LIQUIDADOR de empresas, gestionador de ERE's, campeón en eliminación de puestos de trabajo... Fernando Abril-Martorell, hijo del que fuera (entre otras cosas) Vicepresidente económico y ministro de Economía con Adolfo Suárez, es un auténtico killer dentro del sistema capitalista: con la misma asepsia (¿frialdad?) que los pistoleros empleaban con sus adversarios en las ciudades del Far West, don Fernando va "liquidando" empleos allá por donde pasa. Pero no lo hace por mala voluntad, o porque sea un inepto —como algunos ministros de Trabajo—, sino para que el engranaje de la máquina continúe funcionando sin incidentes, los empresarios y banqueros puedan seguir creando riqueza y nuestro sistema —que tanta felicidad nos da— no se venga abajo. Porque ya se sabe que eso no puede ser bajo ningún concepto...
Abril-Martorell tiene el honor, con tan sólo 53 primaveras, de haber despedido en los últimos 15 años a 14.000 personas de tres empresas distintas (Telefónica, Prisa e Indra). Con este curriculum tan impresionante, no me extraña que sea el killer o "liquidador" favorito de los bancos y las grandes fortunas, pues se asemeja al rey huno Atila, que por donde pasaba no dejaba casi yerba que llevarse a la boca. Bueno sí... En este caso queda siempre la de los jardincitos bien podados de aquellos que contratan sus servicios, claro...
No se me ocurre un trabajo más ingrato que éste, la verdad. Claro, que estará bien pagado, porque sufrir lo que este hombre tiene que sufrir cada vez que pone a cientos o miles de personas en la calle, no hay sueldo que lo pague... Aunque, quizá, afronta sus operaciones como el forense que se dispone a examinar un cadáver en la sala de autopsias: "si te he visto, no me acuerdo". O, mejor aún: "ojos que no ven, corazón que no siente". Y eso convierte la cosa en algo mucho más estremecedor, sobre todo si nos paramos a pensar que estamos hablando de personas, de vidas, de proyectos vitales destruidos por esas decisiones. En fin, Serafín... Como dijo el torero Lagartijo al enterarse de lo que era un histólogo y lo que hacía: "¡Tié q'haber gente pa'tó!" (1).
Pero lean, lean el siguiente artículo si desean ampliar información...
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(1) Otros cuentan la anécdota atribuyéndosela al matador Rafael Guerra Guerrita y otros, finalmente —la mayoría—, a Rafael Gómez el Gallo, cuando se enteró de a qué se dedicaba José Ortega y Gasset.
Abril-Martorell tiene el honor, con tan sólo 53 primaveras, de haber despedido en los últimos 15 años a 14.000 personas de tres empresas distintas (Telefónica, Prisa e Indra). Con este curriculum tan impresionante, no me extraña que sea el killer o "liquidador" favorito de los bancos y las grandes fortunas, pues se asemeja al rey huno Atila, que por donde pasaba no dejaba casi yerba que llevarse a la boca. Bueno sí... En este caso queda siempre la de los jardincitos bien podados de aquellos que contratan sus servicios, claro...
No se me ocurre un trabajo más ingrato que éste, la verdad. Claro, que estará bien pagado, porque sufrir lo que este hombre tiene que sufrir cada vez que pone a cientos o miles de personas en la calle, no hay sueldo que lo pague... Aunque, quizá, afronta sus operaciones como el forense que se dispone a examinar un cadáver en la sala de autopsias: "si te he visto, no me acuerdo". O, mejor aún: "ojos que no ven, corazón que no siente". Y eso convierte la cosa en algo mucho más estremecedor, sobre todo si nos paramos a pensar que estamos hablando de personas, de vidas, de proyectos vitales destruidos por esas decisiones. En fin, Serafín... Como dijo el torero Lagartijo al enterarse de lo que era un histólogo y lo que hacía: "¡Tié q'haber gente pa'tó!" (1).
Pero lean, lean el siguiente artículo si desean ampliar información...
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(1) Otros cuentan la anécdota atribuyéndosela al matador Rafael Guerra Guerrita y otros, finalmente —la mayoría—, a Rafael Gómez el Gallo, cuando se enteró de a qué se dedicaba José Ortega y Gasset.
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