jueves, 20 de octubre de 2011

ANTONIO HERNÁNDEZ PALACIOS Y EL CID: UN EJEMPLO DE REFERENCIA DOCUMENTAL



COMO todo el mundo sabe, la documentación de tipo fotográfico jugó siempre un papel de primer orden en el método de trabajo de Antonio Hernández Palacios. Aficionado a la Historia, puntilloso, perfeccionista y especializado en realizar trabajos ambientados en épocas históricas pasadas y muy concretas, el autor madrileño acostumbraba a documentarse ampliamente para conseguir esas ambientaciones y puestas en escenas tan sólidas que caracterizan todos sus álbumes. También el cine —fotografía a la postre, aunque en movimiento— fue una fuente de documentación significativa para él, y creo tener localizadas varias películas (Misión de audaces, Major Dundee, etc.) que sirvieron claramente de inspiración al artista, especialmente en alguno de sus trabajos menos personales (pienso, básicamente, en la serie Mac Coy), pero no sólo en ellos (como señalé, al hablar de su adaptación de Les chants de Maldoror, en esta entrada). No olvidemos, por último, que se trataba de un dibujante caracterizado por su estilo hiperrealista y que siempre otorgó una gran importancia a los primeros planos como recurso narrativo (era plenamente consciente de que le salían bordados), en cuyo caso la base fotográfica resulta siempre de gran ayuda. Bastaría recordar aquí que fue la fisonomía de Robert Redford la que Hernández Palacios tomó como base de referencia para su creación del militar norteamericano, y que en la serie de Mac Coy aparecen numerosísimos primeros planos del protagonista, que se ven tomados directamente de una fotografía.

Una imagen conocidísima del personaje tebeístico al lado de su modelo original.
Observen que el dibujante ha respetado, incluso, la diferencia de tonalidad entre el pelo y el bigote


Pero fíjense ustedes. Lo que, sin embargo, yo no había certificado nunca hasta el momento es la utilización de un cuadro concreto como base documental específica dentro de alguno de los muchos álbumes que dibujó el maestro madrileño (o, al menos, ya no lo recuerdo). Y ni por asomo podía imaginarme yo que iba a ser en la ciudad de Berlín —adonde me encuentro en estos días y desde la que envío estas líneas— donde habría de toparme con una obra de arte que no sólo me traería el recuerdo de mi admirado Hernández Palacios, sino que certificaría por vez primera esa inspiración de base pictórica. ¡Quién me iba a decir a mí que sería en esta fría, culta y cosmopolita ciudad septentrional de Europa donde descubriría la fuente gráfica en que bebió el maestro madrileño para dibujar una de las más hermosas, impactantes y evocadoras composiciones que salieron de su talentosa imaginación! Me estoy refiriendo a esa soberbia viñeta panorámica con la que se abre el álbum Las Cortes de León, segundo de la serie El Cid, que tanta falta haría reeditar. Esa viñeta que, ocupando todo el ancho de la página, nos muestra a las victoriosas huestes castellanoleonesas volviendo a la capital regia, tristes y silenciosas, tras la luctuosa campaña dirigida contra el reino de Aragón, en cuya batalla decisiva —la de Graus— iba a perder la vida el tío del infante don Sancho y hermano del rey-emperador Fernando I. Una viñeta que la mayoría de ustedes tendrán grabada en su memoria, si conocen bien la obra de Palacios, o que recordarán de inmediato en cuanto vean la imagen que pongo de ella a continuación. Hela aquí:



Y es que verán ustedes: andábamos, mi hermano Mime y yo, visitando la Alte Nationalgalerie —noble museo en el que puede encontrarse pintura y escultura de los siglos XVIII y XIX (entre otros, algunas obras de Friedrich, Schinkel y Böcklin)—, cuando en uno de los pasillos que comunican dos zonas de la segunda planta nos hemos topado con un lienzo que nos ha dejado súbitamente impactados, pues identificamos su contenido como algo que ya conocíamos, aunque sin haberlo visto nunca antes. Se trata del lienzo titulado Heimkehrender Tiroler Landsturm im Krieg von 1809; o, lo que es igual en román paladino: Las milicias tirolesas volviendo a casa en la guerra de 1809. El cuadro fue realizado en 1876 por el pintor austríaco Franz von Defregger, un artista bastante convencional al que podemos adscribir dentro del Romanticismo costumbrista. Defregger se especializó en temas relacionados con su Tirol natal —escenas campesinas, retratos de tipos populares, composiciones de corte histórico, etc.— que hicieron de él un autor muy reconocido en la época, pero al que hoy día apenas se le presta atención. Pues bien, imagínense cuál ha sido nuestra sorpresa al comprobar que en este pintor tan desconocido se basó Hernández Palacios para componer la viñeta que acabo de mostrarles arriba. Y si no me creen, verifíquenlo ustedes mismos:



Comparen; comparen y vean cómo el maestro madrileño realizó aquí una fidelísima transcripción gráfica de la obra original. Aunque, lógicamente, introduciendo las adaptaciones necesarias para convertir en una escena plenomedieval lo que, en origen, no era sino una composición con personajes del siglo XIX. Para empezar ha eliminado al dicharachero tirolés que va danzando en segundo plano, situación que no cuadraba demasiado con lo que Palacios quería expresar en su viñeta (el regreso de las apenadas mesnadas castellanoleonesas, recién enfrentadas con otros cristianos). Pero si dejamos a un lado a este individuo y obviamos la falta de banderas ondeando al viento, comprobaremos que el dibujante madrileño transcribió, al pie de la letra, la composición creada por Defregger: casi el mismo número de personajes en actitudes prácticamente calcadas, las mismas ventanas, idénticas terrazas... Se ha reducido un tanto la profundidad de campo del plano, recortando por arriba una buena parte de los edificios que se ven en el cuadro original y cerrando la calle, al fondo, con esa construcción de tosco aparejo coloreada en color violeta. Es decir: Hernández Palacios da menos información que el pintor alemán. Asimismo, se han cambiado algunos elementos, además de los estrictamente ambientales: hay hombres transformados en mujeres, niños en niñas y viceversa, etc.; pero lo que se conserva es mucho más y, sobre todo, bastante significativo. Fijémonos, por ejemplo, en el caso del perro (en primer plano, a la derecha), en el de la niña que, a la izquierda de ambas obras, lleva entre las manos una especie de hatillo o de envoltorio de tela, o en el de la criatura que, detrás de la anterior y sentada en una barandilla, lleva cruzado, a modo de bandolera, otro hatillo (elementos ambos conservados por el dibujante madrileño). En fin, Serafín.



Además de la satisfacción personal que, como gran aficionado a Hernández Palacios, puede producirme el haber encontrado esta referencia documental, lo que más valoro de ello es que nos ayuda a comprender un poco mejor el modo en que pensaba y trabajaba el maestro madrileño. Por otra parte, hay que reconocer también que es un testimonio del amplio conocimiento que éste tenía sobre la Historia de la pintura y, más en concreto, sobre aquellos movimientos que, como aquél al que perteneció Defregger —romántico, costumbrista, historicista— produjeron obras muy útiles para servir como documentación a un dibujante de historieta. Es decir: sabía dónde escoger.

Que ustedes lo pasen bien. Nos vemos (o, mejor dicho, nos leemos) a la vuelta.

15 comentarios :

  1. ¡IMPRESIONANTE HALLAZGO, señor Alberich!
    Y maravilloso el trabajo de Antonio, entre la pintura referencial y la maravilla que brotaba de sus pinceles, superior incluso a sus modelos.

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  2. Sooorprendente. Esto es lo que hacía Esteban Maroto, entre otros, con Mucha, por ejemplo, y a eso lo llamabamos plagiar.

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  3. Gan hallazgo, si señor. Y no desmerece en nada Palacios, ni nadie, por este tipo de ?¿, mno sabría como llamarlo, inspiración es la mas correcta.

    Hay una plancha en Roncesvalles con unoss caballos tirando de un carro, en tonos amarillos y naranjas que está inspirada en una foto de la 2ª GM, los nazis huyendo de los rusos, un tanque atascado. Estaba en una enciclopedia de la 2GM de SARPE. La perdi.

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  4. Hola JESÚS, buenas tardes.

    Ya me encuentro de vuelta en el Nibelheim, tras mi raid por Berlín, y he de confesar que estoy muy contento de haber encontrado esta referencia, por las razones que expongo en el texto. La verdad es que fue una auténtica sorpresa toparme con el cuadro, y hacerlo en el lugar que menos podía esperar. Una verdadera sorpresa, sí señor...

    Un abrazo para Zaragoza.

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  5. Apreciado amigo ANÓNIMO.

    Ignoro si es la primera vez que participas en los comentarios. En caso afirmativo, te doy la bienvenida.

    No puedo contestarte con absoluto conocimiento de causa, pues confieso —como ya he hecho en otros blogs y foros (por ejemplo aquí)— que nunca he sido un seguidor de Maroto. Nunca me gustó y, por tanto, no conozco suficientemente bien su obra. Estoy al corriente, desde luego, de las acusaciones de plagio que se le han hecho y, en muchas ocasiones —a juzgar por lo que he podido ver publicado en distintos sitios (por ejemplo aquí, o aquí)—, debo decir que estoy de acuerdo con ellas. Y es que se trata de auténticas copias de viñetas, en las que el dibujante madrileño fusilaba el original, limitándose a cambiar un poquito las ropas (generalmente muy escasas) de los personajes y en girar la imagen para disimular un poco más.

    Por el contrario —y te aseguro que no lo digo para justificar a un autor por el que, como es bien conocido, siento verdadera admiración—, creo que el trabajo realizado por Palacios en la viñeta que ha dado lugar a esta entrada no tiene absolutamente nada que ver con esa labor de “cepillado” de que se acusa a otros dibujantes. Es cierto que no puede hablarse precisamente de originalidad —pues Antonio reprodujo, casi al pie de la letra (como yo mismo he señalado) el cuadro original de Defregger—, y que se trata de una praxis poco aconsejable (pues al final siempre puede haber alguien que destape la fuente de "inspiración"), pero creo sinceramente que lo que el veterano dibujante hizo en esta viñeta de El Cid realmente es más una labor de interpretación —bastante alejada de los ejemplos ya mencionados—, antes que un plagio. Y es que la parte propia y personal que Palacios puso en su viñeta termina siendo casi más importante que lo propiamente copiado. Es verdad, repito, que se ha seguido de manera muy fiel la composición general del cuadro, pero creo que para una persona que no conozca bien la obra de Antonio esta dependencia entre una obra y otra pasaría completamente desapercibida, porque tiene mucho más de Palacios (de su estilo, de su fuerza, de su trazo), que de Defregger.

    En cualquier caso, conste que considero a ambos autores madrileños grandes dibujantes y que comprendo la necesidad (y la tentación) que, a veces, puede sacudir a un creador a la hora de reducir sus esfuerzos y abreviar los plazos de entrega. Lo grave es que esto se repita una y otra vez (como ocurre con algún que otro dibujante), y que tal praxis termine convirtiéndose en la manera habitual de trabajar. Eso, desde luego, ya es intolerable y mucho más grave.

    Un saludo y vuelve cuando quieras.

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  6. Por cierto: creo que no es lo mismo copiar de una viñeta que hacerlo de un cuadro, de una fotografía o de una imagen del natural. No es lo mismo, no.

    Pero vamos, esto ya serían cuestiones secundarias, que nada añaden a lo que he dicho antes.

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  7. Hola EMILIO, ¿qué tal estás?

    Efectivamente: "inspiración", o "interpretación", como señalo en mi comentario, más que plagio.

    Tienes razón en lo que dices de la fotografía inspiradora para Roncesvalles. La viñeta a la que te refieres está en la plancha 27 (es la segunda de la página 35, en la edición de Ikusager) y está basada en una foto de soldados de la Wehrmacht arrastrando un carro, o un cañón (ahora no recuerdo bien). Y no sé si corresponde al momento de la retirada en Rusia o, más bien, al de la ofensiva durante la "Operación Barbarroja" (tampoco me acuerdo), pero sé cuál es. La he estado buscando como un loco, porque la tengo por ahí, pero no la encuentro por ningún lado.

    Un abrazo.

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  8. Genial, todo un hallazgo esta referencia.

    Siempre me entusiasmó "El Cid" (si hubiera continuado sería una obra capital del cómic español, bueno, ya lo es como está) y esta viñeta en particular. Es tan "verosimil" y tan creíble... Hernandez Palacios tenía un don para que sus dibujos sonaran a "verdad".

    Enhorabuena por haberlo encontrado.

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  9. ¡Salud, Pedro! Bienvenido al Nibelheim.

    Efectivamente: de una verosimilitud pasmosa. Por eso le decía al amigo anónimo que esta "interpretación", auténticamente renovadora que Antonio hace del cuadro original no puede ser considerada plagio. ¡Aparece tan distinta una escena de la otra (aunque las actitudes de los personajes y la composición sean casi idénticas)! Por elementos y, sobre todo, ¡¡por espíritu!!

    Fíjate que con muy pocos elementos --en la vestidura de los personajes, desde luego, pero también en otros sitios--, Antonio recrea de maravilla ese espíritu medieval que requiere la escena. Le ha bastado, por ejemplo, cerrar la calle al fondo de la imagen con esa construcción de tosco aparejo coloreado en violeta para cambiar por completo el carácter ambiental del cuadro de Defregger. Y como resultado tenemos que donde había un pueblo tirolés (algo más diáfano y luminoso) ahora hay una escena medieval "leonesa", oscura, fría, invernal y llena de autenticidad. Sencillamente extraordinario.

    En verdad era grande Antonio... Y qué orgulloso me siento de haberle conocido y tratado.

    Coda final: por cierto, y hablando de El Cid, siempre he creído --y así lo he escrito en algún otro lugar-- que La toma de Coìmbra es uno de los mejores tebeos españoles de toda la Historia... ¿Me he pasado? Creo que no...

    Lo dicho, un saludo y hasta que quieras bajar de nuevo por aquí.

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  10. Querido Alberich:
    Lo de la 'x es una prueba que estaba haciendo, pues últimamente me pide la contraseña del usuario y no la pongo nunca cuando estoy en la red.
    Pasemos al tema. Desde luego es triste que los dibujantes de cómic sean los únicos artistas que no cuentan con el beneficio de la duda. A los escritores se les adjudica el beneficio de la intertextualidad (meros pastiches y copias en muchos casos). A muchos musicos (algunos famosos del barroco) que se 'fusilaban' trozos enteros de otras obras, se les disculpa diciendo que era costumbre el la época, etc con los pintores y cineastas ...
    Esto de Antonio no es más que una inspiración que resolvía brillantemente una entrada de album. El listón para los pobres dibujantes de cómic se pone a la altura de la luna.
    Por cierto, los anónimos parecen estar proliferando ultimamente, con lo facil que es ponerse un pseudónimo.
    Un saludo.

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  11. Hola CHARLES, ¡cuánto tiempo! Ya no te prodigas tanto como antes...

    ¿Qué es eso de la 'x de que hablas al principio de tu mensaje? ¿A qué te refieres? Acláramelo porque me he perdido por completo. Perdóname, pero es que soy muy despistado...

    En cuanto al meollo del comentario, debo decir --de nuevo-- que tienes razón. Esa tolerancia cero con los historietistas resulta bastante enojosa y parece estar estrechamente ligada a la falta de aprecio que se tiene por esa profesión (siempre minusvalorada y nunca comprendida).

    Podríamos decir, para finalizar, que incluso copiar es todo un arte (ahora que, según algunos, tantas cosas lo son).

    Lo de los anónimos ya lo he señalado yo también. La verdad es que había pensado poner alguna limitación en los comentarios --sobre todo porque me gusta responder cada uno de los mensajes, y cuando se juntan varios anónimos es un poco rollo contestar de manera personalizada a quien no se ha "individualizado"--, pero siempre te queda la duda de si no parecerás demasiado taxativo; de si, con ello, cerrarás la vía a individuos vaguetes o comodones que prefieren no registrarse, etc. También es cierto que tampoco me he decidido a adoptar esa medida porque el blog no es, precisamente, un lugar internacional de encuentros, y entonces al no haber muchas visitas tampoco se dan graves problemas de identificación entre los que intervienen (que, por otro lado, soléis ser siempre los mismos). En fin, no sé...

    Un abrazo.

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  12. Coincido, "la toma de Coimbra" es una de las grandes obras del cómic español (por cierto, es el único que, a pesar de tenerlo, no encuentro por ninguna parte, ¿lo habré dejado?, puff...). De hecho "el Cid" debería ser el Príncipe Valiente de este país, con sus múltiples reediciones y versiones incluidas.

    De esta viñeta el personaje que más me fascina es el abanderado, con esa manta echada sobre el hombro. Soy muy aficionado a la recreación histórica medieval y ahora mismo estoy trabajando en un cómic ambientado en la Edad Media (si te apetece puedes ver algo aquí: http://pedrocamello.com/) y sé que por más que te documentes en imágenes de la época no ves ninguna en la que aparezca un soldado así, sin embargo éste es inmensamente más creíble que cualquier recreación que haya visto o hecho.

    Por otra parte la utilización de referencias es algo totalmente normal en todos los medios artísticos y más en los comerciales, creo que todos podemos distiguir fácilmente entre lo que es una referencia de lo que es un plagio (en lo que se incluye el aprovecharse del trabajo de otros que se dedican a lo mismo que tú). No es necesario darle tantas vueltas.

    En fin, que he descubierto tu reino hace poco y ten por seguro que descenderé a pasearme por tus dominios con frecuencia.

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  13. ¡Pero PEDRO, esa falta del tercer volumen de El Cid tienes que solucionarla cuanto antes! Si no encuentras tu viejo ejemplar, deberías comprar otro cuanto antes, pues ya van desapareciendo de la circulación los pocos que quedan de Ikusager. ¡Ojalá Joan Navarro reedite el material del maestro madrileño, dentro de esa política de recuperación de clásicos hispanos que quiere potenciar la nueva Glénat! Desde luego es uno de los autores que mencionó en su blog, como objeto de su atención... ¡Ojalá sea así! Manos Kelly, Drako de Gades y algunos trabajos sueltos nunca editados en álbum (pienso, básicamente, en Garín o La paga del soldado) necesitan una reedición urgente, pues son imposibles de encontrar. En cuanto a El Cid, también hace falta una nueva edición que destaque todos los méritos de la obra original, pues tanto la de Trinca como la de Ikusager presentaron algunos problemas de reproducción que deberían subsanarse. Sin embargo, no sé yo si habrá ahora algún editor que reproduzca en las estupendas condiciones (buen papel, gran formato, etc.) que utilizó Ernesto Santolaya en su momento... Y en este caso (como en algunos otros), ¡¡el tamaño sí que importa!! Je, je, je...

    Un saludo cordial y vuelve cuando quieras por el Nibelheim (pues aquí seguiremos hablando de cosas interesantes).

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  14. Querido Alberich:
    Lo de la x viene a cuenta de que estaba haciendo una prueba y se me fue el dedo, con lo cual puse sólo una x.
    Nada importante, lo que si es importante es que de vez en cuando a la hora de hacer un comentario en tu blog me pide mi clave de gmail (a pesar de haber entrado ya en el usuario de gmail) y eso por cuestiones minimas de seguridad no lo hago más que en la entrada al correo. Lo que me ha hecho desperdiciar algunos comentarios que tampoco creo que fueran importantes.
    Un saludo.

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  15. Hola de nuevo CHARLES. ¿Qué tal?

    Pues a mí no me ha entrado ningún comentario "perdido" con sólo una "x". ¿Tenía que haberlo hecho? No sé.

    En cuanto a la segunda parte de tu mensaje te pregunto: ¿y puedo hacer algo yo para evitar ese problema, o es una cosa que se debe, más bien, a Blogger?

    Otro saludo para ti.

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