jueves, 24 de noviembre de 2011

ASTÉRIX EL GALO Y UNA FEA COSTUMBRE DE LOS GODOS: ERUDICIÓN Y HUMOR EN GOSCINNY



COMO saben ustedes y pueden comprobar en este mismo blog, ando últimamente sumergido en el mundo del pequeño y bigotudo guerrero galo por causa de la reciente edición que, de sus aventuras, ha realizado Salvat. Y al repasar, entre los álbumes aparecidos hasta el momento, el de Astérix y los godos me he topado con una plancha que ya no recordaba pero que, al momento de verla, me ha hecho sonreír de nuevo y recordar cierto pasaje redactado por un antiguo y anónimo cronista merovingio, cuya obra suelo consultar con frecuencia por razones académicas que ahora no vienen al caso.



Me refiero a ese fragmento de la Chronica del llamado pseudo-Fredegario Escolástico —pues así se llama el autor de esta importante fuente histórica, esencial para conocer lo ocurrido en el reino franco entre los años 561 y 641—, en la que se denuncia el espíritu guerracivilista de los visigodos y se nos dice que una de sus más nefandas prácticas consistía en sustituir violentamente a los reyes cuando no les gustaban, acudiendo frecuentemente al asesinato como vehículo de sucesión. Es lo que Fredegario denomina el morbo Gothorum, o "enfermedad de los godos", y que describe del modo siguiente (al hablar del reinado de Chindasvinto):

«El pueblo de los godos es rebelde cuando no está sometido a un fuerte yugo. Durante la adolescencia de Tulga, toda España, según su costumbre, se libró a los vicios y cometió diferentes crímenes. Finalmente, uno de los grandes, llamado Chindasvinto, habiendo reunido a su alrededor a numerosos senadores de los godos y al resto del pueblo, fue elevado al trono. Después de haber destronado a Tulga, le tonsuró para hacerle clérigo. Cuando hubo asegurado su poder sobre todo el reino de España, conociendo la costumbre que tenían los godos de destronar a sus reyes —lo que, a menudo, él mismo había pensado hacer con ellos—, ordenó asesinar, uno tras otro, a todos los que él sabía que habían practicado este vicio con los reyes anteriormente derrocados. A otros, los condenó al exilio, y las mujeres, las hijas y los bienes de éstos fueron entregados a sus fieles. Se dice que, para reprimir tal vicio, hizo asesinar a doscientos grandes del reino y a quinientos nobles de rango medio. Y hasta que no estuvo seguro de haber erradicado esta costumbre nefasta de los godos, Chindasvinto no dejó de ejecutar a aquéllos de quienes tenía sospechas. Los godos, sometidos por Chindasvinto, no se atrevieron a emprender contra él ninguna conspiración, como acostumbraran hacer contra sus otros reyes. Como se hallara al final de sus días, Chindasvinto colocó en el trono de España a su hijo, llamado Recesvinto. Entonces, entregándose a la penitencia y haciendo numerosas limosnas con sus propios bienes, se dice que Chindasvinto murió nonagenario».

Conviene recordar, para quien no esté ducho en la historia del reino visigodo, que en la nómina de sus reyes —ésa que sirve de burla, y que suele ponerse como ejemplo de algo aburrido, monótono y repetitivo— abundaron los casos de deposición violenta y de asesinato, siendo los menos aquellos monarcas que consiguieron morir en su lecho. Así, por ejemplo, Ataúlfo cayó degollado en Barcelona por uno de los suyos, durante una reunión familiar. Y fueron también los propios visigodos quienes pusieron fin a la vida de Sigerico, posiblemente porque era partidario de la paz con los romanos. Es de pensar que quienes aclamaron la elección regia de Turismundo —hijo de Teodorico I, el vencedor de Atila—, acabaron también con su vida, espoleados por Teodorico (II) y Figdarico, hermanos del rey. El propio Teodorico II fue asesinado por su hermano Eurico después de un largo reinado; y lo mismo les habría de ocurrir a los dos hijos de Alarico II: el bastardo Gesaleico y el legítimo Amalarico. El general ostrogodo Teudis, participante en la muerte de Amalarico, terminó cayendo, a su vez, atravesado por la espada de un godo que «se había venido fingiendo loco para matar al rey». Su sucesor, Teudisclo, reinó sólo un año, pues murió degollado y cubierto de heridas durante un banquete celebrado en Sevilla. Similar destino corrió Agila, asesinado por sus fideles, que se pasaron al bando de su adversario, Atanagildo. La dinastía leovigildiana —iniciada por Liuva I— pudo haber impuesto el principio dinástico, que se hacía tan necesario para frenar el morbus Gothorum denunciado por Fredegario, pero se vio prematuramente truncada cuando el arriano Witerico eliminó al joven Liuva II, hijo de Recaredo. No obstante, por su perfidia, el propio Witerico acabaría siendo «asesinado en un banquete, víctima de una conjuración de algunos. Su cadáver fue vilmente arrastrado y sepultado»(1). Aunque Witerico fuera el último rey visigodo que cayó acribillado por el acero de sus compatriotas, las usurpaciones, las conjuras y las “retiradas” forzosas de la vida política no concluyeron ni mucho menos en los años siguientes.



En fin, Serafín... ¿Un ejemplo más de esa España cainita, de la que han hablado poetas, ensayistas y pensadores? Quizá, no lo sé. Es posible que las idiosincrasias de los pueblos sean una realidad mucho más cierta y tangible de lo que pensamos. En cualquier caso, como pueden ver, todo está inventado y no hay prácticamente nada nuevo bajo el sol. Lo que se ha venido repitiendo hasta la saciedad en época contemporánea es algo que ya denunció hace siglos un anónimo cronista franco. La anécdota, el dato histórico están ahí. La gracia reside en saber qué material seleccionamos en cada momento y cómo se utiliza éste para hacer algo bueno con él. Y no cabe duda de que Goscinny y Uderzo supieron sacarle al tópico todo el jugo posible. Y además lo hicieron con salero y gracia (como sólo ellos sabían).



A estas alturas de la exposición pienso, quizá, que ya no hará falta decirle a los aficionados cuál es la página de Astérix a la que me refería al principio de la entrada. Pero lo haré, no obstante, para ponérselo fácil a los más despistados. Me refiero, claro está, a la plancha 41 de Astérix y los godos, titulada "Las guerras asterixianas", en la que Goscinny utiliza una sucesión de viñetas francamente divertidas para ironizar con la imagen belicosa y cainita que ya el viejo Fredegario nos transmitió de los godos, y que luego se ha trasladado a los prusianos —con quienes son identificados los antiguos germanos, como bien se ve por ese casco puntiagudo que usaron aquellos hasta la I Guerra Mundial— y a nosotros, los españoles (por nuestra ascendencia gótica). En resumen, es muy posible que el guionista francés echara mano de esa fuente histórica medieval (bien precisa y conocida) para jugar con el topos y burlarse, cariñosa y alegremente —tanto como lo permite el extraordinario dibujo de Uderzo— de ese pendenciero carácter godo, que tiene su extensión en aquella costumbre tan española que consiste en zurrarnos de lo lindo entre nosotros. Todo ello, además, engarzándolo de manera magistral en el argumento general de una aventura donde los godos juegan —como el título del álbum vaticina— un papel de primer orden precisamente por esa peculiaridad.



Yo, sintiéndolo mucho, como no tengo el tomazo recién publicado por Salvat, me limitaré a ofrecerles una imagen de plancha según la antañona versión de Grijalbo/Dargaud (con todos sus defectos y sus virtudes). Seguro que sabrán perdonarme por no estar al día, pero creo que merecía la pena recordar un documento tan salado. Que lo disfruten.




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(1) Todos estos datos tan edificantes los podrá encontrar, el lector curioso, en la Historia Gothorum del obispo Isidoro de Sevilla, de la que existen no sólo ediciones críticas latinas, sino también traducciones al español.

9 comentarios :

  1. Extraoridinaria e interesante entrada, gracias Alberich.

    Siempre me ha parecido paradójico que para mostrar el tópico alemán Goscinny recurriera a algo tan español como los visigodos del siglo VI-VII... en fin, Serafín...

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  2. ¿Qué hay PEDRO?

    Muchísimas gracias por tu comentario, pues después de leerlo me he percatado de que, quizá, tal y como estaba redactada al principio la entrada, daba por seguro que Goscinny consultó la Chronica de Fredegario, y eso es algo que no sé con absoluta seguridad (por eso he retocado un poco el texto, para dejar más claras mis intenciones). De todas formas, a mí este episodio de las “Guerras asterixianas” sí me ha hecho pensar en Fredegario, porque conozco bastante bien su texto y estoy casi seguro de que el guionista francés también podía tener noticia de él —dado que en Francia las ediciones de este tipo de fuentes medievales han sido siempre bastante habituales (incluso a nivel escolar)—, pero también cabe la posibilidad de que Goscinny simplemente hubiera decidido explotar el tópico del conocido carácter belicoso de los prusianos, realidad que yo, en mi análisis, he terminado relacionando luego con nuestra díscola idiosincrasia, destacada también por los antiguos autores latinos (Pompeyo Trogo, Estrabón, Plinio, etc.). A este respecto, cuenta don Claudio Sánchez-Albornoz, que en época romana, cuando se decía de algo que era muy complicado o peliagudo se utilizaba la expresión "es más difícil que poner de espaldas a un cántabro". Por otro lado, ¿hace falta recordar que la todopoderosa república romana tardó casi dos siglos en conquistar nuestra península, mientras que en sólo siete u ocho años César logró dominar toda la Galia (¿toda? Sí, toda; incluida "Alechia", claro está).

    Un abrazo y gracias de nuevo por tu comentario.

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  3. La mayor parte de las alusiones históricas de Asterix, creo recordar que vienen de La Guerra de las Galias de Julio Cesar, lo de hablar en tercera persona, lo del escudo sobrelos piesde Cesar, etc. Aunque supongo que Goscinny tiraría de cualquier otro texto que se le pusiera a tiro.

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  4. Cuando algo está mal hecho hay que decirlo, pero cuando está bien se nos olvida. La Gran Colección de Asterix es un trabajo excelente. Tendrá pegas, nada es perfecto, pero me acabo de comprar Asterix y los Godos y es una gozada leer esta edición de una de las mejores lecturas que podamos hacer. Los colores son digitales, y por tanto traen degradados infográficos, pero no llaman la atención mas allá de lo preciso. La línea negra se ha recuperado y es totalmente nítida. El tamaño, es uno de los mayores de mi tebeoteca. La rotulación mecánica suprimida por una manual (¿o infográfica?). El papel, bueno, pero lo hubiera preferido sin brillo. Encuadernación rústica, contundente, soporta bien el tamaño. La traducción de Víctor Mora, perfecto. El precio, 16 euros, me parece mas que aceptable, dada la calidad que se ofrece (un álbum de Blueberry cuesta 12 euros). En fin, recomendable, enormemente recomendable.

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  5. Sí, evidentemente la mayoría de las fuentes históricas que hubo de consultar (y de hecho consultó) Goscinny son los clásicos grecolatinos y, más en concreto --por razones obvias-- el César de De Bello Gallico y De Bello Civili, esta última para los episodios del enfrentamiento con Pompeyo que sale en Astérix legionario (¿os acordáis?: "Aquí podemos ver a la legión romana maniobrando", etc.).

    Pero seguro que también hay citas de Cátulo, Cicerón, Ovidio, Marcial, Juvenal y otros autores romanos, a cuyas obras debió acudir el guionista francés. De todas formas, ya digo que los autores latinos medievales han sido siempre bastante estudiados en Francia (al contrario que en nuestro país), y que es muy posible que Goscinny conociera ese pasaje del Pseudo-Fredegario al que me refiero, pues es muy conocido y celebrado.

    Por cierto: seguro que tiene que haber algún estudio dedicado exclusivamente a las citas latinas usadas en las aventuras de Astérix...

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  6. Oye Emilio, ¿estás seguro que la encuadernación del libro que has comprado es en rústica?, porque los ejemplares que yo he visto eran todos en cartoné...

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  7. Disculpa, es en cartoné. Tiene un grosor por encima de lo normal, dado el tamaño XL.

    Si el traductor de google tradujera del latin ... el pirata vejete tenía que tener una mordacidad que se nos escapa.

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  8. Hola, he estad revisando tu blog y he encontrado muchos posts interesantes. No solamente los de Asterix y Príncipe Valiente (verdaderos clásicos), sino también el post sobre Conan y Barry Windsor-Smith. Justamente ahora estoy reseñando brevemente esta etapa del conocido bárbaro en mi blog: www.artbyarion.blogspot.com

    Espero tu visita,

    Saludos.

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  9. Hola ARION, bienvenido a mi humilde cueva.

    He pasado por tu casa y he podido comprobar, en efecto, que le estás pegando un buen repaso a la etapa clásica de Thomas/Windsor-Smith en Conan. Muy lógico y conveniente, recordar siempre a los clásicos.

    Si has leído mis entradas sobre el Cimmerio habrás podido comprobar que no es el mundo de la fantasía épica el que más me interesa temática y artísticamente hablando. No obstante, en un blog dedicado a tebeos las referencias a Conan no podían faltar, por supuesto.

    Gracias por tus palabras y vuelve por aquí siempre que lo desees.

    Un saludo cordial.

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