ANTEAYER, martes 30 de junio falleció el historietista norteamericano Leonard Starr, padre de la serie Mary Perkins on Stage y revitalizador de un título emblemático como fue Little Orphan Annie, creado por Harold Gray, del que se hizo cargo en 1979, relanzándolo con gran éxito. Tenía 89 años y llevaba retirado desde el año 2000.
Starr nació en la ciudad de Nueva York, el 28 de octubre de 1925. Tras graduarse en la High School of Music and Art de Manhattan y mientras realizaba estudios en el prestigioso Pratt Institute de Brooklyn, entre 1942 y 1943, hizo sus primeros pinitos trabajando como profesional para Harry Chesler —el primer packager de la Golden Age— y los Funnies Inc. Studios, realizando fondos y entintando lápices de Bob Oksner.
A lo largo de los años 40, y durante el gran apogeo de las publicaciones pulp y de los comic books, el joven Leonard trabajó para numerosas editoriales y en todo tipo de historietas (desde románticas hasta de superhéroes), llevando a cabo un rodaje profesional que sería decisivo para su carrera posterior. En 1948 entra a colaborar con EC Comics —especialmente en su cabecera War Against Crime, que desde el número 12 pasaría a llamarse The Vault of Horror—, trabajando durante dos años para la famosa casa editorial de Gaines.
Desde 1950 su actividad se incrementó considerablemente, realizando trabajos para DC Comics (se encargaba, sobre todo, de la realización de cubiertas y de los lápices para distintas cabeceras como Doctor 3, House of Mystery, Gang Busters, Indian Lawman, etc.), American Comics Group (en las series Adventures into the Unknown, Operation Peril y Soldiers of Fortune) y alternando su labor historietística con el trabajo publicitario.
A mediados de la década de los 50, y ante la inestable situación que produjo en la industria la "caza de brujas" contra los tebeos y la imposición del Comic Code, Starr decidió dar el salto desde el mundo de los comic books al mucho más prestigiado de las comic strips (o tiras de prensa), trabajando sin acreditar durante un par de años (1955-1956) en el Flash Gordon de King Features Syndicate. Al año siguiente —y con el enorme revuelo que dejó en el medio la prematura muerte de Alex Raymond en accidente de tráfico—, las cosas se mueven y los ejecutivos empiezan a hacer sus cálculos. Temiendo perder el ofrecimiento que Starr había hecho poco antes con dos propuestas de serie distintas (una sobre un médico misionero y otra sobre una actriz), le ofrecen un contrato para la segunda y crea el título que le ha hecho más famoso (no sin antes recomendar a su amigo John Prentice para que continuara el Rip Kirby de Raymond). Nacía así On Stage (renombrada en 1961 como Mary Perkins on Stage), que se publicaría sindicada a través del CTNYNS (Chicago-Tribune-New York News Syndicate). Se trata de una soap opera, en cuyo argumento se mezclan elementos de las telenovelas, el costumbrismo, la aventura y toques de humor. El hecho de tener una protagonista femenina, el desarrollo preferente de la acción en el marco urbano (aunque no sólo) y las situaciones cotidianas que viven los personajes, la aproximan bastante a otras creaciones más famosas, como The Heart of Juliet Jones (de Stan Drake), o la sofisticada Carol Day, del extraordinario dibujante británico David Wright.
Como el propio título indica, la serie se centra en una joven actriz llamada Mary Perkins y en las peripecias de su carrera, mostrándonos el "backstage" de la profesión en lugares como el Broadway neoyorquino, Hollywood y diversos escenarios y localizaciones internacionales del mundo del cine. Al igual que otros títulos famosos de los cómics de prensa norteamericanos, Starr enriqueció su creación incluyendo una larga nómina de personajes secundarios, entre los que podríamos destacar por su antigüedad a Pete Fletcher (novio de Mary), que aparece ya a principios de 1957 y terminaría casándose con la protagonista dos años después (dominical del 13 de diciembre de 1959), en una situación muy habitual en este tipo de historietas, donde la acción fluye de manera ininterrumpida y sin solución de continuidad, con unos personajes que evolucionan y van cambiando con el tiempo. Es el caso de la propia Mary, que al principio de la serie se presenta ante nosotros como una joven llegada a la cosmopolita ciudad de Nueva York desde el medio Oeste norteamericano y termina convirtiéndose en una sofisticada mujer, que vivirá todo tipo de aventuras en los más variados escenarios.
Al margen del alto nivel artístico que Starr desplegó en esta obra —haciendo gala de un estilo de dibujo clásico, realista y elegante, muy similar al de otros grandes cartoonist de la época, como Raymond, Drake, Foster, Tufts, Dan Barry, etc.—, en Mary Perkins on Stage destaca también el interés del autor por lo narrativo, que aparece muy acentuado en esta serie, pese al detallismo gráfico (casi preciosista de los dibujos). En este sentido, el enorme esteticismo de las planchas no es un obstáculo para el ritmo de la narración, ni empece la sorprendente capacidad de Starr para situar la cámara imaginaria en los lugares más adecuados en cada momento y según las necesidades de la acción. Por otro lado, nos gustaría destacar el realismo de las situaciones y el valor de los guiones, que también estaban firmados por el propio dibujante. De ellos podríamos destacar la calidad de sus diálogos, así como el hecho de que los personajes aparezcan perfectamente caracterizados y resulten creíbles por no ser arquetípicos. No son símbolos —tal como señala Walt Simonson hablando de la serie—, sino «individuos comprensibles y convincentes» («comprehensible and compelling individuals») (1). Un título, por tanto, de grandísima calidad, que merecería tener su buena edición en nuestro país. Quizá Manuel Caldas —el bendito Manuel Caldas— lea este consejo y se atreva a hincarle el diente. Por pedir, que no quede...
Mary Perkins on Stage comenzó a publicarse el 10 de febrero de 1957, siendo el día 9 de septiembre de 1979 el de la publicación de la última Sunday strip. Aunque en 1970 el teórico e historiador del cómic Raymond Miller aseguró que ciertas evidencias internas de la primera dominical hacían pensar en la posibilidad de que la serie se hubiera iniciado al menos una semana antes bajo el formato de tiras diarias (daily strips). Sea como fuere, lo cierto es que estamos hablando de más de 22 años de continuidad en los periódicos norteamericanos, lo que muestra el grado de éxito y aceptación de la serie por parte del público. Asimismo, el hecho de haber sido premiada por la National Cartoonists Society en los años 1960 y 1963 y de que Starr obtuviera el Reuben Award en 1965, son pruebas fehacientes de que tambien fue muy apreciada por parte de la crítica y de los profesionales, compañeros del dibujante ahora fallecido.
En la actualidad, y desde el año 2006 en que se inició el proyecto, Classic Comics Press está reeditando la serie completa de Mary Perkins en formato de álbum. El último volumen previsto —incluyendo las dailies y sundays comprendidas entre el 19 de septiembre de 1977 y el 9 de septiembre de 1979— aparecerá en diciembre de este año 2015. Insistimos en que no estaría nada mal que algún editor se interesara en esta serie para darla a conocer en España. Creemos que lo merece.
Tras abandonar su título estrella Leonard Starr asumió el proyecto de relanzar Little Orphan Annie, célebre serie creada a principios de los años 20 por Harold Gray (fallecido en 1968), que se había publicado ininterrumpidamente entre el 5 de agosto de 1924 y finales de 1973, cuando fue suspendida tras haber pasado por las manos de un buen número de dibujantes que no lograron evitar el descenso de suscripciones por parte de los periódicos que la publicaban. La decisión de Starr no fue ajena al hecho del enorme éxito que había tenido en Broadway el musical Annie, basado precisamente en la tira de Gray. Y lo cierto es que consiguió dar un impulso considerable a la misma, remozándola y modernizándola para hacerla más atractiva al nuevo público. En primer lugar modificó el título, acortándolo hasta dejarlo como Annie (al igual que la comedia musical). También desplegó su elegante estilo, apartándose un tanto de la estética arcaizante que había tenido desde la época de Gray —dibujante estupendo, aunque algo más tosco—, pero sin renunciar completamente a ella, lo que habría supuesto una pérdida de identidad de la serie. Lo cierto es que su etapa al frente de la misma —que duró hasta el retiro de Starr en el año 2000— fue la más exitosa junto a la del propio creador. Posteriormente fue continuada por otros autores, pero terminó decayendo, hasta desaparecer el 13 de junio de 2010, día en que apareció la última tira.
En los años 70 y 80 del pasado siglo nuestro homenajeado volvió a realizar algunas colaboraciones esporádicas en el mundo del comic book, concretamente para DC. También guionizó la serie Kelly Green, dibujada por Stan Drake y editada en Francia por Dargaud, entre 1982 y 1987, primero por entregas en la revista Pilote y luego en cinco álbumes titulados, respectivamente, Le contact (1982), 1, 2, 3, mourez (1983), Cent millions, mort comprise! (1984), Do, ré, mi... Sang! (1984) y La flibuste de la B. D. (1987). Aquí tuvimos la oportunidad de conocer sólo tres de los cinco episodios originales; en concreto el primero de ellos —que apareció seriado en los números 6, 7 y 8 de la revista Totem Calibre 38 y también como álbum de Ediciones Junior, bajo el título de El contacto—, el tercero y el quinto y último que fueron publicados de manera íntegra en los números 6 y 11, respectivamente, de la revista El aventurero, publicación muy interesante, pero de efímera vida.
No desdeñó Starr el campo televisivo y de la animación, como lo demuestra su participación literaria en diversos guiones para series de dibujos animados como Ghost Warrior (de la productora Rankin Bass) y Thunder Cats, para la que escribió 23 episodios.
En sus inicios como dibujante Leonard Starr desplegó un estilo más cercano a historietistas como Milton Caniff que al de otros a los que terminaría pareciéndose y que ya hemos mencionado arriba, caracterizados por el realismo de su dibujo. Esta circunstancia se aprecia tanto en el entintando, como en los rasgos caricaturizados de los personajes. Con el tiempo, sin embargo, dichos estilemas fueron modificándose hasta dar como resultado un dibujo elegante, clásico, de gran realismo y enorme calidad, que sitúa a Starr —pese a su menor celebridad— al mismo nivel de los mejores cartoonists de su tiempo. El propio autor confesó más de una vez que sus influencias principales en el campo de la historieta habían sido el citado Caniff, pero también Raymond y Sickles. Y afirmó que, como en el caso del maestro de Hillsboro, enseguida se dio cuenta de que no importaba tanto la simple belleza de los dibujos, cuanto las historias que estos debían contar. De ahí su significancia, también, como gran narrador de historias.
Y a continuación una buena tanda de imágenes para apreciar el arte de Leonard Starr en lo que vale. ¡Que la disfruten!
Las siguientes imágenes en color de las dominicales de Mary Perkins on Stage son gentileza de Mike Vosburg, que las tiene publicadas en su blog Vozwords (de donde las ha tomado un servidor).
Ahora algunos originales de Mary Perkins y Annie, para apreciar el gran arte de Leonard Starr...
Y para concluir algunos detalles de viñetas, en las que podemos admirar la consumada técnica de entintado a pincel por parte de Starr.
Agradezcamos a Leonard Starr toda la belleza que dejó en este mundo cruel, los buenos momentos que ha hecho pasar a los innumerables aficionados que disfrutaron con su arte y confiemos —sinceramente— en que nos espere mucho tiempo allá donde se encuentre ahora mismo... Aquí concluye nuestro homenaje a este gran historietista.
Sit tibi terra leuis!
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(1) En la introducción al primer volumen de la edición de Mary Perkins on Stage por Classic Comics Press, Chicago, 2006, p. 4.
Una imagen del Starr maduro entre sus dos creaciones principales: la espectacular Mary y la infantil Annie
Starr nació en la ciudad de Nueva York, el 28 de octubre de 1925. Tras graduarse en la High School of Music and Art de Manhattan y mientras realizaba estudios en el prestigioso Pratt Institute de Brooklyn, entre 1942 y 1943, hizo sus primeros pinitos trabajando como profesional para Harry Chesler —el primer packager de la Golden Age— y los Funnies Inc. Studios, realizando fondos y entintando lápices de Bob Oksner.
Bob Oksner en su tablero de dibujo
A lo largo de los años 40, y durante el gran apogeo de las publicaciones pulp y de los comic books, el joven Leonard trabajó para numerosas editoriales y en todo tipo de historietas (desde románticas hasta de superhéroes), llevando a cabo un rodaje profesional que sería decisivo para su carrera posterior. En 1948 entra a colaborar con EC Comics —especialmente en su cabecera War Against Crime, que desde el número 12 pasaría a llamarse The Vault of Horror—, trabajando durante dos años para la famosa casa editorial de Gaines.
The Vault of Horror #15, con portada del inefable Johnny Craig
Desde 1950 su actividad se incrementó considerablemente, realizando trabajos para DC Comics (se encargaba, sobre todo, de la realización de cubiertas y de los lápices para distintas cabeceras como Doctor 3, House of Mystery, Gang Busters, Indian Lawman, etc.), American Comics Group (en las series Adventures into the Unknown, Operation Peril y Soldiers of Fortune) y alternando su labor historietística con el trabajo publicitario.
Otras dos muestras del arte de Starr. Arriba para una historia incluida en el número 11
de la revista Young Romance (mayo 1949). Abajo plancha de apertura de
una historia publicada en el número 124 de Star Spangled Comics
(enero de 1952), ambas cabeceras de la DC
de la revista Young Romance (mayo 1949). Abajo plancha de apertura de
una historia publicada en el número 124 de Star Spangled Comics
(enero de 1952), ambas cabeceras de la DC
A mediados de la década de los 50, y ante la inestable situación que produjo en la industria la "caza de brujas" contra los tebeos y la imposición del Comic Code, Starr decidió dar el salto desde el mundo de los comic books al mucho más prestigiado de las comic strips (o tiras de prensa), trabajando sin acreditar durante un par de años (1955-1956) en el Flash Gordon de King Features Syndicate. Al año siguiente —y con el enorme revuelo que dejó en el medio la prematura muerte de Alex Raymond en accidente de tráfico—, las cosas se mueven y los ejecutivos empiezan a hacer sus cálculos. Temiendo perder el ofrecimiento que Starr había hecho poco antes con dos propuestas de serie distintas (una sobre un médico misionero y otra sobre una actriz), le ofrecen un contrato para la segunda y crea el título que le ha hecho más famoso (no sin antes recomendar a su amigo John Prentice para que continuara el Rip Kirby de Raymond). Nacía así On Stage (renombrada en 1961 como Mary Perkins on Stage), que se publicaría sindicada a través del CTNYNS (Chicago-Tribune-New York News Syndicate). Se trata de una soap opera, en cuyo argumento se mezclan elementos de las telenovelas, el costumbrismo, la aventura y toques de humor. El hecho de tener una protagonista femenina, el desarrollo preferente de la acción en el marco urbano (aunque no sólo) y las situaciones cotidianas que viven los personajes, la aproximan bastante a otras creaciones más famosas, como The Heart of Juliet Jones (de Stan Drake), o la sofisticada Carol Day, del extraordinario dibujante británico David Wright.
Dominical de Mary Perkins on Stage, anterior al cambio de título de la serie
Como el propio título indica, la serie se centra en una joven actriz llamada Mary Perkins y en las peripecias de su carrera, mostrándonos el "backstage" de la profesión en lugares como el Broadway neoyorquino, Hollywood y diversos escenarios y localizaciones internacionales del mundo del cine. Al igual que otros títulos famosos de los cómics de prensa norteamericanos, Starr enriqueció su creación incluyendo una larga nómina de personajes secundarios, entre los que podríamos destacar por su antigüedad a Pete Fletcher (novio de Mary), que aparece ya a principios de 1957 y terminaría casándose con la protagonista dos años después (dominical del 13 de diciembre de 1959), en una situación muy habitual en este tipo de historietas, donde la acción fluye de manera ininterrumpida y sin solución de continuidad, con unos personajes que evolucionan y van cambiando con el tiempo. Es el caso de la propia Mary, que al principio de la serie se presenta ante nosotros como una joven llegada a la cosmopolita ciudad de Nueva York desde el medio Oeste norteamericano y termina convirtiéndose en una sofisticada mujer, que vivirá todo tipo de aventuras en los más variados escenarios.
Primera dominical de la serie, según la edición de Classic Comics Press
Al margen del alto nivel artístico que Starr desplegó en esta obra —haciendo gala de un estilo de dibujo clásico, realista y elegante, muy similar al de otros grandes cartoonist de la época, como Raymond, Drake, Foster, Tufts, Dan Barry, etc.—, en Mary Perkins on Stage destaca también el interés del autor por lo narrativo, que aparece muy acentuado en esta serie, pese al detallismo gráfico (casi preciosista de los dibujos). En este sentido, el enorme esteticismo de las planchas no es un obstáculo para el ritmo de la narración, ni empece la sorprendente capacidad de Starr para situar la cámara imaginaria en los lugares más adecuados en cada momento y según las necesidades de la acción. Por otro lado, nos gustaría destacar el realismo de las situaciones y el valor de los guiones, que también estaban firmados por el propio dibujante. De ellos podríamos destacar la calidad de sus diálogos, así como el hecho de que los personajes aparezcan perfectamente caracterizados y resulten creíbles por no ser arquetípicos. No son símbolos —tal como señala Walt Simonson hablando de la serie—, sino «individuos comprensibles y convincentes» («comprehensible and compelling individuals») (1). Un título, por tanto, de grandísima calidad, que merecería tener su buena edición en nuestro país. Quizá Manuel Caldas —el bendito Manuel Caldas— lea este consejo y se atreva a hincarle el diente. Por pedir, que no quede...
Tercera dominical (24-02-1957), en la que ya se aprecian los cambios estilísticos realizados sobre Mary
tras su llegada a Nueva York y después de caer en manos de su agente teatral, Gordon D'Avilla
Mary Perkins on Stage comenzó a publicarse el 10 de febrero de 1957, siendo el día 9 de septiembre de 1979 el de la publicación de la última Sunday strip. Aunque en 1970 el teórico e historiador del cómic Raymond Miller aseguró que ciertas evidencias internas de la primera dominical hacían pensar en la posibilidad de que la serie se hubiera iniciado al menos una semana antes bajo el formato de tiras diarias (daily strips). Sea como fuere, lo cierto es que estamos hablando de más de 22 años de continuidad en los periódicos norteamericanos, lo que muestra el grado de éxito y aceptación de la serie por parte del público. Asimismo, el hecho de haber sido premiada por la National Cartoonists Society en los años 1960 y 1963 y de que Starr obtuviera el Reuben Award en 1965, son pruebas fehacientes de que tambien fue muy apreciada por parte de la crítica y de los profesionales, compañeros del dibujante ahora fallecido.
Ficha de Starr que puede verse en la entrada que la NCS le dedica al autor en su site
En la actualidad, y desde el año 2006 en que se inició el proyecto, Classic Comics Press está reeditando la serie completa de Mary Perkins en formato de álbum. El último volumen previsto —incluyendo las dailies y sundays comprendidas entre el 19 de septiembre de 1977 y el 9 de septiembre de 1979— aparecerá en diciembre de este año 2015. Insistimos en que no estaría nada mal que algún editor se interesara en esta serie para darla a conocer en España. Creemos que lo merece.
Tras abandonar su título estrella Leonard Starr asumió el proyecto de relanzar Little Orphan Annie, célebre serie creada a principios de los años 20 por Harold Gray (fallecido en 1968), que se había publicado ininterrumpidamente entre el 5 de agosto de 1924 y finales de 1973, cuando fue suspendida tras haber pasado por las manos de un buen número de dibujantes que no lograron evitar el descenso de suscripciones por parte de los periódicos que la publicaban. La decisión de Starr no fue ajena al hecho del enorme éxito que había tenido en Broadway el musical Annie, basado precisamente en la tira de Gray. Y lo cierto es que consiguió dar un impulso considerable a la misma, remozándola y modernizándola para hacerla más atractiva al nuevo público. En primer lugar modificó el título, acortándolo hasta dejarlo como Annie (al igual que la comedia musical). También desplegó su elegante estilo, apartándose un tanto de la estética arcaizante que había tenido desde la época de Gray —dibujante estupendo, aunque algo más tosco—, pero sin renunciar completamente a ella, lo que habría supuesto una pérdida de identidad de la serie. Lo cierto es que su etapa al frente de la misma —que duró hasta el retiro de Starr en el año 2000— fue la más exitosa junto a la del propio creador. Posteriormente fue continuada por otros autores, pero terminó decayendo, hasta desaparecer el 13 de junio de 2010, día en que apareció la última tira.
En los años 70 y 80 del pasado siglo nuestro homenajeado volvió a realizar algunas colaboraciones esporádicas en el mundo del comic book, concretamente para DC. También guionizó la serie Kelly Green, dibujada por Stan Drake y editada en Francia por Dargaud, entre 1982 y 1987, primero por entregas en la revista Pilote y luego en cinco álbumes titulados, respectivamente, Le contact (1982), 1, 2, 3, mourez (1983), Cent millions, mort comprise! (1984), Do, ré, mi... Sang! (1984) y La flibuste de la B. D. (1987). Aquí tuvimos la oportunidad de conocer sólo tres de los cinco episodios originales; en concreto el primero de ellos —que apareció seriado en los números 6, 7 y 8 de la revista Totem Calibre 38 y también como álbum de Ediciones Junior, bajo el título de El contacto—, el tercero y el quinto y último que fueron publicados de manera íntegra en los números 6 y 11, respectivamente, de la revista El aventurero, publicación muy interesante, pero de efímera vida.
Dos muestras (soberbias) del arte de Stan Drake en Kelly Green
No desdeñó Starr el campo televisivo y de la animación, como lo demuestra su participación literaria en diversos guiones para series de dibujos animados como Ghost Warrior (de la productora Rankin Bass) y Thunder Cats, para la que escribió 23 episodios.
Cabecera de la segunda serie mencionada arriba, con los actores que daban vida
a los personajes y la imagen del propio Starr a la derecha del todo
a los personajes y la imagen del propio Starr a la derecha del todo
En sus inicios como dibujante Leonard Starr desplegó un estilo más cercano a historietistas como Milton Caniff que al de otros a los que terminaría pareciéndose y que ya hemos mencionado arriba, caracterizados por el realismo de su dibujo. Esta circunstancia se aprecia tanto en el entintando, como en los rasgos caricaturizados de los personajes. Con el tiempo, sin embargo, dichos estilemas fueron modificándose hasta dar como resultado un dibujo elegante, clásico, de gran realismo y enorme calidad, que sitúa a Starr —pese a su menor celebridad— al mismo nivel de los mejores cartoonists de su tiempo. El propio autor confesó más de una vez que sus influencias principales en el campo de la historieta habían sido el citado Caniff, pero también Raymond y Sickles. Y afirmó que, como en el caso del maestro de Hillsboro, enseguida se dio cuenta de que no importaba tanto la simple belleza de los dibujos, cuanto las historias que estos debían contar. De ahí su significancia, también, como gran narrador de historias.
The Nighthawk, en Western Comics #21
Y a continuación una buena tanda de imágenes para apreciar el arte de Leonard Starr en lo que vale. ¡Que la disfruten!
Plancha de apertura de la serie The Nighthawk, aparecida
en el número 21 de la revista Western Comics, de DC, de 1948
en el número 21 de la revista Western Comics, de DC, de 1948
Historia completa aparecida en el nº 123 de Star Spangled Comics, publicado en diciembre de 1951.
Obsérvese la calidad del trabajo de Starr para la fecha (gentileza de Ger Apeldoorn)
Otra historia completa publicada, esta vez, en el nº 204 de Detective Comics (febrero de 1954).
Aquí ya se ve que el estilo de Starr había madurado y empezaba a encaminarse
hacia lo que luego hizo (gentileza de Ger Apeldoorn)
hacia lo que luego hizo (gentileza de Ger Apeldoorn)
Las siguientes imágenes en color de las dominicales de Mary Perkins on Stage son gentileza de Mike Vosburg, que las tiene publicadas en su blog Vozwords (de donde las ha tomado un servidor).
Ahora algunos originales de Mary Perkins y Annie, para apreciar el gran arte de Leonard Starr...
Y para concluir algunos detalles de viñetas, en las que podemos admirar la consumada técnica de entintado a pincel por parte de Starr.
Agradezcamos a Leonard Starr toda la belleza que dejó en este mundo cruel, los buenos momentos que ha hecho pasar a los innumerables aficionados que disfrutaron con su arte y confiemos —sinceramente— en que nos espere mucho tiempo allá donde se encuentre ahora mismo... Aquí concluye nuestro homenaje a este gran historietista.
Sit tibi terra leuis!
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(1) En la introducción al primer volumen de la edición de Mary Perkins on Stage por Classic Comics Press, Chicago, 2006, p. 4.
Una pena. Bonito homenaje. Yo todavía no he leído "On Stage", pero me encanta cómo dibujaba este hombre.
ResponderEliminarUn saludo.
PD: Por lo visto, al igual que Gil Kane, también fue vecino de Paul Newman.
http://todaysinspiration.blogspot.com.es/2015/07/leonard-starr-and-ultimate-cool.html
Magnifica su exposición sobre el arte de L.Starr.
ResponderEliminarSu trabajo en castellano incomprensiblemente no lo he visto editado en nuestro país (salvo Kelly Green como guionista) .
Caldas haría una edición extraordinaria de On stage, pero creo que debe estar un poco liado con sus actuales trabajos.
Un saludo.
T
¡Qué excelente selección de imágenes para ilustrar la obra de un gran artista, Alberich! No sabía que había muerto. En Estados Unidos sí era muy conocido. De hecho, el prólogo de la edición cuya portada reproduces aquí, escrito por Walter Simonson, comienza con una opinión de Howard Chaykin, que considera "On Stage" la última gran "tira" de aventuras; a renglón seguido, el propio Simonson la compara en calidad nada menos que con el Terry de Caniff, el Capitán Easy de Crane (otro cuyas bellísimas "sundays" tampoco parece que vayamos a ver por aquí) y la Modesty Blaise de Holdaway. Este juicio de Simonson puede parecer exagerado, pero yo tengo dos originales de Leonard Starr y, al contrario de lo que ocurre con otros dibujantes, que en el original fuerzan la anatomía o las expresiones o dejan algunos detalles apenas esbozados, no por torpeza, sino a sabiendas de que todo parecerá más natural al ser reducido en la impresión, en Starr todo da la impresión de ser armonioso y perfecto, y está entintado con una elegancia extraordinaria. En este aspecto, me recuerda mucho a Alex Raymond o Frank Godwin, y ya sabes lo que pienso de este último (¿no había por ahí una sunday suya esperando a ser disfrutada por los infortunados que no son su dueño? Es broma: ya sé que tus días también tienen 24 horas). En fin, descanse en paz.
ResponderEliminarGracias, amigos, por vuestros comentarios y por estar "ahí", pues en estos días de canícula gorda y asfixiante (que diría Raf) animan a seguir trabajando, pese al calor...
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