EL pasado martes, día 10, se cumplieron exactamente 100 años desde que el célebre transatlántico Titanic —cuyo nombre completo era Royal Mail Steamship Titanic— zarpara del puerto británico de Southampton con rumbo a Nueva York, realizando así el viaje inaugural tras su botadura. Desgraciadamente, y como casi todo el mundo sabe, sólo cuatro días después —el 14 de abril de 1912, a las 23:40 horas— el buque chocaba en alta mar con un gigantesco iceberg a la altura de la costa meridional de Terranova y se hundía en apenas dos horas y media, falleciendo en el accidente 1.517 pasajeros (entre los que, por cierto, no se hallaba Leonardo di Caprio) (1). La tragedia, de la que hoy se celebra el centenario, constituyó en la época el peor accidente marítimo que se había producido hasta entonces en tiempo de paz y contribuyó a forjar una leyenda que ha tenido su reflejo en la literatura, el cine y... ¡cómo no! también en la historieta.
En 1988 —es decir, sólo dos años antes de su muerte— el gran dibujante Attilio Micheluzzi realizó una larga historia de 84 páginas que, en Francia, fue publicada por ediciones Casterman en su colección À suivre... Se tituló precisamente Titanic y en ella, el maestro italiano utilizaba el fatídico viaje del transatlántico más célebre del siglo XX como marco ambiental y excusa argumental en los cuales situar las andanzas y vicisitudes de un variopinto plantel de personajes, entre los que podemos encontrar un hombre de negocios norteamericano candidato al Senado, un estrafalario príncipe ruso, un aristócrata británico que trabaja como piloto de carreras, un anarquista español partidario de la causa independentista irlandesa, un astuto periodista, etc. Es decir, más o menos como la conocida serie de Vacaciones en el mar (The Love Boat), pero en clave elegante y sofisticada. Menos casposa, en definitiva. ¡¡Y sin el insoportable capitán Stubing de por medio!!
No, ahora en serio. Tampoco me hagan mucho caso, pues estaba bromeando. En realidad se trata de una aventura coral, soberbiamente ambientada, en la que el dibujante —dueño absoluto ya, por aquellas fechas, de todos sus recursos expresivos— hacía un despliegue sorprendente de los mismos para dar a luz una planchas presididas por la sobriedad, la elegancia, el trazo limpio y preciso y una sabia distribución de las masas de negro.
Pues bien, aprovechando —o, por mejor decir, coincidiendo— con el luctuoso aniversario del hundimiento del transatlántico, el sello editorial Mosquito (uno de nuestros preferidos, como ya saben ustedes) ha vuelto a editar en Francia la trepidante aventura de Micheluzzi. Y lo ha hecho en un bello álbum de tapa dura, magnífico tamaño (24 x 30 cm.), envidiable precio (15,00 €) y buen papel donde aparecen resaltadas todas las cualidades del estupendo trabajo en blanco y negro que Micheluzzi realizó en su momento. De esta manera, la editorial dirigida por Michel Jans recupera para Francia lo que en España no hemos llegado a oler siquiera. Lo de siempre, vamos. Y no es porque la historia desmerezca, pues estamos ante aventura en estado puro y servida por uno de los más elegantes historietistas del género. Tal como ha señalado Benjamin Roure, en una sugerente crítica publicada en Bodoï:
En resumen: un magnífico tebeo, realizado según los cánones más clásicos de la aventura y con el cual el aficionado a las buenas historias disfrutará sin duda alguna.
Y ya en otro orden de cosas —aunque siempre en relación con esta noticia—, advertir que la conocida Galería artística Daniel Maghen de París —coincidiendo con la publicación por Mosquito de Titanic y de Dossier Kokombo de Sergio Toppi— ha organizado una exposición que se inauguró el pasado 4 de abril y permanecerá abierta hasta el próximo día 21. En ella, no sólo puede verse una importante selección de los originales que Micheluzzi realizó para Titanic, así como una historia completa de su serie Petra chérie, o algunos trabajos del gran Toppi, sino que los aficionados más pudientes tendrán ocasión, incluso, de adquirirlos, pues se ha puesto a la venta una buena cantidad de ellos. Eso sí, vayan preparando, como mínimo, 600 euros por plancha o ilustración, pues los precios oscilan entre esa cantidad y los 3.500 euros de la pieza más cara: en este caso, una ilustración de Toppi que servidor tuvo el placer de ver en la exposición que la ciudad francesa de Thiers organizó en homenaje al gran maestro italiano (pero que, por desgracia, no puede comprar).
Por cierto: todas las imágenes de planchas originales de Titanic que ilustran esta entrada las he obtenido de la página web de Daniel Maghen.
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(1) Lo digo por si alguna de sus fans o admiradoras lee, por casualidad, esta entrada.
En 1988 —es decir, sólo dos años antes de su muerte— el gran dibujante Attilio Micheluzzi realizó una larga historia de 84 páginas que, en Francia, fue publicada por ediciones Casterman en su colección À suivre... Se tituló precisamente Titanic y en ella, el maestro italiano utilizaba el fatídico viaje del transatlántico más célebre del siglo XX como marco ambiental y excusa argumental en los cuales situar las andanzas y vicisitudes de un variopinto plantel de personajes, entre los que podemos encontrar un hombre de negocios norteamericano candidato al Senado, un estrafalario príncipe ruso, un aristócrata británico que trabaja como piloto de carreras, un anarquista español partidario de la causa independentista irlandesa, un astuto periodista, etc. Es decir, más o menos como la conocida serie de Vacaciones en el mar (The Love Boat), pero en clave elegante y sofisticada. Menos casposa, en definitiva. ¡¡Y sin el insoportable capitán Stubing de por medio!!
No, ahora en serio. Tampoco me hagan mucho caso, pues estaba bromeando. En realidad se trata de una aventura coral, soberbiamente ambientada, en la que el dibujante —dueño absoluto ya, por aquellas fechas, de todos sus recursos expresivos— hacía un despliegue sorprendente de los mismos para dar a luz una planchas presididas por la sobriedad, la elegancia, el trazo limpio y preciso y una sabia distribución de las masas de negro.
Pues bien, aprovechando —o, por mejor decir, coincidiendo— con el luctuoso aniversario del hundimiento del transatlántico, el sello editorial Mosquito (uno de nuestros preferidos, como ya saben ustedes) ha vuelto a editar en Francia la trepidante aventura de Micheluzzi. Y lo ha hecho en un bello álbum de tapa dura, magnífico tamaño (24 x 30 cm.), envidiable precio (15,00 €) y buen papel donde aparecen resaltadas todas las cualidades del estupendo trabajo en blanco y negro que Micheluzzi realizó en su momento. De esta manera, la editorial dirigida por Michel Jans recupera para Francia lo que en España no hemos llegado a oler siquiera. Lo de siempre, vamos. Y no es porque la historia desmerezca, pues estamos ante aventura en estado puro y servida por uno de los más elegantes historietistas del género. Tal como ha señalado Benjamin Roure, en una sugerente crítica publicada en Bodoï:
«Lejos de ser una visita guiada al transatlántico más célebre del siglo XX que se hundió hace 100 años, este álbum nos permite entrar en las cubiertas de ese gigante de los mares gracias a sus protagonistas. Personajes llenos de colorido a los que seguimos en cabina, en los puentes de primera o tercera clase, en la sala de máquinas, en la de baile. Es el retrato sociológico de una sociedad vacilante basada en las desigualdades, construida como una cuenta atrás hacia lo ineluctable, hacia el fin de un mundo que se muere lentamente».
En resumen: un magnífico tebeo, realizado según los cánones más clásicos de la aventura y con el cual el aficionado a las buenas historias disfrutará sin duda alguna.
Y ya en otro orden de cosas —aunque siempre en relación con esta noticia—, advertir que la conocida Galería artística Daniel Maghen de París —coincidiendo con la publicación por Mosquito de Titanic y de Dossier Kokombo de Sergio Toppi— ha organizado una exposición que se inauguró el pasado 4 de abril y permanecerá abierta hasta el próximo día 21. En ella, no sólo puede verse una importante selección de los originales que Micheluzzi realizó para Titanic, así como una historia completa de su serie Petra chérie, o algunos trabajos del gran Toppi, sino que los aficionados más pudientes tendrán ocasión, incluso, de adquirirlos, pues se ha puesto a la venta una buena cantidad de ellos. Eso sí, vayan preparando, como mínimo, 600 euros por plancha o ilustración, pues los precios oscilan entre esa cantidad y los 3.500 euros de la pieza más cara: en este caso, una ilustración de Toppi que servidor tuvo el placer de ver en la exposición que la ciudad francesa de Thiers organizó en homenaje al gran maestro italiano (pero que, por desgracia, no puede comprar).
Por cierto: todas las imágenes de planchas originales de Titanic que ilustran esta entrada las he obtenido de la página web de Daniel Maghen.
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(1) Lo digo por si alguna de sus fans o admiradoras lee, por casualidad, esta entrada.
Que pinta tan extraordinaria tiene este álbum. Soy un gran fan de Micheluzzi desde que hace algunos años leí dos historias de su serie Marcel Labrume.
ResponderEliminarÉste tiene mucho interés. Lo buscaré. Gracias por la recomendación.
Saludos.
Una auténtica delicia, la verdad. Es un deleite ver esas planchas tan impolutas y bien dibujadas. Esa puesta en escena tan maravillosa y esa recreación de ambientes tan magistralmente realizada.
ResponderEliminarA propósito Tristán: si te gusta Micheluzzi no debes dejar pasar la que considero su obra maestra: Petra chérie. También ha sido publicada por Mosquito en un bello álbum integral. Aunque, a lo mejor, ya la conoces... Espías, I Guerra Mundial, caballerosos oficiales, hermosas mujeres y todo ello servido en los diversos escenarios de la gran contienda, que el maestro italiano recrea como nadie.
Y hablando de todo un poco: ¿qué fue del Marcel Labrume que iba a publicar Rossell Cómics en el año 2011. ¡Es una verdadera lástima que dicho objetivo no se haya cumplido (al menos por el momento)! Recuerdo que la salida del álbum estaba prevista para octubre del 2010, y que luego se retrasó hasta el año siguiente. A finales de 2011 (noviembre) me consta que la publicación ya era cosa casi segura; pero aún estamos esperando... Y otrotanto podemos decir del primer volumen de El coleccionista, de Toppi, que iba a salir el pasado 24 de febrero y al que todavía no hemos visto el pelo.
¡Qué lástima de país el nuestro para la cosa de los tebeos...! En fin, Serafín.
Un saludo caballero.
Desconocía la intención de publicar Marcel Labrume aquí. Yo tengo una edición antigua francesa de los dos primeros álbumes titulados "Que tu es beau Marcel, t'es un salaud" y "A la recherche des guerres perdues". Dos historias magníficas llenas de buenas ideas y páginas memorables. Se le acusó al principio ser un seguidor de Hugo Pratt - como a tantos otros; Manfred Sommer por ejemplo en España - y sin embargo me parece que fue un autor con mucha personalidad y talento. Como Manfred Sommer por cierto.
ResponderEliminarSaludos sátrapa de este apasionante imperio.
Se comentó hace tiempo (lo de Marcel Labrume, digo). Pero la cosa parece haber quedado estancada. No sé...
Eliminar¡Cómo me gusta Micheluzzi! Y qué poco se le conoce por aquí. Qué digo, si por aquí no se conoce bien ni a Giardino -por quedarnos hablando de italianos-, y a Battaglia y Toppi creo que más, pero porque suenan a algo.
ResponderEliminarPor qué me extrañaré de estas cosas...
Saludos.
Ahora que hablas de Giardino, MhBeyle, tengo en preparación una entrada dedicada a él. A ver si contribuimos, en lo que podamos, a su difusión entre los aficionados españoles (porque también lo merece, claro que sí).
ResponderEliminarUn abrazo (pero sin apretar demasiado, que nos quedamos sin aire).
Pues yo recojo el guante en menos que canta un gallo y enseguida me pongo a difundir lo que sea...
EliminarTenía una pequeña reseña sobre las aventuras de cierta señorita que no me atrevía a publicar en la bitácora por miedo a que las estadísticas quedaran hechas un cisco, pero todo sea por Giardino.
Un abrazo... Y aire.
No esperaba menos de ti... Lo de la sugerente émula del pequeño Nemo puede ser total... Je, je, je...
EliminarGracias por el regalo
ResponderEliminarEs poco, ciertamente, comparado con los que tú nos has ido dando en Cómics en extinción y Tangencias...
EliminarUn abrazo (pero ya sabes cómo).