miércoles, 21 de marzo de 2012

CUANDO LOS TEBEOS ENTRARON EN EL ELÍSEO



REVISANDO viejas revistas de cómics publicadas durante el boom que se vivió en los años 80 (y principios de los noventa), uno se encuentra a menudo con historias que ya creía olvidadas, pero que reviven en la memoria inmediatamente, en cuanto se ven sus primeras viñetas. Estas visitas al pasado también aportan sorpresas agradables, pues era en tales revistas donde la mayoría de las veces se iba haciendo la "historia" viva del tebeo de aquellos años, y donde se publicaron interesantes documentos gráficos y textuales, que no viene mal recuperar hoy día para reflexionar otra vez sobre su contenido. De ese modo, muchas veces es posible llevar a cabo nuevos análisis, enriquecidos con la perspectiva que proporciona el tiempo transcurrido desde que aparecieron tales documentos. Mucho tiempo ya, por cierto... Snif, snif...



Pues bien, corría el año 1990 cuando en el número 106 de la revista Cimoc (cuya portada pueden ver arriba) se publicó un dossier donde se informaba de la visita que algunos prestigiosos historietistas (cuatro franco-belgas y un italiano) habían realizado al Palacio del Elíseo, por invitación del entonces presidente de la República, François Miterrand. Es ejemplarizante, paradigmático y demostrativo de la mayor cultura historietística de Francia comprobar que dicho político —como luego ha ocurrido con su sobrino, actual Ministro de Cultura galo (quien ha dedicado hermosas palabras al recientemente fallecido Jean Giraud)— demostraba entonces no sólo un considerable aprecio por el medio, sino también un conocimiento bastante importante del mismo (según puede verse en un extracto de entrevista que se publicó en el mismo número de Cimoc al que me refiero, y cuya imagen tienen ustedes a renglón seguido).



Los autores elegidos para visitar el Elíseo en aquella ocasión fueron Schuiten, Peeters, Bourgeon, Boucq y Giardino. Con la excusa del evento realizaron luego una breve historia de dos planchas, en la que proponían al lector su particular visión del mismo. Aunque todas son interesantes —como no podía ser de otro modo, tratándose de quienes eran—, sin embargo nos quedamos sin dudarlo con la contribución de Boucq. Y es que frente a la opulencia gráfica y la seriedad de Schuiten y Peeters, frente al formalismo narrativo de Giardino y al esoterismo trascendente y críptico de Bourgeon, el gamberro trabajo realizado por el autor de Lille supone un contraste lleno de frescor y desmesura. En sus dos planchas, Boucq vuelve a dar muestras de ese humor desenfadado e irreverente que le caracteriza, lleno de guiños burlones e irónicos hacia lo cotidiano y lo doméstico —tal como ocurre, por ejemplo, con el episodio del guardia Fernand y su moqueo, que nos recuerda esas escenas de familia que podemos ver en sus historias sobre Jérôme Moucherot—, y cargado con un fuerte toque de surrealismo que acentúa el componente esperpéntico de las situaciones (por ejemplo el uso de los pantalones bombachos por parte de Miterrand, o el episodio de los incontinentes putti del fresco). Una auténtica gozada visual y narrativa que invita a esbozar una sonrisa (y a veces, incluso, a soltar una carcajada). A disfrutarlo y à votre santé!!



4 comentarios :

  1. D. Alberich, tiene usted un correo.

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    1. Amigo Feroz:

      Muchas gracias por el aviso. Vi el correo y debo decir que no conocía el libro, aunque pienso seguirlo de cerca para ver qué tal está. No he podido abrir el archivo que me llegó por correo, pero no pasa nada, porque preferiría leer la obra en papel (uno que ya es vejestorio...). He mirado por Internet y se trata de un título que puede conseguirse con facilidad, así es que...

      Muchas gracias de nuevo por el consejo.

      Un saludo cordial (e incluso un abrazo, pero sin apretar demasiado, que luego nos quedamos sin aire).

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  2. ¡Estupendo! Ese episodio me pilló lejos de España y no he sabido de él hasta ahora.
    ¿No hay ninguna aportación parecida de Giardino? Me habría encantado ver cómo lo interpretaba este excelente dibujante...

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    1. Buenas tardes, amigo Grunentahl.

      Pues sí, hay un episodio dibujado por Giardino (como ya digo en el cuerpo de la entrada). A ver si un día lo cuelgo como entrada propia. Es mucho más correcto, desde el punto de vista formal, que el realizado por el gamberro de Boucq, pero bastante divertido también.

      Un saludo.

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