del producto ha decrecido de manera considerable.

 Los nuevos libretos de la "era Mortier", con los diseños de Eudardo Arroyo


Ignoro si con esta nueva "línea editorial" el actual equipo directivo del coliseo madrileño habrá conseguido vender más ejemplares. En realidad lo dudo, puesto que lo más valioso de su nuevo producto —esto es, los textos bilingües— se pueden encontrar hoy día, con suma facilidad y de manera gratuita, en páginas especializadas de Internet que todos los aficionados conocemos, y desde las que podemos descargarnos con total libertad dichos textos. En todo caso, es indudable que las dos aportaciones más interesante de los antiguos libretos —los artículos de especialistas y las notas de lectura que ayudaban a contextualizar la obra en su época— se han perdido irremisiblemente y no pueden conseguirse a través de ninguna otra vía. Una verdadera lástima.

El antiguo programa de mano y las actuales hojillas volanderas


Pero tras dar una de cal, pasaremos ahora a la de arena (o viceversa). Y es que, si las nuevas directrices en el tema de los libretos y de los programas de mano han sido totalmente erróneas, a mi entender, en cambio hay que felicitarse por la idea de editar una especie de boletín, más o menos mensual, donde el Teatro da noticia de los estrenos y acontecimientos relacionados con la temporada. La revista del Real, se llama la cosa, tiene formato y tamaño de periódico, está editada en bitono y constituye un inmejorable sistema de comunicación con el público. Bienvenida sea pues.


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