NADA en política es gratuito y parece evidente que la defenestración de Tomás Gómez de la secretaría general de la Federación Socialista Madrileña responde a una maniobra de calado estratégico mucho mayor de lo que se nos ha querido hacer ver hasta el momento. Es cierto que las encuestas daban a Gómez como un candidato claramente perdedor (pese a contar con el apoyo mayoritario de los militantes madrileños, que le auparon al primer puesto dirigente del socialismo en la CAM). Pero, al margen de eso, no cabe duda que tras el sorprendente y audaz "golpe de mano" dado por Pedro Sánchez & Friends se halla la larga mano de Alfredo Pérez Rubalcaba y la del abuelo Cebolleta (esto es, Felipe González), que nunca ha dejado de ejercer su control sobre el PSOE.
No sé qué pensarán ustedes, pero a mí no me cabe duda de que la maniobra anti-Gómez está dirigida a poner bajo el control de Sánchez la Federación Socialista Madrileña (FSM), y a otorgar al delfín de Rubalcaba —no olvidemos que el nuevo Secretario General de los sociatas es un hombre del profesor de Químicas— el poder y los avales suficientes para poder enfrentarse, cuando haga falta, a Susana Díaz y, quizá también, a Carmen Chacón en las futuras primarias de las que debería salir el líder máximo del PSOE y el próximo candidato de dicho partido a La Moncloa. Así pues, es en tales términos como ha de verse la crisis institucional del socialismo madrileño. En clave nacional, sin duda.
Ni Rubalcaba, ni Felipe González —que siempre ha mangoneado en el PSOE, incluso en los nefandos días de "reinado" del impresentable Rodríguez Zapatero— están dispuestos a consentir que el partido ("su" partido) acabe diluyéndose como un terroncito de azúcar ante el torrente Podemos, cuyos líderes han ido centrando su discurso para ganarse al electorado socialista (y a todo el que se tercie, llegado el caso), pues es el único capaz de darle el poder que buscan Pablo Iglesias y sus chicos. Y eso es lo que parece puede ocurrir como los socialistas no se pongan las pilas y renueven su mensaje, sus líderes y su política. ¿Será capaz el bueno de Sánchez de conseguir ese objetivo, con un liderazgo tan precario y discutido como el suyo? Se verá. Por otro lado, los seniores (o senatores) socialistas —con González y Rubalcaba a la cabeza— están dispuestos a pactar con quien sea —incluido el PP de Rajoy— para conseguir sus objetivos y, sobre todo, lograr que el status quo existente hasta el momento —bipartidismo y régimen heredero de la Transición (con más o menos reformas, según la necesidad coyuntural del momento)— se perpetúe en el tiempo y no acabe saltando hecho pedazos por el fenómeno Podemos y el hastío generalizado de la gente. Veremos qué ocurre. En todo caso, bien podríamos decir de los viejos socialistas (que nunca mueren, como los rockeros de Miguel Ríos) que se hallan en plena sintonía con aquellas palabras del joven Tancredi Falconeri que, en Il Gattopardo, de Giuseppe Tomasso di Lampedusa, se mostraba totalmente convencido de la necesidad de hacer pequeñas reformas que contentasen al pueblo para no tener que sufrir una revolución que subvirtiera el orden establecido. "Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi". Es decir: "Si queremos que todo siga como está, conviene que todo cambie". Pues eso...
Veremos qué ocurre.
-------------------------------
Nota: la imagen que he utilizado como fondo del chiste no es mía. La he encontrado buscando por Internet y ha sido utilizada por otras muchas personas antes que yo. Ignoro, por tanto, quién es su autor y, por ende, no puedo citarle aquí. Pero si alguien lo conoce, o si él mismo ve mi chiste y no está de acuerdo con el uso que he hecho de su trabajo, le ruego que no dude en decírmelo para quitar inmediatamente la imagen.
No sé qué pensarán ustedes, pero a mí no me cabe duda de que la maniobra anti-Gómez está dirigida a poner bajo el control de Sánchez la Federación Socialista Madrileña (FSM), y a otorgar al delfín de Rubalcaba —no olvidemos que el nuevo Secretario General de los sociatas es un hombre del profesor de Químicas— el poder y los avales suficientes para poder enfrentarse, cuando haga falta, a Susana Díaz y, quizá también, a Carmen Chacón en las futuras primarias de las que debería salir el líder máximo del PSOE y el próximo candidato de dicho partido a La Moncloa. Así pues, es en tales términos como ha de verse la crisis institucional del socialismo madrileño. En clave nacional, sin duda.
Ni Rubalcaba, ni Felipe González —que siempre ha mangoneado en el PSOE, incluso en los nefandos días de "reinado" del impresentable Rodríguez Zapatero— están dispuestos a consentir que el partido ("su" partido) acabe diluyéndose como un terroncito de azúcar ante el torrente Podemos, cuyos líderes han ido centrando su discurso para ganarse al electorado socialista (y a todo el que se tercie, llegado el caso), pues es el único capaz de darle el poder que buscan Pablo Iglesias y sus chicos. Y eso es lo que parece puede ocurrir como los socialistas no se pongan las pilas y renueven su mensaje, sus líderes y su política. ¿Será capaz el bueno de Sánchez de conseguir ese objetivo, con un liderazgo tan precario y discutido como el suyo? Se verá. Por otro lado, los seniores (o senatores) socialistas —con González y Rubalcaba a la cabeza— están dispuestos a pactar con quien sea —incluido el PP de Rajoy— para conseguir sus objetivos y, sobre todo, lograr que el status quo existente hasta el momento —bipartidismo y régimen heredero de la Transición (con más o menos reformas, según la necesidad coyuntural del momento)— se perpetúe en el tiempo y no acabe saltando hecho pedazos por el fenómeno Podemos y el hastío generalizado de la gente. Veremos qué ocurre. En todo caso, bien podríamos decir de los viejos socialistas (que nunca mueren, como los rockeros de Miguel Ríos) que se hallan en plena sintonía con aquellas palabras del joven Tancredi Falconeri que, en Il Gattopardo, de Giuseppe Tomasso di Lampedusa, se mostraba totalmente convencido de la necesidad de hacer pequeñas reformas que contentasen al pueblo para no tener que sufrir una revolución que subvirtiera el orden establecido. "Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi". Es decir: "Si queremos que todo siga como está, conviene que todo cambie". Pues eso...
Veremos qué ocurre.
-------------------------------
Nota: la imagen que he utilizado como fondo del chiste no es mía. La he encontrado buscando por Internet y ha sido utilizada por otras muchas personas antes que yo. Ignoro, por tanto, quién es su autor y, por ende, no puedo citarle aquí. Pero si alguien lo conoce, o si él mismo ve mi chiste y no está de acuerdo con el uso que he hecho de su trabajo, le ruego que no dude en decírmelo para quitar inmediatamente la imagen.
No hay comentarios :
Publicar un comentario