Revista Trinca, nº 26, página 27
PUES eso... He ahí el símbolo de una época maravillosa y ya perdida para siempre. Un simple anuncio, aparecido en la benemérita revista Trinca, donde se avanzaba la publicación del primer volumen de El Cid, de Antonio Hernández Palacios(1). ¿Hace falta añadir algo más cuando las imágenes, unidas a la memoria y al recuerdo, lo dicen todo? Al menos así es para toda una generación de muchachos que disfrutó de aquellos magníficos tebeos siendo niños o adolescentes, y que ahora son padres talluditos (¿e incluso abuelos?).
¡Qué tiempos! (sin duda me hago viejo).
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(1) La salida del libro se retrasó y, al final, terminó siendo el noveno de la colección, precedido por Los guerrilleros 2 (nº 7) y La conquista del cielo 2. Aviación española (nº 8).
Sin duda, no seré yo quien te contradiga. Yo me voy aproximando al medio siglo, y sin embargo, tengo la sensación de que aún me queda mucho por aprender. Se hace uno mayor cuando esa sensación o espíritu desaparece. Es algo que uno no elige, pero que se gana dia a dia.
ResponderEliminarHoy me temo que me he levantado fatal. Cuando se cuentan estas batallitas me acuerdo del abuelo cebolleta ...
No tendrás por casualidad esa portada bien escaneada? No la encuentro por ninguna parte, y en su dia no conmsegui ningún album de El Cid de Doncel, estaban agotadísimos.
ResponderEliminarTengo uno "repe" de Haxtur, lo cambio por uno de El Cid.
Lo dicho, con el pie izquierdo.
"Yo me voy aproximando al medio siglo, y sin embargo, tengo la sensación de que aún me queda mucho por aprender".
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Pues no puedo estar más de acuerdo. ¿No te ocurre (a mí, desde luego, sí) que no terminas de creerte la edad que tienes? Quiero decir: sabes cuántos son (y desgraciadamente eres consciente de que no puedes hacer nada por evitarlo), pero ves la cosa como si no se tratara de ti mismo, como si continuaras siendo el mismo de siempre. No sé cómo explicarlo. Quizá sea, como dices, por el hecho de tener siempre ocupada la cabeza en mil cosas distintas y entretenidas. No sé...
En cuanto a los ejemplares de El Cid de Doncel, todavía hoy es fácil conseguir algún ejemplar. Echa una ojeada a este enlace, o en este otro y ya me dirás... Por otro lado, si buscas en portales de venta de libros de segunda mano (Todocolección, eBay, etc.) seguro que encuentras más ejemplares.
En cuanto a lo de la portada de este primer volumen, creo que no tengo ningún archivo de calidad, pero lo miraré. De todas formas, los amigos de CHT colgaron aquí una imagen bastante aceptable. No sé si te valdrá.
Un abrazo.
Efectivamente, es como si el que cumple años fuera otro. Yo diría que a las generaciones anteriores no les pasaba. O no nos lo contaban.
ResponderEliminarGracias, la de CHT está mas que bien.
Es curioso que habléis de la edad y de vuestras aproximaciones a cierta cifra.
ResponderEliminarEl otro día cumplí precisamente 50 años. En efecto, medio siglo. Justo lo que parece que pronto os pasará a vosotros.
Mis sinsaciones son exactamente las mismas que las vuestras. Me miro al espejo y veo un hombre de cierta edad, con bastantes canas y una piel que ya pierde brillo. Sin embargo, en mi interior me siento el mismo de siempre: aquel chaval que leía a escondidas los cuadernillos de Trueno y los álbumes de Tintín, o el adolescente que descubrió la poesía y los clásicos españoles, o el joven contestario que acudía a las manifestaciones y devoraba las revistas de cómics de los 80, o el no tan joven que tuvo dos hijas maravillosas y encontró un hueco en el mundo filológico.
Todavía sigo jugando al baloncesto. Pero no es que niegue el deterioro de mi cuerpo, sino que simplemente me siento el mismo que hace 25 años, cuando me lesioné en la rodilla y tuve que dejar el juego de competición. Me falla la velocidad, la capacidad del salto, pero en lo demás respondo de forma parecida.
No tengo duda: soy la misma persona, el mismo ser, la misma esencia. ¿Por qué, entonces, me hago viejo?
Silencio.
Silencio.
ResponderEliminarAsí empezaba Tom Sawyer, cuando su tía lo llamaba para lavarle las orejas. ¡Cuanto me gustó esa novela!
Huckelberry Finn, el que dormía en un tonel, Becky Tatcher, la de las trenzas hija del juez, creo que fueron al cementerio con un gato muerto y a partir de ahí la liaron, ... el indio Joe, ...me acuerdo mejor que cosas de hace mucho menos tiempo.
Vamos atener que penalizar este tipo de entradas, amigo Alberich.
:)
"¿Por qué, entonces, me hago viejo?"
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That's the question... Ésa es, me temo, la misma maldita pregunta que nuestra especie lleva haciéndose hace milenios. Y lo peor de todo es que no hemos encontrado una respuesta satisfactoria. "Por un proceso de oxidación", te dicen algunos repipis... ¡Ya ves, como si fuéramos bicicletas que se dejan a la intemperie en la terraza. ¡Manda "güevos"!
Por cierto: ¡felicidades, vejestorio...!
"Vamos atener que penalizar este tipo de entradas, amigo Alberich".
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Como sigamos así, desde luego... ¿Pero a que da cierto regustito recrearse en lo nostálgico? Yo es que soy de temperamento muy melancólico (qué le voy a hacer).
Parece ser que fue uno de los muchos caminos que pudo escoger la vida durante su formación. Seguimos viviendo en los que heredan nuestros genes, así nos perpetuamos. Cuanto mas elemental es un ser vivo menos sentido tiene esa pregunta. Pero en nosotros nos ocasiona un sinfin de problemas desde el momento en que tomamos consciencia de ello.
ResponderEliminar¡Toma ya! Vaya parrafada. No la hacía tan larga desde la entrada de Pagan Lee.
Y eso que eres el mas joven, chavalín.
ResponderEliminar¡Ayyyyyy! ¡Pagan Lee...! ¡Qué mujer...! (suspiro).
ResponderEliminar"Y eso que eres el mas joven, chavalín".
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Así me lo parece a mí. Y que siga siendo por muchos, muchos años, ¿eh?
Y que vosotros lo veáis...